Despierto en medio de la noche. Parpadeo para aclarar mi visión hacia la oscuridad de la habitación, bostezo y cierro los ojos para volver a dormir pero no puedo hacerlo.
Irritada por por perder mi noción del sueño, me levanto de la cama y observo a mi lado pero Emir no está ahí. Arrugo mi entrecejo al ver la hora en el reloj que cuelga de la pared justo arriba de mis ventanales corredizos, 3:30 AM. Tengo una extraña sensación de estar sola en mi propia casa.
Camino hasta los ventanales y la tenue luz de la luna apenas puede transpasar las cortinas de encaje. En mi reflejo puedo ver que llevo mi pijama color negro y mi melena aún húmeda y alborotada.
Me hago un huequito con las manos para ver más allá de los árboles de mi pequeño bosque que tengo como jardín. Todo se ve tranquilo y sereno, un silencio sepulcral reina y me provoca escalofríos —Creo que debo de dejar de ver películas de terror—. Mejor me doy media vuelta para regresar a la cama y tratar de conciliar mi sueño.
Un silbido hace que detenga mi paso y mi corazón casi me da un paro cardíaco. Tanteo para dar el siguiente paso pero mis articulaciones y músculos se han puesto rígidos. Mis oídos se agudizan.
Brinco del susto al escuchar otro silbido y camino rápidamente hacia mi ventanal en donde abro la cortina con mi mano.
Un sollozo se escapa de mis labios y no lo puedo creer. Andy, es Andy y está a pocos metros de distancia de mi puedo verlo entre los árboles. Sin dudar ni un segundo, abro la ventana corrediza de un jalón y me salgo de mi habitación.
Mis pies descalzos se hunden en el suave y frío césped, camino de forma rápida hasta el lugar en donde está Andy. Aparto frenéticamente las ramas que se interponen en mi camino haciendo que algunas de rompan. Pero cuando llegó al lugar Andy no está, miro hacia mis laterales pero no encuentro rastro del chico del autobús.
Me doy un golpecito en la frente con la palma de mi mano por ser tan tonta e ilusa. ¿Cómo es que Andy vendría a buscarme?, Tonga Aysel, tonta. Ahora resulta que me estoy volviendo loca.
—Sigue soñando Aysel— murmuro mientras doy media vuelta para irme a mi cuarto — sigue... soñando...— me quedo con la frase sin terminar por que Andy estaba detrás de mi, pero ¿Cómo?. Frunzo el ceño
Viste el mismo traje de hace unas horas en el muelle, cabello negro despeinado, ojos azules, labios finos, piel pálida y llena de sus tatuajes que tanto lo diferenciaban. Si es Andy, mi Andy.
—¿Por que fuiste al muelle?— Pregunta con su vista clavada en mi y sin gesticular ninguna emoción
—Te eché de menos, Andy.— susurré con un nudo en la garganta.
—¿Por que huiste?— Ahora noto una sonrisa en la comisura de sus labios, da un peso con su pie derecho — ¿Tenías miedo de no saber cómo reaccionaria?— entrecierra los ojos y da otro paso con su pie izquierda hasta que por fin quedamos frente. Con sus dedos retira un mechón de cabello y lo pone detrás mi oreja luego el comienza a inclinar su rostro y recorre mis labios y mejilla, la punta de nariz roza mi piel luego en mi oído susurra.
—Y si te olvidé...— vuelve a separarse de mi
¿Andy?, ¿Andy?, ¿Se olvidó de mi?. Los ojos me arden, lágrimas amenazan por salir.
Inesperadamente junta nuestros labios en un suave y único beso
— y si ¿ya no hay amor?— dice con enojo, yo lo miro confundida —Y si..¿Solo queda odio y rencor en mi corazón?—pone la mano en su pecho
Yo niego con la cabeza
—Yo te amo, lo sigo haciendo desde hace 6 años. Te amo Andy— ahogo el nudo en mi garganta pasando saliva —Me gustaría poder decirte la verdad, lo juro— murmuro con las lágrimas inundando mi rostro.
—AYSEL— la voz de Emir hace eco
Yo le pasó de un lado a Andy para averiguar si está cerca Emir o no pero para mí sorpresa Andy ya no está.
—AYSEL— golpes en mi puerta me despiertan.
—YA VOY— me levanto de la cama de un salto y arrastro los pies hasta la puerta en donde quito el seguro y la abro
Emir luce realmente echo un furia
—Regrese de la junta y cuando me disponía a venir a a mi habitación para dormir con mi esposa. Resulta que está cerrada la puerta— reclama
—Lo siento— me froto de los brazos
—No vuelvas a cerrar la puerta— gruñe —¿Por lo hiciste?— abre de un tirón las cortinas a tal punto que pensé que las rompería
—No me di cuenta pero te aseguro que no fue por qué me quisiera suicidar por ti— sonrió con sarcasmo
—me alegra...— tensa fuertemente la mandíbula —No lo vuelvas a hacer— repite y alza mi mentón con su dedo
—Ya entendí— contesto
Emir me da un beso en los labios y acaricia mi cabello. Después escucho como se despide de mis padres para irse a la subasta de una licitación sobre una petrolera en Aliaga...Aliaga.
Abro mi ventanal y de un solo paso salgo de la habitación. Me tallo los ojos debido a la gran claridad que tiende a lastimarlos después me cubro la boca con las manos soltando un gran bostezo.
A lo lejos veo como Emir se sube a su gran camioneta Suburban en color negra con los cristales ahumados en los que apenas puede pasar la luz del sol. La última vez que estuve en esa camioneta fue en Berlín, Alemania durante nuestra desastrosa luna de miel.
Flashback
—Quiero besarte— me aprieta contra su cuerpo
—No Emir— trato de apartarme de él —Estoy cansada y quiero dormir.
—Esta bien— me suelta —Karim te va a llevar al hotel— y se da la vuelta.
Emir me deja sola en la calle precisamente en un parque y ahora tengo que esperar a Karim. Podria tomar un taxi, ir al aeropuerto y regresarme a Estambul pero Emir mantiene bajo su custodia mi pasaporte.
Fin del flashback.
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El trato.
RandomÉl es de una familia de clase media, estudia su último semestre en ingeniería química. Ella es de una familia de clase alta, estudia las artes. Su amor es imposible por la diferencia de clases sociales pero se las arreglan para estar juntos. Ambos...