Una burbuja por castillo

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La tormenta asolaba el fondo marino que había tras los muros de su fortaleza. Aunque ella estaba a salvo, protegida en la inmensa burbuja que la aislaba del resto del mar, aun así no pudo evitar estremecerse ante las sacudidas del otro lado. Daba igual el grosor o la seguridad de su burbuja: la sensación de sentirse a salvo siempre acababa por desaparecer. Se le escurría entre los dedos y escapaba mientras que los recuerdos continuaban grabados para siempre.

Todos sus errores.

Todas las personas en las que no debió de confiar.

Todas las decepciones.

En la burbuja solo estaba ella, convertida en dueña y señora de un castillo azul claro. Ese era su propio "Nunca más" que una vez se había llegado a prometer.

Afuera, la tormenta sacudía la arena y revolvía el variable mundo submarino. Ella no pudo verlo: había cerrado todos sus ojos para dormir en un paraíso sin sueños. La tranquilidad no tardó en cubrir las aguas con los primeros rayos del amanecer. Los peces de colores salieron de su escondrijo para dar vueltas entre piedras multiformes mientras un cangrejo buscaba perlas en el coral. Algas verdes y rojas empezaron a bailar al son de una canción que no pudo atravesar los muros del castillo.

En el interior de la burbuja todo era silencio.

Escritos sin sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora