🎧 Canción del capítulo: Rosenfeld — Dangerous Woman.
Cailean entró a la discoteca sintiendo la emoción correr alocadamente por sus venas.
Hacía bastante tiempo que no se tomaba un momento para salir a disfrutar de la noche, al final tenía que aceptar que su amigo y socio Luca, tenía razón. Estaba trabajando demasiado y disfrutando muy poco.
Pero es que ahora las responsabilidades eran tantas y tan importantes...
Ya no podía permitirse hacer tantas tonterías como cuando ambos eran unos meros jovencitos descerebrados que creían que tenían el mundo a sus pies, o peor, pasarse un día entero de resaca y sin hacer nada, solo para recuperarse de la alocada juerga de la noche anterior. No, porque ahora había mucha gente que dependía de él y de sus decisiones.
No obstante, también era cierto que todavía era un hombre joven y merecía divertirse, al menos un poco. Tal vez aceptaría alguna de las tantas invitaciones que Luca le hacía cada fin de semana para disfrutar de la vida nocturna de la ciudad, sin embargo, ahora de forma mucho más tranquila y controlada, por supuesto.
No tuvo que adentrarse mucho más antes de comenzar a disfrutar de la sensación de euforia que estaban despertando dentro de él los juegos de luces estroboscópicas y la música a todo volumen. Demasiados recuerdos de noches locas e increíblemente divertidas, reflexionó escondiendo una pícara sonrisa, menos mal que ya había madurado.
Aunque... siendo sincero, no le vendría mal una de esas de vez en cuando. Su amigo sin duda estaría encantado de tenerlo de vuelta si se lo decía.
Bueno, pero ahora no era el momento de pensar en eso, ya podría desmelenarse un poco cuando estuviera de vuelta en casa y en su propia vida. Ahora por lo pronto, tenía que encontrar a la pequeña doctora entre toda esa gente, ojalá la mujer llevara algo llamativo que lo ayudara encontrarla más pronto, aunque la verdad es que dudaba que ella hiciera algo así.
Había tantas personas que probablemente algunos de los empleados del complejo y habitantes del pueblo, se habrían unido a la diversión. Eso en realidad tenía sentido, después de todo nadie quiere estar en una discoteca prácticamente vacía.
¿Qué tendría eso de festivo o realista? Nada, si le preguntaban a él.
Le contaría las gemelas Vaughan que esa era su noche favorita y deberían repetirla con más frecuencia porque era mucho más entretenida que todas esas actividades pseudo románticas que se empeñan en llevar a cabo. Con seguridad ellas le darían un largo sermón y, además, le pegarían con uno de los abanicos que siempre traían atados a las muñecas como si fueran debutantes victorianas, reflexionó sonriendo travieso.
No iba a mentir, le encantaban esas señoras, tanto como su abuela.
Pero ya no le gustaba tanto lo que querían hacer con él. Sinceramente no se sentía preparado para sentar cabeza todavía, aunque según ellas tenía la edad ideal, no acababa de estar de acuerdo. Es cierto que ellas eran las expertas ese sentido y, al parecer, unas excelentes, pero Cailean no quería escucharlas, no todavía al menos.
Además, ninguna de las mujeres que habían escogido para ese viaje...
Bueno, en realidad eso no era del todo cierto, porque si era sincero tenía que admitir que la señorita Rodríguez era más que indicada. Eso debía aceptarlo, aunque no quisiera. Pero desafortunadamente aún no estaba listo para ella.
Una pena, lugar indicado momento inadecuado.
De acuerdo, con seguridad también estaba Sienna, que teniendo en cuenta lo emocionadas que parecían sus madrinas de verlos juntos y como se esmeraban por acercarlos, sería sin lugar a duda una de sus candidatas asignadas por esos sofisticados programas informáticos suyos.
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Quince días para enamorarnos [COMPLETA]
Roman d'amourA Sienna nunca le ha importado mucho el amor, las relaciones de pareja y todo ese tipo de cosas románticas. Pero cuando su vida laboral se vuelve un poco caótica y necesita alejarse un tiempo de todo para reflexionar, acepta la descabellada propuest...