Encendió la radio a mediodía, justo en ese momento previo a la comida en el que solía acostarse en cubierta para ver pasar las nubes. Solía jugar a adivinar formas en ellas, ya fueran personas, animales u objetos surrealistas. Era un pasatiempo tan estúpido como relajante, que le permitía desconectar del mundo real y convertir sus pensamientos en un murmullo lejano y fácilmente desdeñable.
―A continuación el pronóstico del tiempo ―anunció una voz cantarina, metálica, inhumana―. Se prevén días de calma, aburrimiento y soledad. No habrá viento, no habrá marea, solo un estancamiento que durará hasta el fin de semana. ¡Pero no os preocupéis, queridos oyentes! Porque a partir del sábado aumentan las probabilidades de naufragio...
Con un suspiro, apagó la emisora sin escuchar el final del pronóstico. "Así que un naufragio", pensó. Por remota que fuese, la posibilidad le aterraba. Solo el hecho de pensarlo le ponía la piel de gallina. Y, sin embargo, una vocecita en su cabeza rio. "Es todo tan triste y aburrido", se quejó aquella otra voz, "Quizás un naufragio no sea tan malo ¡Adelantémonos a los acontecimientos y saltemos ya por la borda! El agua está helada y repleta de tiburones, pero seguro que es mil veces mejor a seguir en este barco sin rumbo y su tripulación de fantasmas."
El joven sacudió la cabeza, desterrando aquellos pensamientos. Era una locura, una estupidez, y aun así se sintió tentado de caminar hacia la barandilla y perderse por las aguas verdeazuladas del océano.
ESTÁS LEYENDO
Escritos sin sentido
RandomEscritos sin sentido de una bruja soñadora sobre musas, ángeles que sobrevuelan el espacio o terroríficas noches en el hospital. En ocasiones hay historias ocultas en los silencios de los personajes de estos relatos, secretos para aquellos que se at...