Lonely boy | Yeonjun

CAPÍTULO 5: aún te amo...

Hyeji

–¡Hyori! ¡¿Cuándo volverás?! ¡¿Por qué me dejaste solo?! ¡¿Acaso nunca te importé?! – gritaba hacia el aire aquel chico rubio con una botella en la mano. Probablemente no era ni la primera, segunda o tercera, probablemente llevaba muchas más y eso se notaba con su actuar.

Cierro nuevamente los arbustos y me dispongo a seguir mi camino, pero mi ser moral y la vocecita en mi mente me dicen que debería ayudarlo así que me acerco precavidamente hacia él, quiero decir, no vaya a serla de malas y me suelte un golpe.

–¿Rubio? ¿Estás bien? ¿Necesitas que te ayude con algo?

Inmediatamente se da media vuelta para responder.

–¡Tú! ¡La niñita fastidiosa! – se ríe y yo giro los ojos con obviedad. Aún ebrio me sigue llamando así. –¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso buscas a Beomgyu? Yo también lo busco. ¿Sabías que hoy me arregló una cita con alguien? – de estar hablando con una sonrisa de borracho, de repente su rostro cambia a uno triste y comienza a llorar.

No sabía qué hacer.

Se ve patético, lo sé. Pero siento dentro de mí que hay algo más, y si algo he aprendido durante estos casi 18 años de vida es que es muy fácil juzgar a los demás cuando no estás en sus zapatos.

Si, me cae mal, me molesta su sola presencia, casi puedo decir que lo odio, pero no es justo tratarlo mal sobre todo cuando está en este estado en el cual no es consciente de sus acciones o palabras. A lo mejor ha pasado algo y necesita ayuda.

Si, eso debe ser.

–¿Rubio?..

Lo miro fijamente mientras este cubre su rostro con la mano disponible para que 'no lo vea llorar'. No sé cómo actuar ante este tipo de situaciones en donde otros lloran. Yo no soy buena consolando a la gente. Sin embargo, pasan de las 12 de la madrugada y no puedo dejarlo solo en el estado en el que está. ¿Debería pedir ayuda a alguien más? Tal vez un amigo suyo o algo parecido.

Es este el momento en el que me arrepiento de no haber accedido a intercambiar número con Beomgyu, pero ¿quién diría que estaría en una situación como esta?

–Rubio.. No, Daniel. ¿Cómo te ayudo? – me acerco un poco más – ¿Quieres que le llame a alguien para que venga por ti? No quiero dejarte así en medio de la nada. Es decir, cualquiera pudiera hacerte daño.

¿Qué estoy diciendo? Este tipo me cae mal, no debería actuar así con él.

El rubio deja de llorar por un momento y camina hacia mí, lento y tambaleándose, hasta tocar mi hombro.

Lo miro estática ya que su cercanía provoca algo dentro de mi mente.

¿Qué es?

No lo sé.

Probablemente porque nunca habíamos estado así de cerca el uno del otro.

Intento hacerme para atrás pero el rubio toma mi barbilla y la acerca hacia él para que nuestros ojos queden frente a frente.

–No necesito de tu ayuda. – sonríe.

"Pum, pum, pum", mi corazón.

¿Qué es esto?

¿Acaso... Acaso estoy nerviosa?