🌺 Capítulo 20

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🎧 Canción del capítulo: Kim Sejeong — Love, Maybe.


El noveno día de vacaciones, amaneció con tanto calor que parecía que incluso los árboles iban a derretirse como helados bajo la fuerza del intenso sol.

Sienna temía mirar por la ventana y encontrarse con algún desprevenido pájaro con las alas envueltas en llamas en pleno vuelo. Sabía de sobra que era una tontería casi completamente improbable, pero es que fuera se sentía tan horriblemente caluroso, que parecía como si hubiesen abierto de par en par las puertas del infierno.

El bochorno era tan intenso que no le extrañaría que en cualquier momento pasara caminando por allí, disfrutando de la costa, el mismísimo Lucifer en bañador. Si es que en realidad él no llevaba formando parte del grupo todo ese tiempo, pensó divertida recordando las primeras veces que había visto al antipático duque.

Para esa jornada tenían planeado un entretenido paseo en cuatriciclos, por una zona más escarpada pero también bonita de la isla, el cual tuvieron que cancelar o, al menos posponer, hasta que fuera seguro llevarlo a cabo. Con las temperaturas tan elevadas como estaban, apenas era recomendable salir de la fresca seguridad de las casas.

Por esa razón, se les ofrecieron a todos diferentes actividades que se podían realizar en el interior, donde la calefacción estaría siempre encendida manteniendo a raya al inclemente calor y tendrían además mucha agua fresca siempre disponible para poder beber.

La primera opción y, la que escogió la mayoría de los huéspedes, consistía en pasar unas cuantas horas disfrutando de la piscina cerrada del complejo. Ésta se encontraba a escasa distancia del salón principal y fue hecha precisamente con la intención de mantenerse lejos del calor en verano o apartada del frío en el invierno.

Su construcción fue diseñada estratégicamente para asemejarse a unas viejas ruinas griegas. Con grandes columnas blancas, cascadas artificiales que brotaban como manantiales naturales de entre las rocas y exuberante vegetación. Asimismo, podían encontrarse esculturas clásicas que simulaban ser seres mitológicos escondidos e incluso tenía fabulosos mosaicos azuleados de intricado diseño en el fondo.

Era simplemente espectacular, como todo en aquel lugar.

Allí, una podía sentirse como una traviesa ninfa del bosque escondiéndose entre la espesura, hasta poder acercarse a darse un baño en el lago o para espiar a algún despistado mortal.

Estaba todo tan bien planeado que hasta podía oírse el canto suave de los pájaros, proveniente de altavoces perfectamente camuflados, mezclarse con las alegres notas discordantes del agua al correr.

La otra actividad posible era ir a la pista de hielo a patinar. Ahí definitivamente estarían lejos el calor, hasta tendrían que ponerse abrigo para poder participar.

Pero Cailean se negó rotundamente a ir otra vez, especialmente después de todas las veces que ella lo había arrastrado hasta la pista en días anteriores. No podía decirse que la doctora no sacó partido de esa actividad durante sus ratos libres.

La tercera alternativa propuesta fue finalmente la que ellos escogieron.

Entre otras cosas, porque era la que casi nadie quería y por tanto podrían estar solos, tranquilos, pero, sobre todo, sin tener que fingir que eran pareja o que se estaban enamorando. Sin contar con que estaría oscuro, fresquísimo y además podrían comer comida basura hasta hartarse. Al final, todo eran ventajas.

Sienna no sabía muy bien que esperar de unas salas de cine construidas para sus peculiares anfitrionas, sin embargo, estaba segura de que sería algo espectacular, lujoso y cómodo, como todo lo que tenían ellas.

Quince días para enamorarnos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora