Empezar un nuevo proyecto es como lanzarse en picado desde una montaña rusa. Las ganas, expectativas y la emoción te catapultan hacia arriba. Un giro, otro, las ideas se suceden, también las ocurrencias improvisadas y todo lo que te gustaría lograr. Luego caes, decepción quizás, desgana al no conseguir lo que esperabas. Otro giro y subes de nuevo. Crees rozar los cielos. Luego vuelves a caer, cada vez más abajo, cada vez con menos ganas de continuar. Pero el tramo sigue, abajo o arriba, en un círculo interminable. Luego llega la calma, un rail en línea recta en el que sientes que vas tan lento que casi no avanzas. Te aburres. Esperas. No sucede nada.
El viaje ha terminado. Puedes bajar, olvidarte de lo sucedido, tragarte tus errores y montar en otra atracción, quizás no tan emocionante, pero seguro que más gratificante. Puedes bajar y abandonar la feria, tus sueños e ilusiones. Olvidar las luces de colores y la adrenalina de la montaña rusa.
O puedes seguir adelante. Empuja tú mismo el bólido, espera a coger velocidad y lánzate de nuevo a una curva impredecible. Seguirás subiendo, descenderás hasta lo imposible y entonces, quizás, logres rozar las nubes. Es imposible de predecir si ocurrirá y cuánto tiempo tardará. Quizás días. Quizás años. Quizás nunca. Pero una cosa es segura: si te rindes, si bajas de la montaña rusa, nuca lo sabrás.
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Escritos sin sentido
RandomEscritos sin sentido de una bruja soñadora sobre musas, ángeles que sobrevuelan el espacio o terroríficas noches en el hospital. En ocasiones hay historias ocultas en los silencios de los personajes de estos relatos, secretos para aquellos que se at...