Capítulo XVIII - Latido del futuro

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Capítulo XVIII – Latido del futuro


La puerta de madera rechinó al abrirse y una campana tintineó en lo alto del recinto. Un nuevo cliente había arribado al «Bar de luces», ubicado en el centro de Arquímedes.

Emma había pisado esta estética ciudad la primera vez que sus pies aterrizaron en la isla. Si bien su arquitectura no resultaba tan moderna como la novedosa Ciudad Universitaria, contaba con una de las playas más extensas y hermosas de todo el este de Blau. Convirtiéndolo en el paraje favorito por excelencia de los turistas.

A pesar de que el trayecto desde el campus hasta el bar había sido largo y caluroso, Emma olvidó todo eso cuando pudo volver a ver a Isaac Morgan, esperando en una mesa junto a la ventana.

Desde aquella noche, esta era la primera vez que se veían de nuevo porque tanto ella como Isaac tenían una agenda bastante apretada. Y de no ser porque la chica para la que Emma trabajaba, Macarena Baute, era un sol de persona y le permitió tomarse este día libre, probablemente no hubiesen podido verse hasta la otra semana.

Emma chequeó la hora en su celular y chistó al verlo parpadeando. Arrugó el entrecejo, enojada. Últimamente, esto le estaba pasando muy seguido. Las aplicaciones se abrían y se cerraban solas como si tuviesen vida propia y estuviesen a tope de borrachas.

Guardó su celular y saludó a Isaac. Ahora no era momento para lidiar con esto. Ella no se demoró en ponerlo al corriente de todo, y cuando finalizó, bebió un sorbo de su licuado de naranja, banana y frutilla.

—¿Me estás diciendo que hay más personas con poderes? —preguntó Isaac.

—Es solo una suposición —dijo ella—. No estoy segura. No estaría mal pensarlo. ¿Por qué sería solo yo? ¿No?

—Supongo que es lógico. Es que apenas puedo creerme que tú los tengas. ¿Te imaginas más personas viendo el futuro? ¿No sería un caos total?

—No tengo idea si hay otros con el mismo don u otro diferente. Lo que más me preocupa es que alguien me quiere muerta...

—¿Tienes idea de quién pudiese ser?

—Estoy casi segura que quizás sean los que atacaron a Vanesa. Cuando Eva me llevó a la comisaría, la policía nos dijo que nunca habían recibido un llamado la noche de la fiesta de Club Zero.

Isaac arrugó el semblante.

—¿Qué? Pero tú y yo estábamos ahí... vimos cómo la policía se los llevaban.

—Bien. Para la policía eso nunca pasó —Emma desvió la mirada—. No tengo idea de cómo pudieron hacer eso.

—¿Quizás puedan alterar el tiempo? ¿La realidad? ¿La mente de las personas? —Emma encogió los hombros; Isaac siguió—. Volvamos a tu visión. ¿Qué recuerdas? ¿Eran los mismos? Yo recuerdo que uno era alto... ¿Pelo castaño? Y el otro... cabello negro, creo.

Emma suspiró, ella tampoco los recordaba bien. Había estado ocupada intentando asistir a toda costa a su mejor amiga y para cuando la policía pudo llegar a la escena ni siquiera reparó en prestarle atención a los asaltantes. Ya había dado esa batalla por ganada...

Gran error.

—En mi visión ni siquiera pude ver la cara del atacante porque se cubría con un pasamontañas. Pero estoy segura de algo, los ojos que tenía brillaban en una tonalidad escarlata.

—¿Cómo? ¿Rojo?

—Sí, en realidad era escarlata.

—¿Cuál es la diferencia?

A-Normal 2: Rompiendo el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora