Dove
—Esto es ridículo —se queja Logan y yo pongo los ojos en blanco.
—Cállate y siéntate —le digo y me fulmina con la mirada antes de sentarse frente a mí en posición de flor de loto.
Jessica llega con un par de velas a la sala de estar y las coloca sobre la mesa de café. Logan hace una mueca al percibir el olor a vainilla, yo cierro los ojos disfrutándolo. Eso es solo otra muestra de lo diferente que somos y el por qué ni siquiera deberíamos intentar ser amigos.
Jessica se sienta también en el suelo de la sala y, con una sonrisa en su rostro, empieza con la maldita terapia que nos ha hecho sufrir durante años, cada vez que peleábamos.
—Ahora, chicos —empieza a decir con su sonrisa de psicópata—. Tomen sus manos.
—No, Jess —me quejo, hundiendo los hombros.
—Estás demente —le regaña Logan.
—Háganlo.
Pongo los ojos en blanco y estiro mis manos. Logan las toma y ambos bufamos al mismo tiempo.
—Ahora cierren los ojos —nos ordena mi mejor amiga.
Yo obedezco, Logan decide probar su suerte.
—¿Eres una maldita psicóloga o qué? —se queja.
—Cierra los ojos —vuelve a ordenar Jess y por su tono, me imagino que su hermano decidió obedecer—. Ahora, ya que hemos creado un espacio seguro de cualquier tipo de violencia física, ambos empezarán a decir qué es lo que les molesta de cada uno. Lo bueno es que estarán con los ojos cerrados, así que tendrán más confianza.
—¿Ya dije que esto es ridículo?
—Logan, deja de hablar para que podamos terminar con esto —gruño y me aprieta la mano, no me hace daño, pero me deja en claro que mis palabras no le gustan.
—Bien, ¿cuál de los dos quiere empezar? —pregunta mi mejor amiga.
—Yo —gruñe Logan—. Empecemos porque Dove es una engreída.
—¿Yo soy engreída? —mi voz sube una octava.
—Sh, Dove —me riñe Jess—. Algo importante que deben aprender, es a escuchar. Ambos pelean tanto porque no escuchan.
—¡Literalmente me está insultando! —grito, pero aún así no suelto sus manos ni abro los ojos.
—¡No lo hago! —grita Logan de vuelta.
—¡Que sí!
—¡Que no!
—¡Basta! —Jessica grita y ambos nos callamos—. Y Logan, di cosas coherentes o sino yo ayudaré a Dove a patearte el trasero.
No lo veo, pero puedo imaginar la mueca en el rostro de Logan.
—Bien —y por su tono, sé que no está contento—. Yo… simplemente me haces enojar. Mucho.
—El sentimiento es mutuo —espero que no se pierda el sarcasmo en mi voz.
—Es que… no lo sé, no logro entenderte —la molestia va desapareciendo lentamente de su voz y empieza a sonar frustrado—. En un momento me deseas y al siguiente me desprecias. Sé que dije muchas cosas de las que me arrepiento la semana pasada, pero yo solo quiero que… no lo sé, que… todo sea como antes de que me haya asustado y te diga todo eso.
—Pues no hubieras dicho esas cosas y ya —me quejo y Logan vuelve a apretar mi mano—. ¿Qué? Es así de simple.
—Lo sé, pero me vuelves completamente loco desde el momento en que te conocí y eso no me gusta —gruñe y siento un pinchazo en el pecho—. No tengo excusa para lo que dije, sé que no debí haberlo hecho, pero tampoco sé que hacer con todo esto —su voz sube un tono y yo abro mis ojos lentamente, está con una expresión enojada—. No sé qué hacer contigo, nunca lo he sabido.
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Mi Mejor Problema (AD #3)
Romance(Serie Amores Destinados, libro 3) Dove y Logan eran tan opuestos como el día y la noche, como el ying y el yang, y al igual que el bien y el mal, funcionan bien juntos. Solo que... eso significa otro problema para ambos.