Capítulo VI - Inmóvil

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Capítulo VI – Inmóvil


El turquesa amainó su brillo, a continuación su mirada fue separándose del lente del telescopio y en su semblante se destacó el terror. Su mente pareció pasmarse, repitiendo aquella devastadora escena una y otra vez.

Daniel había muerto...

O bueno, al menos, eso es lo que ella había «visto». De repente, millones de preguntas se arremolinaron en su mente en esos breves segundos. Pero en el centro de todo, la incógnita que mayor fuerza cobraba era aquella bomba en la mochila de Daniel. ¿Por qué la tenía? ¿Con qué finalidad? ¿Y por qué ahora? Y por más intentaba explorar en su mente en busca de una respuesta que no fuese la «obvia», no le era posible...

—¡Hey! ¡Tierra a Emma Clark! ¿Qué te pasa? Estás pálida, querida... —Julia le tomó la temperatura con el reverso de su mano solo para comprobar que no se hubiese descompuesto por tanta exposición al sol o algo así. A ella le pasaba a menudo.

Emma no supo qué responder. Recibir tanta información en tan poco tiempo, a veces resultaba contraproducente para su cerebro y buscar excusas era imposible. Mucho menos cuando le tenían la vista encima como ahora.

—¿Qué pasa? —Brenda también invadió su espacio personal para tomarla de la mano—. ¿Viste algo malo?

De repente, un escalofrío le recorrió y sintió un cosquilleo de pavor en la zona alta de su frente.

—¿Qué? —Emma quedó atónita—. ¿Ver... que cosa?

—No lo sé. Lo pregunto porque estabas viendo por los prismáticos y ahora tienes cara de haber presenciado un asesinato o algo así...

—Yo... —Emma se fregó los ojos. Tenía que pensar en algo para sacárselas de encima... pero nada venía a su mente—. Mierda. Lo siento. Yo... no me siento bien. Creo que me descompuse. No creo que quiera ir al faro, chicas...

El rostro de ambas fue un calco: sorpresa.

—¿Qué? ¿Qué pasó? —preguntó Brenda.

—¿Te dan vértigo las alturas? —preguntó Julia.

Eso era excelente.

—No... yo... —Pensándolo con detenimiento, era una buena excusa—. Bueno, en realidad... sí. Debe ser por lo que sucedió en el crucero. A veces esas imágenes me vienen a la cabeza. ¿Saben? Es horrible. Me siento como si me fuese a morir en cualquier momento. Solo quiero respirar un poco... y recuperarme. —A Emma le costaba horrores formular las oraciones sin que su voz colapsara de los nervios—. ¿Podrían dejarme sola por un momento? Por favor, se los ruego...

Julia y Brenda compartieron una mirada teñida de incertidumbre. Ambas le brindaron palabras de contención y le hicieron saber que, le pasara lo que le pasara, ambas estarían allí para ella. Luego decidieron que lo mejor era dejarla sola y empezaron a alejarse. Julia insistió una última vez si podía hacer algo por ella, pero Emma rechazó la oferta.

Y finalmente se marcharon.

¿Una bomba? ¿¡Una maldita bomba!? Era la pregunta que Emma se formulaba una y otra vez.

No podía ser posible. La resolución que había presenciado no podía ser posible. Tenía que haber una explicación. Ella solo había echado un vistazo rápido, con el fin de disipar su curiosidad sobre lo que Ada y Daniel estaban conversando antes de partir en el autobús.

Pero lo que había presenciado después le oprimía en el pecho de solo recordarlo. Lo único que tenía en claro, es que si esa visión se cumplía, y por lo general, siempre se cumplían...

A-Normal 2: Rompiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora