Hipócritas y realidad por el sendero de la publicidad

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De una manera u otra, todos hemos acabado por recorrer parte del sendero de la publicidad. Queremos hacernos oír, pues no hay nada más deprimente que publicar y no recibir ninguna respuesta. Sientes ganas de abandonar, puedes acabar apostando con la suerte para decidir si continuar e incluso realmente decides posponer ese proyecto que tanta ilusión te había llegado a hacer. Me ha sucedido y he visto como les ha sucedido a amigos, pero no es de nuestro ego herido de lo que quiero hablar, sino de toda la publicidad a la que, de menor o mayor manera, todo el mundo ha acabado por recurrir. Es la única manera de tender un puente a lo que quieres mostrar. A veces funciona, a veces no.


Es un camino con mil bifurcaciones y que no sigue una única línea recta. Y está repleto de trampas y situaciones que cansan y molestan. Soy la primera en saber el poco valor que tiene la palabra de una desconocida, pero estoy aburrida de todos esos autoproclamados "publicistas de los amateurs". Revistas, cuentas, páginas... cada vez abundan más, prometiéndote novedades que no deja de ser más publicidad. Pero no de principiantes, sino de autores ya consagrados. Al final, todas las palabras bonitas, las reseñas y las oportunidades se las regalan a aquellos que ya han logrado cruzar a otro nivel.


Yo ya no sé si seguir caminando a mi manera, unirme a la marea o aguardar a una pizca suerte. Me limito a gritarle al silencio, convirtiendo en escritos a lo que me aburro de darle vueltas, ya sin importar respuesta, únicamente por el placer del desahogo.


Porque aunque a la realidad y los hipócritas no les importe, yo también quiero hacerme oír.

Escritos sin sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora