capítulo 48

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Es un maldito desgraciado, infeliz, mentiroso y cobarde. Después de que Emir se fuera a una reunión de negocios por la noche, o a si es como les llama a sus encuentros con su secretaria o chicas, da igual. Me dispuse a observar esas malditas flores olorosas, el elegante sobre donde anunciaban su casamiento y el presente por ser sus testigos en su asquerosa boda, maldita sea.

—¡Zue!— llamé amablemente —¿Podrías venir..?

—Dígame señora— la chica se hizo presente, al parecer estaba cocinando la cena.

—¿Te gustan las flores? ¿Eres alérgica a ellas?— le pregunté frenéticamente

—si y no mi señora— preguntó preocupada

—Llévate este arreglo o si no te gusta, puedes tirarlo a la basura solo asegúrate que nadie lo encuentre

—¿Esta segura?— preguntó

—Si, solo llevatelas ya..— solté las lágrimas

Zue me miró con compasión y sentí como ella colocó una de sus manos sobre mi espalda, a modo de consolación. Yo la miré de reojo.

—Usted sabe que estoy aquí para usted, ¿hay algo que pueda hacer para ayudarla?

Darle una paliza a Biersack.

—Gracias Zue pero no, estoy bien y aun que quisiera no hay nada que alguien pueda hacer por mi.

La pálida chica me miró con compasión y luego se fue, me quedé ahí sola sintiéndome como una estúpida, ya sabia que tenia que olvidarme de él pero otra vez me permití caer en el bucle, eres una tonta Aysel.

Salí descalza en dirección a la playa, hundí mis pies en la arena y caminé casi cayendome, la noche se mezclaba en el horizonte con el mar así que era difícil ver por donde iba. Apenas divisé el alto acantilado donde estaba la mansión Biersack

—¡ERES UN IDIOTA BIERSACK!— Grité con toda mis fuerzas, —¡COBARDE, PATÁN, MENTIROSO!— Era imposible que pudieran escucharme, mis gritos se perdían con el choque de las olas del mar. —OJALA NUNCA TE HUBIERA VUELTO A VER— caí de rodillas en la arena, sentía el corazón roto y las emociones a flor de piel, estaba desecha en su totalidad.

....

El estilista arreglaba mi largo cabello castaño, un glamuroso maquillaje le dio vida a mi rostro, un vestido verde esmeralda adornaba mi cuerpo con joyas a la par. Emir Lucía un elegante traje negro, al bajar las escaleras me recibió con un sonrisa.

—Vaya, cada día eres más hermosa Aysel— dijo y me dio un beso en la mejilla

—Gracias— dije sonriendo falsamente

No estaba preparada para lo que se venía, todo el camino hasta llegar al lugar sentí como un revoltijo en el estómago, las manos frías y sudorosas. Ni siquiera habíamos llegado y ya quería seguir corriendo, al final de cuentas solo tendría que poner una firma e irme.

Un estallido de personas se hizo presente en el lugar, saludar me había dejado aturdida después de todo soy la esposa de uno de los hombres más ricos de Turquía gajes del oficio supongo. Observaba a mi alrededor en busca de Andrew, debería de estar aquí antes que Larissa pero no, primero se sirvió la fiesta de cócteles de bienvenida, como su nombre lo dice es para dar las gracias por asistir a la boda, tomé una copa de champaña y Emir una de vino

—El día de nuestra boda fue el más feliz de mi vida, Aysel— Emir susurró a mi oído, para mi el día de mi boda fue el inicio de mis desgracias

—No lo dudo— le sonreí

—Esta noche te ves especialmente hermosa, hay algo diferente en tu mirada estos días— me dio una caricia en el rostro, le di un trago a mi bebida y enseguida sentí como un malestar, como si me quemara el alcohol pero no de la forma normal si no indigesto.

Nuestra atención fue captada por el nuevo bebé de la familia Dupond, una familia francesa con empresas importantes sobre comunicación, era obvio que estarían aquí, desde que el dueño de la empresa para la que Andrew trabaja se le heredó también se ha vuelto un hombre importante y reconocido.

—Pronto nos veremos así— Emir me señaló a la pareja, y un escalofrío recorrió mi cuerpo

Le ceremonia inició, Emir y yo tomamos nuestros lugares, teniamos que estar hasta en frente ya que seríamos quienes firmaramos el acta de matrimonio también. El lugar se quedó en silencio lo que volvió el asunto peor, mis pensamientos se escuchaban como gritos en mi cabeza. La gente se preguntaba la razón de nuestra falta de un bebé, celebraciones de nuestro aniversario y que éramos la pareja de perfecta como para no tener un retoño o demostrarnos amor.

Por el rabillo del ojo divisé a una alta y esbelta figura pálida..

Andrew

Era él, me puse con la espalda erguida y la frente en alto no tenka que demostrarle que esto me estaba matando como un cuchillo en mi interior. Mis ojos cálidos se toparon con los suyos tan fríos y llenos de odio como siempre ya sido, después de quitarse la máscara, eso es al fin y al cabo. La ceremonia continuó, la melodía de boda comenzó a sonar y Larissa entró con una gran sonrisa, se veía...normal un vestido más, sentí que la mano de Emir sujetó mi cintura y de un vistazo Biersack se tensó.

(Ignoralo, ignoralo) me repetía, tienes que enseñarle que esto no te está afectando. Larissa llegó hasta las manos de Andrew, ambos se sonrieron muy felices...

-Flashback-

Mi sueño dorado casarme con el amor de mi vida, un vestido hermoso de diseñador hecho solo para mi, el lugar repleto de flores, gente que me ama acompañándome, portando la peineta de zafiros azules que mi abuela me heredó, tengo todo menos el amor de mi vida. Emir yacía a mi lado sujetando con fuerza mi mano al poner el hermoso anillo de bodas con un impresionante diamante, después tomé el anillo y se lo puse con delicadeza mientras decíamos nuestros votos.

—Joven Emir, ¿Acepta a Aysel Yilmaz como su esposa?— preguntó el sacerdote

—Acepto— contestó firme

—Señorita Aysel, ¿Acepta ser esposa de Emir K.?

Esas palabras resonaron en mi cabeza y una ansiedad me invadió, volteé a ver a mi familia quienes estaban en la primera fila. Ozan no me miraba, mi madre me lanzó una mirada asesina y mi padre miraba hacia abajo.

—N...n— Emir apretó mi mano, y yo lo miré — Si, quiero decir si aceptó

—Muy bien, felicidades. Puede besar a la novia..

Fin del flashback—

Aysel— la voz mi esposo, me hizo recapacitar — Es nuestro turno

La hora de firmar llegó, salí de la familia con ciudadi de no caerme en mis altos tacones, miré a Andrew mientras subía las pequeñas escalinatas, me tendieron el bolígrafo antes entregado e mi hogar. Me incliné para firmar, una lagrima se resbaló por mi mejilla y cayó sobre el papel. Deslice con suavidad el bolígrafo poniendo mi nombre y la fecha del evento después siguió Emir e hizo lo mismo.

—Felicidades a los novios, están oficialmente casados— musito con alegría el juez de bodas, las personas en el recinto aplaudieron y celebraron dicha unión, yo solo quería largarme.

...

—Llévame a casa, me siento mal— ordené a Emir

—Aysel pero tenemos que quedarnos a la celebración— tomó mi rostro entre sus manos

—Por favor...estoy mareada y me duele el estomago

—¿Comiste algo que no deberías?

—No estoy segura solo llévame a casa...

El trato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora