Lonely boy | Yeonjun

CAPÍTULO 10: hospital

Yeonjun

–Debería volver.

–Hyung, pero la pizza está pasable, si podemos comerla – menciona el más pequeño mientras le da un mordisco a una rebanada.

–Si el hawaiano dice que la pizza hawaiana es pasable, entonces debemos creerle.

Todos ríen.

Menos yo.

No debería importarme si va o no al doctor.

–Deberías dejar de molestarla, puede parecer que no le afecta pero si lo hace.

–¿Mmm? ¿A qué te refieres Soobin? Jungeui.. ¿Jungeui te ha dicho algo sobre Hyeji?

Dudo en preguntar.

Soobin sonríe.

–No es necesario que me diga nada. Es muy obvio, ¿acaso no lo ves?

–¿Ver?.. ¿Qué cosa?

Beomgyu se acerca un poco más hacia nosotros ya que va sentado en el asiento de en medio de la parte trasera del auto.

–Normalmente cuando una chica hace algo por ti o tu haces algo por ella, quieren presumirlo a los cuatro vientos ya que eres el más codiciado de la escuela, 'Daniel Choi'.. Dime, ¿Hyeji hizo algo así? – negué. –¿Ves? Ella te cuidó el día que estabas ebrio y no se lo dijo a nadie a excepción de Soobin y yo, y solamente porque somos tus amigos. Ella no desea tener problemas contigo, hyung, sino todo lo contrario aunque aún no se de cuenta de ello.

Me perdí.

No sé de qué están hablando estos dos.

–Yo.. Yo no quería molestarla con lo de la pizza.

–¿Entonces?

–Es que vi que estaba muy pálida y quería decirle que vaya a ver a un doctor.. Pensé hacerlo hace unos minutos pero creí que tal vez me estaría metiendo mucho en sus asuntos. Solo eso.

–Oh.. ¿Es así? – Beomgyu suelta una risita. – ¡Lo hubieras dicho desde un principio!

–¡Eso trate! – respondí molesto.

–Bueno, bueno, ve. Aquí te esperamos.

Beomgyu codeó a Soobin sonriente y yo bajé del auto.

–No me gusta – dije cortante. – Si eso es lo que están tratando de decir están completamente equivocados. La niñita fastidiosa me importa tanto como cualquier otra persona, no se hagan ilusiones. – rodé los ojos y logré visualizar una mueca en sus bocas.

Cerré la puerta de golpe y comencé a caminar hacia la pizzería para finalmente hablar con Hyeji. Estaba a punto de arrepentirme nuevamente cuando al cruzar la calle mis ojos alcanzaron a ver como la chica que tanto me había dado problemas se desvanecía.

Corrí.

Ni siquiera tuve que pensarlo, mis piernas actuaron por sí solas.

–¡Hyeji! – revisé que su cabeza estuviera bien para cargarla en mis brazos y llevarla hacia el auto.

Necesita atención médica inmediata.

–¡¿Está todo bien?!