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Narra Lydia

- Como fue tu primer dia de clases? - preguntó el doctor harmon mientras me observaba.

- Un asco, chicos hormonales, maestros dormidos...y chicas que se creen populares

No entiendo a que quiere llegar con esto.

- Intentaste por lo menos llevarte con una chica que tu crees sea popular?

- Deberia? - cuestione

- Tal vez el juntarte con una chica asi, pueda hacer que salgas de esta casa, que veas los problemas que otros tienen para que observes que el tuyo no es idéntico al de los demás. Te darás cuenta que te quejas por cosas muy minimas.

Este era el colmo.

- El que mi mamá me haya separado de mi padre es una queja minima? - dije con ironía. - Disculpe doctor harmon, es usted un terapeuta o es la mente de mi madre?

El doctor harmon suspiró fuerte y soltó una extraña risa.

- Por supuesto que soy un terapeuta, pero vamos, son quejas mínimas. El comportamiento de tu madre no debe ser como tu lo pintas. En lo visto, por mis propios ojos. Es una mujer que se la pasa en el patio regando unas hermosas flores, va al trabajo todos los dias, y gasta su mente en ello. Llega cansada, y todavía debe lidiar con tu comportamiento, rebelde, amargado, y que no quiere asistir al colegio.

- Usted es una basura. - solté enojada. - Si se quiere follar a mi madre solo digalo, no hace falta que saque conclusiones estupidas que me dan a entender que le gusta.

- Te confundes ferdinard, no me gusta tu madre, no intento llevarla a mi cama. Estoy felizmente casado, y hablando como un padre de familia me preocupo por tu salud mental. Eres negativa y buscas una excusa para evadir tus problemas.

- Parece mi abuela hablando asi. - dije riendo.

- ¡POR DIOS LYDIA! PODRÍAS TOMARTE LA MALDITA TERAPIA ENSERIO? - me gritó el doctor harmon haciendo que me quedara en silencio.

Quizás sea una chica rebelde, pero aquello no debía significar que sea una maldita psicopata.

No quiero matar a nadie, prefiero mil veces morirme yo a tener que soportar un segundo mas a las personas de mi casa.

- Doctor harmon! No creí que siguiera aqui. - escuche la voz de mi mamá interrumpir la sesión.

- Ya se iba. - me levanté enfadada del sofa y subi corriendo las escaleras para entrar a mi habitación y azotarla con fuerza.

Entre al baño, y tomé una navaja nueva que había dejado sobre el lavabo, la saqué de su envoltura y alce mis mangas para hacer cortes sobre mi muñeca.

Yo no quiero ser asi, amargada, necia o una chica con problemas que hacía perder la cabeza a sus padres.
Pero como se supone que deba reaccionar si mi madre ha hecho de todo para verme infeliz.

- Si quieres suicidarte asegurate de que las cortadas sean verticales. - sugirió una voz muy conocida.

Era tate, estaba en el marco de la puerta de mi baño observando lo que hacía.
Este se acercó a mi y me quitó la navaja.

- No te hagas mas daño. - dijo tate abrazandome esta vez, yo correspondi el abrazo y deje salir una lágrima que recorrió toda mi mejilla. La retiré en segundos.

- Tate. - dije separandome de el, para poder observarlo. - Tu piensas que soy una psicopata o una...loca? - pregunté al grano, el nego con la cabeza.

- Creo que eres como la mayoría de los adolescentes deprimidos. Pero en el fondo eres una persona pura llena de sentimientos. - confesó tate con una sonrisa dulce. - Y además, creo que ser loco es cool, no lo crees?

Ambos comenzamos a reír.

Tate tomó mis muñecas y las enjuagó con agua en el lavabo.

El es demasiado dulce, a decir verdad, creo que es a la única persona que le importo.
Fui hasta mi cama con tate siguiendome, quien se sentó junto a mi y tomó una revista.

Escuche que la puerta de mi habitación se abría y ahi estaba henry, con el ceño levemente fruncido y entró y tomó a tate por el brazo de manera brusca.

- Qué hace este chico aqui? - preguntó henry molesto, me levanté enseguida tratando de que henry lo soltara.

- Qué te sucede! - dije molesta. - Sueltalo

- Suelteme, qué le pasa? - siguió insistiendo tate en soltarse de su agarre.

Henry desvió su vista a mi muñeca y soltó a tate.

- Qué le hiciste? - preguntó henry señalando mi muñeca la cual oculte enseguida.

- Se lo puedo explicar, yo estaba tratan...- tate iba a terminar de hablar pero lo interrumpió henry.

- Le hiciste daño? Qué te hizo lydia? - preguntó henry insistente.

- Vete al diablo! - le grité. - Tate lo único que ha hecho es ayudarme, asi que sal de mi maldita habitación!

- El que se va a ir de esta habitación eres tu. - henry señalo a tate, quien lo miraba lleno de confusión y a la vez enojo.
No entiendo que sucede o por que esta enojado, pero su actitud no me agrada para nada. - No se que pretendes hacer con mi hija, o no se que tanto haces adentro de mi casa como si fueras un lunático, pero te quiero ver lejos de ella y de todos los de esta familia!

- No soy tu hija, y tampoco puedes prohibirme llevarme con tate. - dije tomando a tate de la mano quien no decía absolutamente nada, como si supiera algo.

- Pero vives bajo mi techo, y mientras eso sea asi, harás caso a todas las cosas que te ORDENE! - me gritó. — TE QUIERO LEJOS DE LA VIDA DE LYDIA!

Tate se acercó a decirle algo a henry y salió de mi habitación azotando la puerta.

Mire a henry con desprecio, como si vivir con el ya no fuera mucho.

- Y tu estás castigada, no quiero ver de nuevo a ese muchacho rondando por la casa.

- He vivido castigada la mayoría de mi vida, no puedes prohirme ver a tate. Largate de mi habitación. - dije enfadada, y como si lagrimas quisieran salir de mis ojos. Pero me contuve, y hasta que salió henry de mi habitación comencé a llorar de forma ahogada.

No entiendo a donde quieren llegar con esto, suficiente tengo con ver como mi madre engaño a mi padre con este hombre, y me prohibieron a la unica persona que me hace sentir bien y como en casa.

Por supuesto que no les haría caso, mucho menos a ese imbecil.
Mire las pastillas para dormir que estaban en mi mesita ratona, y saqué tres, por lo menos con eso funcionaba para dormir dos dias enteros.

Me maree y me lancé a la cama con la vista totalmente borrosa.
Mi vida ya era una mierda y con henry y camila en ella iba a ser peor, asi que ya no importaba si moría esta noche, o tal vez mañana.

Senti como alguien me movía de mi cama y me sacudía para levantarme, asi que lo hice de forma molesta.

- Dejame - musité

- Todavia no es hora, lydia. Asi que despiertate - vi como violet tenia el rostro molesto.

- Cuanto dormi? - cuestione

- Oh, bastante para que tus padres no se preocupen por ti. Entiendo cuando dices que odias a tu madre. Es una perra. - dijo violet.

A los segundos me sonrió y yo la abracé.

- Como entraste? - pregunté.

- Por la ventana, tuve que escalar. - dijo entre el abrazo.

Aquello debia ser mentira, pues la ventana esta por muy lejos del suelo, asi que supongo que los idiotas de mi casa la dejaron entrar a mi habitación.
Al parecer era la única amistad que me dejaban tener.

- Quieres que escuchemos música? - preguntó violet levantandose de mi cama y encendiendo una grabadora que estaba entre mi mueble de la ropa.

- Bueno...- dije.

Estuvimos toda la noche escuchando música, comiendo golosinas que ella habia robado de mi cocina, y riéndonos de los chicos de las revistas.
Sin duda alguna violet era mi única amiga hablando de chicas.

Evergreen - Tate Langdon (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora