Lonely boy | Yeonjun

CAPÍTULO 20: más vale prevenir

Hyeji

–¡Se te van a meter las moscas en la boca!

–¡Tú cállate Jake! – grité lo suficientemente alto para que me escuchara hasta la cocina.

–¡Oblígame! ¡Me quejaré con Hanna cuando llegue!

Lo ignoré.

–¿Cómo se habrá enterado Jungeui que salí con alguien la vez pasada? – seguí hablando para mí – Las únicas personas que lo sabían eran las que estaban presentes.. pero ellos saben muy bien lo qué pasa con Jungeui así que no.. ellos no fueron. – lo pienso un poco más. – ¿Hayun? No, no, ella definitivamente no habla con Jungeui..

–¡Buenas tardes! – llega Hanna a la pizzería luciendo su característica sonrisa de siempre.

Hanna.

¿Y si ella conoce a Jungeui y le dijo que salí con alguien?

No, no creo.

¿O si?

Es que nadie más se me hace sospechoso, y Hanna.. bueno, realmente no sé nada sobre ella.

Menos mal que no le dije su nombre, de lo contrario ahorita mismo estaría enterrada cinco metros bajo tierra, por decirlo así.

–Hola Hanna, buenas tardes. – sonrío.

Bueno, por si sí o por si no, mejor me privaré el derecho de decirle su nombre. Más vale prevenir que lamentar.

–¿Ocurre algo? Te ves diferente.

–No, no, nada. ¿A ti cómo te fue?

–¿A qué te refieres?

–Me habías dicho que saldrías con Heeseung ayer, ¿todo salió bien?

–Ah, eso.. fue un caos total. Celos, celos, blah, blah, blah – giró los ojos y rio. – Es un celoso posesivo, no quiere que hable con ningún otro chico.

–Oh.. ¿es así? No lo sabía.

–¿Sabes, Hyeji? Me he dado cuenta que no sabemos mucho la una de la otra y la verdad es que yo te considero como mi mejor amiga aquí en Corea, así que quiero proponerte algo.

–Dime – sonrío divertida.

No sé si conoce a Jungeui o no, pero hay algo que si sé y es que Hanna es una persona muy divertida con las ideas más raras que jamás he siquiera llegado a pensar. Me atrevo a decir que parecemos ser todo lo opuesto.

–Estoy viviendo en un pequeño cuarto mientras terminan de traer mis cosas a Corea, de hecho la semana que viene iré a Estados Unidos de nuevo para traer personalmente lo más importante, y se me ocurrió qué tal vez podríamos hacer una pijamada, ¿qué dices? ¿Te apuntas?

No lo pensé ni dos veces. Siempre he querido ir a una pijamada.

–¡Si! ¡Estaría bien!

–¡Excelente! Entonces, ¿cuándo? ¿Te parece este sábado en la noche?

–Me parece bien.

–¿También pueden ir chicos? – gritó Jake desde la cocina.

–¡Tú cállate! – gritamos al unísono y al darnos cuenta de ello, comenzamos a reír.