En medio de la tranquilidad, un emperador, despertó en una habitación blanca...
—Mi... bebé...— fueron sus primeras palabras.
En eso, nota que una sombra aparece a un costado de él.
—¿Mnhh?... Buenos días Qin y sobre nuestra cría, mira, está aquí...— decía Simó con dulzura, mientras acercaba un pequeño bulto a su omega —es... es una niña~... y tiene tu lindo cabello negro— halagó el francotirador mientras veía cómo el emperador buscaba entre el bulto a su cría.
—E-Es... preciosa~— dijo sin más el emperador para comenzar a acariciarla, sin embargo, Qin detuvo su acción al sentir el aroma de Simó en ella, así que confundido, buscó repuestas en su novio —pero... porqué... ¿porqué... tiene tu aroma?— ante su pregunta, Simó simplemente sonrió.
—Te dije, que era nuestro bebé... cariño~— fue su simple respuesta antes de acariciar los cabellos del emperador —no... no hay más preguntas, ¿de acuerdo?— el emperador simplemente asintió y siguió contemplando a su cría.
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.Por otro lado una llorosa Perséfone, era abrazada por un calmado Hades.
—¡Perdón!...— decía Perséfone con desespero mientras apretaba el abrazo, que su esposo le otorgó, con un poco más de fuerza —¡perdón por decirte algo tan horrible cariño!... ¡perdón!— decía ella al recordar cómo quería a la cría del emperador muerta —S... ¡Si tan sólo!... l-le hubiera creído... Ahora... ¡Ahora!... Yo... ¡Yo!... ¡Yo jamás...!— sin embargo, ella no pudo terminar de hablar con su lloriqueo, ya que, siguió sumida en sus pensamientos culpables.
Aquella cría... en verdad era del emperador y del francotirador. Si no fuera por Hades, que le habló con la más pura verdad, ella... lo habría obligado a hacer un tremendo error.
—Descuida, aquello no fue tu culpa— siguió Hades consolando a Perséfone con una sonrisa, pero en realidad... él aún seguía atónito por aquella verdad. Esa cría... no era suya como él creía... —Aquello que tuve con él... sólo fue por instinto... y es por ello, que te pido perdón cariño, no debí lastimarte de esa manera— fue entonces, que Hades alejó a Perséfone para sostener su mejilla húmeda con una de sus manos —Perséfone... por favor, aquí y ahora, te pido con todo mi ser... que te quedes a mi lado— Perséfone vio el rostro de su esposo y aún triste, se apegó y lo abrazó con mucha más fuerza, mientras que el campo de espinas que los rodeaba, comenzó a florecer con pequeñas rosas blancas —perdóname... mi pequeña Perséfone, lo siento...— dijo Hades antes de devolver nuevamente el abrazo.
En esos momentos, el rey no se sentía presente.
Por más que abrazaba a Perséfone, la extrañeza que sentía en esos instantes, no desaparecía, de pronto, en medio de su abrazo, un tintineo pasó por sus pensamientos y todo... gracias a aquella cría...
—Te amo Hades— dijo Perséfone cómo si tuviera miedo de perder a su esposo otra vez —h-haré... que tu instinto... me acepte— y con aquellas palabras, sellaron su promesa con un beso algo agridulce.
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.Los humanos quedaron fascinados con la primera cría nacida entre ellos, la mayoría, pero no para el caso de Rasputin.
Ya que, después del castigo que recibió, no quería saber nada de aquellos dos omegas, ni siquiera ellos lo querían ver, pero, a pesar de lo que él hizo, se le permitió dejar ver a la cría; claro, después de que su castigo al fin haya terminado y eso se debe, a que Eva, la madre de la humanidad, creía en la redención, es decir, en las nuevas oportunidades.
No obstante, Rasputin, después de ver a la cría, vio a ambos padres y se rió levemente en sus caras, cosa que no agradó mucho a ambos omegas.
—Ustedes dos, no dudarán mucho— dijo con diversión el monje mientras se retiraba de la habitación, en vista de la madre de la humanidad y los dos padres omegas.
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Patinando en hielo (Hades x Qin Shi Huang) (Yaoi/BL Snv)
FanfictionGracias a un golpe ocasionado por el mismo dios del inframundo, Qin Shi Huang o más conocido como el joven Ying Zheng pierde la memoria y ante el enojo de su valquiria obliga a este mismo dios a cuidarlo ya que ni ella misma soporta los destrozos qu...