Capítulo 44

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—¡¿Aysel?!— Emir estaba en medio del estacionamiento parado mientras sus ojos pasaban de mi a Andy

—No hables— me susurró —¡Señor Emir! Su esposa al parecer tuvo un percance....—Emir me arrebató de los brazos de Biersack

—¡Auch!— me quejé del dolor

—No debe de tratar así a su esposa...

—¡Hubiera preferido verla en los suelos antes que sus brazos Señor Biersack!— Estaba detrás de Emir mirando a Biersack con miedo sobre el hombro

—¿Como puede decir eso? ¿Así es como me agradece?...su esposa estuvo apunto de desmayarse y golpearse contra el piso...

—Ya no diga nada más Señor Biersack— dijo con una calma qje daba miedo pero vi sus puños cerrarse con fuerza —Gracias...pero ahora voy a encargarme de mi esposa...—Se dio la vuelta, me tomó el brazo con fuerza y me jaló con él

—Emir...— solté un quejido y me metió al auto con rapidez.

...

Llegamos a casa después del trayecto, me abrió la puerta y me ayudó a bajar, lo miré con mala cara.

—Sueltame— dijo enojada y entré a la casa

—Aysel...—cerró la puerta detrás —Ven acá—

—Que quieres Emir..??— me voltee y suspiré enojada

—¿Como no actuar así Aysel? Después de verte entre los brazos de ese maldito tan cómoda...

—¡Que no entendiste Emir!, ¡Me sentí mal!

—Aysel por favor...¿Como crees que me sentí después de eso?, te sentiste mal pero ¡¿Porque Biersack, Aysel?!

—AY no...parece que estoy hablando con la pared— me giré y caminé hasta el dormitorio donde empecé a quitarme los accesorios —Entonces es cierto...— Mi momento ha llegado

—¿Que cosa?— preguntó extrañado

—¿Hubieras preferido verme en el suelo?— Intenté llorar y funcionó —¿Tan poco te preocupas por mi?— Me senté en banco frente a mi tocador a llorar

—no..no mi amor, todo lo que he hecho hasta ahora es para procurar tu bienestar y tu felicidad, mi bella Aysel..

—Es que no parece— Lo miré y el limpió mis lágrimas con sus dedos

—Eres mi Aysel, entiéndeme no puedo verte con otro hombre

—Emir trato de acercarme a ti, me he estado esforzando para ser una buena esposa y una buena mujer para ti, soy tuya Emir— Le mostré el hermoso anillo de matrimonio en mi dedo, te pertenezco por contrato pero mi cuerpo, corazón y Alma siempre será de Andrew— Y así es como me tratas

—Perdóname, Aysel— lo odio.

Terminó de quitar mis aretes y mi collar por mi, me dio un beso en la punta de la nariz

—Perdóname cariño, llamaré al doctor para que venga a revisarte— me dio un beso en la mejilla y se marchó

...

—Después de que me respondieras las preguntas acerca de la fecha de tu ciclo, síntomas y estado de ánimo, puedo diagnosticarse anemia esos mareos no son comunes, te voy a recetar algunas vitaminas y que comas alimentos con suficiente hierro— dijo mientras hacía anotaciones

—Doctor, ¿Cuanto tiempo estará así?— preguntó Emir

—Si sigue al pie de la letra las indicaciones que le estoy dando ella estará bien en poco tiempo pero tendrá que cuidarse para evitar recaídas— me sonrío y me entregó la receta pero Emir la tomó —Es todo señores

—Si doctor, le daré su cheque— dijo Emir y ambos hombres salieron de la sala.

Suspiré de alivio, me dejé caer en el sofa y los recuerdos de estar entre los brazos de Andy llegaron a ni mente, sentía por dentro esa emoción, amor y cariño que le tengo. Tenerlo frente a frente, su cabello que caía por su frente acariciaba mi rostro, ver sus hermosos labios, ese azul en sus ojos en el cual podía hundirme horas y horas. Sentir sus manos por mi cuerpo, esa conexión que él y yo teníamos no la cambiaría nunca...

En el fondo de la enorme mansión de mármol se escuchaba a Emir diciéndoles a los chefs que la comida que hicieran tendría que ser especial, llena de vegetales y proteínas buenas para mi anemia. Me levanté del sofá y caminé hasta uno de los hermosos ventales de cristal que estaban abiertos, contemplaba el atardecer sobre el mar, el simple aroma a arena, sal y agua me recordaba a los momentos en que Andy y yo estábamos juntos cuando éramos más jóvenes, solíamos jugar por todo el malecon, visitar cafeterías y pasar veladas en el bote de pesca de su mejor amigo, cuando él escribía mi nombre en la arena, me regalaba mis flores favoritas para que al final terminaramos comiendo el pastel de pistacho de su madre en su casa.

Emir me sacó de mis fantasías.

—Aysel— acarició mi espalda —Ya hablé con los chefs para que de ahora en adelante preparen comidas especiales para ti, con las amas de llaves para que no te dejen mover ni un dedo, te quedarás casa..

—Gracias Emir...pero ¿sin salir de casa? Tengo que ir a mi estudio además visitar a mis amigos, mis padres..

—Ellos pueden venir hasta acá o el chófer te llevará, pero no quiero hagas esfuerzos de más

—Emir es solo anemia— dije un poco divertida

—Aysel si no estas al 100 no podrás embarazarte...

Embarazarme, embarazarme (esas palabras retumbaron en mi cabeza)

—Por eso compré esta casa, tienes el océano, playa privada, piscina, invernadero,  todas las comodidades para ti

—Si entiendo pero ¿pensar en tener un bebé? No crees que es muy pronto— Dije

—¿Pronto?— me miró incrédulo —Aysel ya pasaron años y deseo ser padre, tener una hermosa niña como tu o un bello niño o gemelos o no lo sé, tener un fruto de nuestro amor— acarició mi rostro

¿Cuál amor?...

Después de charlar un poco más, cayó la noche y nos dispusimos a ir a cenar, fui a la cocina en lo que Emir fue al comedor. Entré a la cocina, saludé a los chefs..

—Tomaré el plato de mi esposo, se lo llevaré yo— Ambos hombres se miraron entre sí y no les quedó otra más que asentir

Intenté poner mi mejor sonrisa, tomé el plato y lo puse frente a Emir mientras mientras Bell y las demás chicas ponian lo que faltaba de comida en la mesa. Emir se sorprendió, serví su bebida favorita y luego me senté.

Tenía mucha hambre y Emir lo notaba, a mitad de la comida él me sirvió más ensalada de espinacas junto con otro trozo de pollo..

—Gracias— murmure, era la primera vez en estos años que él tenia esa atención conmigo, como saben no siempre pudimos cenar en paz ni mucho menos sin pelear o cenar juntos.

El trato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora