Capítulo XVI – Un poco de paz
Una isla paradisiaca repleta de playas, ciudades, montañas, zonas turísticas sin igual, lagos increíbles, bosques y parajes naturales intactos, no le podía faltar un ingrediente extra para posicionarse en el «top uno» de los mejores parajes que Vanesa había visitado.
Una hermosa isleña con un disfraz de pirata revelador, un peinado con rastas rubias moderno de infarto, que llevaba atado hacia atrás y que se deslizaba sobre sus hombros para enredarse en los brazos de Vanesa.
Las dos estaban en medio de un beso que había esperado toda la noche por hacerse realidad. Solo habían tenido que separarse un poco de cierta mejor amiga que esta noche tenía más de garrapata que de araña.
—Me siento un poco mal por no avisar en dónde estamos —susurró Vanesa mientras separaba sus labios de Eva tan solo lo suficiente para juntar aire de nuevo y poder hablar—. ¿Y sí volvemos?
Eva acarició la mejilla morena pintada de verde de Vane con una pisca de lujuria en su mirada.
—Me encanta que no quieras preocupar a tu amiga, bombón, pero debes enseñarle a relajarse un poco. Parece tu mamá, pegada todo el tiempo a tu lado.
—Ok, eso puede que sea mi culpa. Yo le dije que esta noche sería solo de chicas.
—Bueno... no le mentiste —sentenció Eva volviendo a besarla—. ¿O sí?
Vanesa no pudo evitar sonreír y volver a la acción. Esas palabras habían sido suficientes para olvidarse por completo de la existencia de su amiga y enfocarse en la existencia de aquellos suaves labios que no iban a morderse por sí solos.
Por desgracia para ambas, ese sería el último beso que una de las dos daría en su vida.
—¡Perdón! ¡Veo que están muy ocupadas! Prometo no molestarlas más de la cuenta.
Vane y Eva se separaron de inmediato al ver a alguien más junto a ellas en aquel callejón.
Eva fue veloz y escondió a Vanesa detrás de ella.
—Escucha, no sé qué quieres, pero ya se está volviendo rutinario que me interrumpan en medio de la acción y no me está gustando nada. ¿Podrías irte y dejarnos en paz?
Detrás de una máscara de esqueleto y escondiendo todo su cuerpo en un traje oscuro, una persona río con altanería.
A juzgar por su color de voz parecía ser un hombre. A su vez, había alguien más que lo acompañaba, solo que este llevaba un disfraz de payaso, con todo su rostro cubierto de maquillaje y el pelo pintado de verde.
—Lo siento, eso no va a ser posible —contestó el hombre con máscara de calavera—. Te estuve siguiendo la pista, Morales. Tu hermano me debe mucho dinero y lo quiero devuelta.
Eva apretó los dientes y desvió la mirada incrédula.
—¿Y qué mierda tengo que ver yo con eso? Busca a Marc y habla con él. Yo no me meto en sus negocios de mierda.
—Créeme que lo intentamos. Pero no es sencillo dar con él si se esconde en tu puta casa todo el día. El plazo de espera se agotó —dijo Calavera—. Y le advertí muy bien lo que pasaría si intentaba jugármela.
—No entiendo... ¿Qué está pasando? —preguntó Vanesa. Su voz apenas salió de su garganta a causa del miedo.
—Nada. Nos vamos. Te repito, no me interesa lo que haga mi hermano mientras me mantenga afuera de todo esto.
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A-Normal 2: Rompiendo el destino
Science FictionEmma Clark llega a la isla Blau y lo tiene todo: suite de lujo, una suculenta beca universitaria, una pareja de revista muy intelectual, fieles amigas y un misterioso pero útil don... Con este abanico de ventajas, nada podría salirle mal, pero claro...