59.- Pandilla

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Dove

Hace cinco días que Logan ha despertado y se ha ido recuperando lentamente, pero muy bien. Es más consciente de la realidad y los ataques de pánico han ido disminuyendo continuamente. No lo dejan ver a Leah todavía para evitar que caiga en un estado depresivo irremediable, pero lo está haciendo bien por su hija, y me gusta pensar que también lo hace por mí.

Las palabras que dijo el otro día, en nuestro primer encuentro después de lo que se siente como una eternidad, aún retumban en mi cabeza. Desde lo que dijo de que me hubiera elegido como la madre de Leah hasta toda la historia de lo que hubiera planteado para nosotros si tan solo él hubiera hecho las cosas diferente suenan bastante bien, sin embargo, lo que él no entiende es que yo jamás hubiera cambiado nada.

Ni siquiera las peleas.

Sí, me rompió el corazón. Sí, tengo miedo de decirle que jamás hubiera hecho las cosas diferentes porque él no recuerda haberlo dicho. Y sí, también no creo que alguna vez sea capaz de perdonarlo por el dolor que me causó, pero sé que no cambiaría nada de lo que pasó entre nosotros. Ni siquiera el dolor, porque también me dio la mayor felicidad que jamás había sentido y estoy segura de que ese tipo de felicidad jamás se repetirá.

Ahora que lo pienso y dejando de lado todo el accidente de Leah y todo lo que desencadenó, jamás podría arrepentirme de lo que pasó en nuestra corta historia de amor. Desde el momento en que lo conocí, hasta ahora, los arrepentimientos no forman parte de mis pensamientos mientras pienso en Logan.

Sin la ex de Logan, Leah no existiría. Sin su lengua afilada y su personalidad angustiante, no me hubiera llamado la atención como lo hizo.

Yo ya era lo suficientemente inocente y romántica como para sentirme atraída por alguien similar. La atracción qué sentí por Logan desde que lo vi, no era solo por su físico, era por su personalidad tan diferente a la mía.

Si quisiera estar con algún Travis o un Gabriel, con alguien puro que te lleva a citas, te deja con un beso en la puerta de tu casa y te hace el amor bajo la luz de las estrellas, lo estaría. No quiero a un chico así.

Me encanta como es Logan. No se lo diré a nadie, pero honestamente, me gustó mucho como sucedió la primera vez que me besó y me tocó en el laberinto del jardín del castillo. Me encanta su lengua afilada cuando no es cruel conmigo. Me encantaba cada vez que decía que sería capaz de quemar el puto mundo por mí, porque en verdad pienso que él sería capaz de hacer eso si se lo pudo. Y por qué no, me encantaba como, en lugar de hacerme el amor como a una princesa de porcelana a punto de romperse, él me follaba con tanta fuerza que me tenía suplicando por alivio en cuestión de minutos. Me encantaba lo sexy qué era. Sus comentarios calientes cada vez que veía alguna parte de mi cuerpo.

Extraño eso, no mentiré. Y creo que me equivoqué al pensar que algún día encontraré a alguien mejor que él, alguien que me haga sentir más que él porque no hay nadie en este mundo que sea capaz de hacerlo.

Sé que hubiera vuelto a él en algún punto de nuestras vidas si lo de Leah no hubiera pasado. Probablemente más temprano que tarde porque siempre hay algo que me trae de vuelta a él, pero estoy consciente de que no volveremos a tener lo que alguna vez tuvimos. Nuestro amor fue de esos amores pasajeros, rápidos, qué sabes que no durarían para siempre. Pero tampoco creo que alguno de los dos encuentre al «indicado» alguna vez, porque ambos lo somos. Solo que este momento no es nuestro momento y esta vida no es nuestra vida.

Tal vez en otra vida, si Dios lo quiere, lo nuestro funcionará. Solo que esa vida no es esta.

Eso no significa que lo dejaré de lado. Me quedaré todo el tiempo que él me necesite, a pesar de las quejas del organizador del tour porque les tocó mover a todo el equipo a Oregon, ya que no pienso moverme de aquí.

Mi Mejor Problema (AD #3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora