Cap. 37: Trato

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Luego de algunas horas, Qin pudo lograr levantarse, pero al hacerlo, recordó a los segundos a su agobiada cría.

—¡Mi bebé!— se exaltó el emperador, comenzando así a buscar a su bebé por los lados de su habitación.

Sin embargo, un sonido le llamó la atención y cuando vio a Eva con su cría en brazos pasar a la habitación, la preocupación que sentía bajó y rápidamente salió de la cama sin importarle su estado, él en verdad tenía unas inmensas ganas de abrazar a su hija.

—¡Qin, espera!— le advirtió Eva cosa que fue ignorada por el emperador.

No obstante, Qin al acercarse, obtuvo una gran sorpresa, ya que cuando apenas liberó un poco de sus feromonas de felicidad, su bebé, automáticamente, comenzó a llorar con fuerza.

Eva al percatarse del aroma, detuvo al emperador y le pidió que se calmara antes de poder liberar ella parte de sus feromonas.

Qin quedó atónito, su cría se estaba calmando poco a poco con el aroma de la omega y esto lo hizo sentirse rechazado, pensó que su cría ya no lo quería y esto le provocó unos inmensos celos.

—Eva, dame a mi bebé— pidió seriamente el emperador.

—Qin, necesitas descansar— decía amablemente Eva entendiendo la situación —en la mañana, ustedes casi...— sin embargo, el emperador la interrumpió.

Dame a mi bebé, Eva— era más una orden que un pedido y esto hizo gimotear de tristeza a la bebé.

—Ying...— Eva no podía contradecirlo, no quería que nadie saliera lastimado por el llamado del instinto, así que con cuidado, le entregó a la bebé, que ya empezaba a llorar en los brazos de la omega.

En vista de aquello, el emperador, al tener a su cría en sus brazos, la miró con suavidad y comenzó a liberar sus feromonas dulces para tranquilizar a su bebé, sin embargo, aquel intento de calmarla no funcionó.

—Papá está aquí, por favor... cálmate— decía con suavidad el emperador, pero aún así la bebé no dejó de llorar y aquello lo comenzó a inquietar.

Eva al percatarse del asunto, liberó parte de sus dulces feromonas para calmar a ambos, cosa que comenzó a funcionar y aquello era debido a que, al ser la primera omega, tenía el poder de apaciguar a cualquier omega, beta o alfa que se encontraba cerca de ella y cómo el emperador necesitó ayuda, liberó un poco más de sus dulces feromonas, envolviéndolos así para calmar el ambiente, cosa que funcionó, ya que la bebé, dejó poco a poco de gimotear.

—No tenías porqué hacerlo...— dijo con tristeza el emperador.

—Era necesario Qin... un omega jamás debe lastimar a los suyos— estas palabras molestaron al emperador, sin embargo, no podía objetar nada con la tristeza presente en él, ya que gruesas gotas de lágrimas comenzaron a resbalar por su rostro mientras se mordía un poco la parte inferior de su labio.

—¡Yo... no quería lastimarla!— decía entrecortadamente el emperador mientras observaba a su bebé —¡Lo siento!—

Eva abrazó al emperador y después lo separó de su cría que comenzó a dormir; con cuidado, ella llevó a la bebé a su cuna, cerca a la cama del emperador, y luego regresó con Qin, para así abrazarlo nuevamente y comenzar a tranquilizarlo.

—Perdón, perdóname... lo siento...— decía fuera de sí el emperador mientras abrazó a la omega mayor.

Eva sabía por lo que estaba pasando Qin y aquello la preocupó, ya que en su estado, podría matar sin compasión a su cría, sin que el mismo, se percatara de la situación.

Patinando en hielo (Hades x Qin Shi Huang) (Yaoi/BL Snv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora