Cap. 36: Un nuevo amanecer

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Una preocupada madre se levantó de su cama matrimonial muy temprano, su instinto le decía buscar a uno de sus hijos, pero no entendía el porqué, así que para despejar esa duda, se separó de su aún dormido esposo y se levantó de su cama matrimonial, para así rondar por la zona, buscando ese algo que la inquietó.

Lo primero que se aseguró de ver, fue a sus hijos Caín y Abel, pero al ver que aún seguían dormidos, sin hacer mucho ruido, se retiró de sus habitaciones. Era extraño para ella tener aún esa inquietud en su pecho, así que con aquello presente, siguió rondando por los pasillos de la zona humana.

Pasó por las habitaciones de los primeros humanos combatientes del Ragnarok, pero no encontró mucho, Lubu la saludó al verla despierta mientras que él hacía su ejercicio matutino, Poseidón la recibió en la habitación del espadachín Sasaki antes de poder entrar, así que ella amablemente le sonrió y devolvió el saludo antes de continuar con su camino, al ir con Jack, lo encontró preparando recién su desayuno, en dónde tuvo que rechazar cortésmente la oferta del inglés para quedarse a desayunar, por alguna razón, ella aún sentía esa preocupación de la mañana, así que decidió mejor continuar buscando cosa que Jack comprendía, en la habitación de Raiden, sólo vio dormir plácidamente al sumo con muchas mantas, así que para no despertarlo se retiró de la habitación, pero al momento de hacerlo, Raiden abre los ojos y suspira aliviado, ya que debajo de todas esas mantas estaba Prudr (Thrud) durmiendo plácidamente mientras abrazaba a un Raiden desnudo.

Mientras tanto, en los pasillos, la madre omega no comprendía el porqué de aquella preocupación que crecía en su pecho, sin embargo, aquello se aclaró cuando pasó por la habitación del emperador.

Antes de tocar la gran puerta, pudo captar cierto aroma que la preocupó en demasía, pero antes de entrar es detenida por los sirvientes del emperador.

—Disculpe mi señora, no la podemos dejar pasar— dijo uno de ellos.

—¡Por favor, déjenme pasar!— exclamó Eva preocupada —Presiento... que Qin Shi Huang no se encuentra bien— ante su preocupación los sirvientes se miraron pero negaron su entrada —Por favor, asumiré toda la responsabilidad si se les impone un castigo, pero... ¡por favor, déjenme entrar!— Eva quería entrar y su preocupación crecía ante aquello.

—Espere unos segundos, avisaremos a nuestro amo de su llegada— fueron las últimas palabras que Eva escuchó de un sirviente, antes de verlo desaparecer.

Para Eva aquello le pareció una eternidad, sin embargo, el sirviente, al volver, alejó a los guardias que le impidieron el paso y Eva sin perder el tiempo, corrió hacia la habitación del emperador, en dónde al abrir la puerta de golpe, tuvo que taparse la nariz, ya que el olor de las feromonas era sofocante.

—S-Señorita... Eva...— decía un Qin cansado —buenos...— pero antes de hablar, Eva le quita a su bebé y rápidamente pasa a abrir las ventanas, en dónde al llegar el aire fresco el bebé comienza a gimotear triste, al parecer estuvo llorando toda la noche —No... dame... dame a mi bebé...— decía Qin gateando cansado y con miedo hacia Eva.

Rápidamente Eva envolvió el ambiente con sus feromonas y esto tranquilizó tanto al emperador, que se desmayó antes de siquiera tocar los pies de la omega.

Sin perder el tiempo, la omega comenzó a cuidar de ambos.

Los sirvientes ayudaron a dejar al emperador en su cama mientras que Eva procuró en alimentar correctamente a la bebé y revisar que aquella gran cantidad de feromonas no la hallan hecho daño, además, mientras Qin dormía, mandó a los sirvientes a traer a Nostradamus, en dónde al llegar el doctor, ella le explicó toda la situación que observó antes de encontrarse con el emperador.

Patinando en hielo (Hades x Qin Shi Huang) (Yaoi/BL Snv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora