Amaneció y la lluvia junto con los ruidos de relámpagos pararon, Hades se sintió realmente cómodo en su cama, el leve aroma que antes había notado ahora lo estaba envolviendo de forma relajante, quería estar así un rato más pero entonces siente un leve movimiento que poco a poco apartaba su brazo de algo suave que estaba abrazando.
¿Que estaba abrazando? Eso confundió mucho a Hades, así que rápidamente abrió los ojos viendo mejor ahora el cómo el emperador le estaba apartando el brazo mientras le daba la espalda, algo enojado por la sorpresa de verlo, decidió sentarse en la cama logrando así apartar completamente su brazo, quería preguntar el cómo fue posible que él llegara aquí sin su consentimiento, pero entonces antes de hablar es interrumpido por el mismo emperador.
-Buenos días Hades-xiang- dijo Qin de forma serena mientras se levantaba completamente de la cama -disculpe por la intromisión, no volverá a pasar- fueron sus palabras antes de salir de la habitación.
Hades relajó sus facciones y comenzó a levantarse de aquella cama, no le agradó mucho la idea de dormir a solas con el emperador, así que al salir de su habitación llamó a uno de sus sirvientes para cambiar completamente las sábanas de su cama, mientras que él iba a desayunar.
Ya en el comedor, fue raro para Hades no ver al emperador estar ahí en la mesa, pero tampoco se preocupó así que simplemente tomó algo ligero antes de ir a su biblioteca, en eso, Hades recordó tener cierto libro de hechizos que lo podía ayudar a librarse del emperador, pensó que podría no funcionar pero no importaba si lo intentaba de todas formas.
Al llegar a su biblioteca se encontró con la sorpresa de que el emperador estaba sentado leyendo un libro sobre los reinados de China, lo vio tan sumido en su lectura que decidió no fastidiarlo y dejarlo a que terminará, se dijo así mismo que más tarde iría por el libro de hechizos que buscaba.
Mientras tanto un serio Qin Shi Huang leía todos los reinados de sus predecesores, se sintió enojado y decepcionado al saber cómo lideraron los emperadores posteriores a él, los considero débiles e ineptos conforme pasaba cada generación, al menos no podía decir nada de los primeros pero tampoco es que se libraban.
"Tengo que ir a corregirlos", fue el pensamiento de Qin Shi Huang al terminar de leer el libro.
El emperador tranquilamente se levantó de aquel asiento de la biblioteca y se fue de aquella zona ignorando completamente a todos, hasta incluso Hades que pasaba por ahí de forma tranquila.
Esa mañana en el coliseo, los gritos no pararon, los dioses, semidioses y humanos se preguntaron el porqué ocurría eso y la respuesta la obtuvieron al ver cómo el emperador Qin Shi Huang salía de cada habitación diferente, dejando atrás a alguno que otro humano moribundo.
Después de aquella mañana, justo al llegar la hora del almuerzo, un tranquilo Hermes servía algo de pasta a sus hermanos Ares, Apolo y Afrodita, hasta incluso a Loki que había venido de visita para fastidiar a sus hermanos, en eso, sin previo aviso el muro que estaba cerca a ellos fue derrumbado y esto sorprendió mucho a los dioses dónde rápidamente comenzaron a alejarse de ahí pero... Ares no pudo salirse a tiempo así que parte de la pared le cayó encima.
Cuando el polvo que los rodeaba se dispersó vieron a un divertido Qin Shi Huang ingresando por la zona destruida y sentándose en la silla principal dónde anteriormente Ares estaba.
Todos lo miraron de forma extraña y confundida, todos menos Hermes que parecía más que feliz.
-Joven emperador, buenas tardes, es bueno volver a verlo, dígame ¿qué lo trajo hasta aquí?- Qin sólo sonrió y lo señaló con sus dos garras.
-El pulso me trajo hasta aquí- eso hizo reír a Hermes -además tengo hambre- fue su simple respuesta ganándose el enojo y las risas de algunos de los dioses presentes.
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Patinando en hielo (Hades x Qin Shi Huang) (Yaoi/BL Snv)
Fiksi PenggemarGracias a un golpe ocasionado por el mismo dios del inframundo, Qin Shi Huang o más conocido como el joven Ying Zheng pierde la memoria y ante el enojo de su valquiria obliga a este mismo dios a cuidarlo ya que ni ella misma soporta los destrozos qu...