Capitulo 43

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Conduci hasta la empresa de Emir, me estacione y me bajé con mi bolso y el postre, lo decore un poco pienso que es un buen comienzo para cambiar. Me apresuro y los guardias me dejan entrar, me dirijo hasta la oficina de él, me doy cuenta que su secretaria no está y entro a su oficina sin tocar después de todo soy su esposa.

Me detengo es seco cuando veo a mi padre, Andrew y a Emir sentados en la salita de la oficina..me miran.

— Yo...yo lo siento mucho— Digo avergonzada —Hola papi...— Sonrio un poquito

— Mi Aysel...— Emir me dice con dulzura y veo como Andy lo asesina con la mirada, Emir se levanta y camina hacia a mi — ¿Podrías darnos un poco de tiempo mi amor?

Me ruborizo y veo de reojo a Andy que mira por la ventana y mi padre está incómodo.

— Claro.... perdón con permiso— Cerré la puerta y me senté en el sillón de espera.

Unos minutos después mi padre y Emir salieron, solo mi padre me sonrío pero Andrew se siguió de largo luego mi papá se fue, rodee los ojos y me puse de pie para entrar.

Una vez adentro de la oficina la pierna fue cerrada por Emir, me abrazó por la cintura y me dio un beso en el pelo

—A que debo tu visita?— se alejó de mi y se sentó en su silla detrás del escritorio, sonreí y puse el postre sobre el escritorio.

—Hice esto para ti, supuse que estabas estresado y traje tu tentempié favorito—  sonreí y por mis dentro maldecía por ser tan hipócrita, Emir me dio una sonrisa con sus labios parecía un poco incrédulo, no lo culpo porque ni yo me creo pero intento hacer lo mejor.

Se volvió a levantar y caminó hacia mi, acarició mi cabello.

—Me encanta que seas tan...atenta— dijo este última palabra suspirando y miró el postre con sospecha

—no está envenenado..— dije un poco molesta

—Lo sé, no creo que alguien como tú  se arriesgué a envenenar a su propio esposo....

Lo interrumpí

—Emir, no lo comas si no quieres...—Empecé a recapacitar en mis palabras y decidí tranquilizarme — porque...lo...comeremos en la cena si es que no lo compartes con tus empleados— Sonreí

—de acuerdo mi amor— se acercó lentamente a mi y puso sus labios contra los míos, dándome un suave beso —Te veo en la cena...

—llega temprano— volvi a sonreír forzadamente, agarré mi bolso y Emir me encamino hacia la puerta pero la voz de Emir me detuvo —¿Si?— caminó hasta a mi y sin más tomó mi cintura y me apego hacia él con fuerza, seguido a esto tomó mi rostro y beso mis labios apasionadamente, sus manos me sujetaban con firmeza —Em..ir— hablé entre el beso quería que se detuviera ya había entendido el mensaje...—Em...Emir— notó mi mirada de desesperación y me soltó

—¿No puedo besar a mi esposa?— acaricio los mechones de mi pelo con sus dedos

—Te veo en casa..— Salí de ahí temblando, Emir y yo nunca habíamos tenido un beso de esa forma y me inquietó mucho.

Saliendo de la empresa me topé con Andy quien me esperaba recargado sobre su auto con los brazos cruzados. Ignoré su presencia y continué caminando hacia mi auto, debía olvidarme de él, alejarlo de mi mente y ser fuerte porque no puedo derrumbarme a sus pies cada vez que lo veo.

—Hey...— Me miró extrañado y bloqueó mi paso, lo tenia tan cerca de mí que podía oler su perfume ese aroma tan característico de él. —¿Que sucedió allá...

—Ya basta Andrew, déjame ir— Interrumpí y quise irme pero de nuevo bloqueó mi pasó

—Aysel..

—No ya basta ¿crees que puedes hablarme mal y al otro día bien?, sé que te lastimé de acuerdo lo que sucedió fue espantoso pero créeme que cuando te digo que fue mi única opción no te estoy mintiendo— Contenia mis lagrimas

—Ays..

—Perdóname Andrew, ni siquiera es fácil para mi decirlo pero ya deja de castigarme una y otra vez, si no quieres entenderme no lo hagas solo observa mi vida y ahí obtendrás las respuestas que quieres..— Dicho esto lo aparté de mi caminó pero el me sujeto del brazo con fuerza entonces ya no pude seguir conteniendo mis lágrimas —Ya Andrew...ya— Me acercó a su pecho y me abrazó, seguía resistiendome pero al final cedí, me hundí en sus brazos e inhale con fuerza su olor.

—Yo nunca he dejado de amarte, cada vez que te veo aun que quiera sentir rabia no puedo, sigo sintiendo ese amor— sus ojos celestes se clavaron en los míos

—¡¿Aysel?!— la voz captó nuestra atención

Mierda...

El trato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora