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Narra Lydia

Estaba recostada en mi cama, escuchando música y a la vez platicaba con mi padre, como dije, aquello ya se había vuelto rutina, y era completamente lindo que alguien que sea de mi sangre de verdad se preocupe por mi.

No me interesaba en lo absoluto lo exterior, esta vez decidi faltar a clase, pues no me apetecía en nada ver la cara de mis compañeros, mucho menos cuando tengo algo que procesar y aquello era sobre tate.

Estaba ocupando el 90% en mi mente y el resto estaba por las nubes o pensando en que hice mal para que mi madre no me soportara.

Escuche las llaves caer sobre la mesa en el piso de abajo, y claramente me alarmé, si era mamá o henry, era mujer muerta, asi que me levante de la cama y me puse tras la puerta.

Escuche pasos en las escaleras mientras estas crujian a medida que las iban subiendo.
Era un ruido de tacón, quizas a mi mamá se le olvido algo y regresaria al trabajo.
Hice el silencio que pude, pero el picaporte de mi puerta comenzó a girarse, y se abrió, dejando ver la figura de mi madre dentro de mi habitación dandose la media vuelta para verme.

- Donde esta tu computadora? - cuestionó acercandose a mi de forma intimidante.

Aquello no era bueno, y seguramente entraria a mis últimas conversaciones.

- Para qué? - pregunté nerviosa, sintiendo los nervios recorrer hasta donde termina mi espina dorsal.

- Deja de actuar como idiota, y entregame la maldita computadora! - me gritó haciendo que cerrara los ojos con fuerza ante su grito frente a mi rostro.

Quizas se entero de que hablaba con mi padre, de ser asi, aquello no era completamente bueno.

- Puedes calmarte? Dios, actuas como loca, para que ocupas la computadora? Se esta actualizando - menti.

Mi mamá sonrió en forma de burla y se giro a mi habitación, para buscar la dichosa computadora, la cual se encontraba en mi mesita ratona encendida y justo en mi perfil de facebook.

Hoy cabaría mi propia tumba.

Tomó la computadora entre sus manos, y se sento en mi cama, deslizaba el mouse en esta, causandome los nervios horribles, lo extraño es que no tenía en este momento ataque de nervios.
Mi mamá me observo mal, y chasqueo la lengua, lanzó la computadora al suelo casi rompiendola, y se levantó de la cama.

- Eres una maldita! - se acerco de forma amenazante y dejo caer una cachetada sobre mi mejilla, aquella ardía y ya sentia las lagrimas caer de mi rostro.

- Qué te sucede! - le grité poniendo mi mano sobre mi mejilla.

- Desde cuando hablas con el imbecil ese? Dios! El jodido juez te pidio tener 0 contacto con el, y lo primero que haces, es buscarlo, hablarle y mas encima hablar mierdas sobre tu propia madre! - siguió gritandome, yo comencé a sollozar. - No es suficiente lo que hago por ti? Todo lo que soporto, tus actitudes, tus malas caras, para que hables asi de mi! De tu madre? - se puso una mano en el pecho como si aquello le doliera, pero sabia muy en el fondo que asi no era.

Y asi no fue nunca.

- Solo necesitaba de alguien que de verdad se interesara por mi, por que estas tan sumergida en tu estupido mundo que nisiquiera te das cuenta de las inmensas ganas que tengo de morirme, para ver si realmente sentías tan siquiera lastima por mi! - dije sintiendo como las lágrimas me ahogaban a medida que salían de mis ojos.

Sinceramente ya estaba harta.

- Todo es capricho, te creas historias en la mente, nisiquiera vas al maldito colegio,  que debería de pensar? - mamá comenzó a golpearme como si de un juguete viejo se tratase, yo ponia mis brazos para evitar que me golpeara en la cabeza.

Y volviamos al mismo maltrato que me ha dado desde que tenía cinco años.

Yo solo me agache, y comencé a llorar y sollozar para que parase, y cuando por fin lo hizo, vomitó las peores palabras que pude haber escuchado en mi vida.

- Eres una maldita, mal agradecida - seguía gritando.

- Acaso no me quieres? - dije levantandome. - Por que...por que tratarme asi?

- Obviamente no lo hago, desde que naciste eres una jodida carga, arruinaste mi cuerpo, y mis oportunidades de saltar al modelaje. Eres como aquellas piezas rotas en un rompecabezas, estás dañada. Y te aseguro que tu padre se separo de mi, por que no soportaba la idea de tenerte como hija. Eres como una maldita aberración - soltó aquello mientras sonreia de manera demoniaca.

Yo solo frunci el ceño escuchandola y dejando caer lagrimas a mis mejillas.

- Y por todos los cielos, deja de llorar, pareces una magdalena. - mamá emprendió camino a la salida de mi habitación. - Qué idiota...- comenzó a reir mientras bajaba de las escaleras.
Cerre de un golpe la puerta de mi habitación, y observe como mi computador estaba roto en el suelo.
Observe unas pastillas sobre mi tocador, si aquello sería una buena forma de suicidarme y darle el gusto a mi mamá, sería idiota.

Sin pensarlo, las tomé y camine adentro de mi baño, para usar la bañera blanca que brillaba a la luz del foco.
Gire el grifo, y deje que se llenara esta hasta la superficie para asi cerrar el grifo.

Por qué seguir sintiendo aquel dolor que pude evitar desde dias antes de que llegue a esta casa?
No había mas que hacer, y de ser una decisión precipitada, quizás era lo mejor. Por lo menos dejaría de ver a camila, mi madre. Quien por supuesto evitaría a toda costa que me largue de esta casa. O que siquiera hable con mi padre.

Tome unas cuantas pastillas en mi mano, pero de solo pensarlo, las deje caer al suelo, entre a la bañera con mi ropa puesta, y me hundi en el agua, dejando que toda me empape y no me deje respirar por unos cuantos segundos. Me apoyé en los bordes de esta para evitar subir de nuevo a la superficie, pero mis ojos se cerraron como si muriera de sueño, y simplemente los cerre. Dejando que un monton de agua entre a mis pulmones.

Evergreen - Tate Langdon (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora