🌺 Capítulo 15

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🎧  Canción del capítulo: Hope Tala — Tiptoeing.

Sienna no conseguía dormir esa noche.

Una llamada recibida poco después de la cena le ha dejado claro que ya no tiene más tiempo para seguir posponiendo su decisión, así que debe escoger entre una opción u otra. Aunque en realidad, ninguna de las alternativas disponibles la convence.

¿Por qué tenía que ser todo tan difícil?

Se preguntó mientras daba un paseo por la solitaria la playa, solo pensando y pensando, y pensando. No podía seguir así, se repitió una vez más, como cada día desde que se había enterado.

Se detuvo para sentarse en la arena un momento, esta había perdido ya todo el calor del día y se sentía fría bajo sus pies descalzos, aunque no reparó demasiado en ello pues su cabeza estaba ocupada con otras cosas.

Tampoco conseguía despegar los ojos del mar ni un momento, como si aquella oscuridad siempre cambiante e imperturbable tuviese las respuestas a todas esas dudas que ahora la torturaban.

Creía que tendría más tiempo, al menos hasta el final de las vacaciones.

Pero no era así, tenía que ser ahora y creía que ya sabía que iba a hacer, que era escoger la opción que menos le disgustaba. Todavía no entendía porque no se sentía cómoda con ninguna de las dos, tendría que haber sido todo tan simple...

— ¿Después de llevar todo el día evitándome ahora ha decidido acosarme? — Cuestionó Cailean apareciendo detrás de ella y sintiéndose un poco como salido de la nada.

Bueno, tampoco le extrañaría que el peculiar hombre fuera al final un fantasma o, mejor dicho, un vampiro. Sí, eso último le pegaba más con el tema del título nobiliario y sus modales elegantes.

— ¡Ay que susto! ¿Qué hace aquí? — Preguntó ella llevándose una mano hasta el pecho tratando de calmar los latidos erráticos de su corazón.

— Aquella es mi cabaña. — Señaló a su espalda cono total calma, en dirección a una edificación muy similar a la suya propia en aquel lugar. Luego se agachó al lado de ella curioso. — ¿No lo sabía?

— ¿Cómo lo haría?

— No lo sé... Preguntando a ese muchacho del hotel que la sigue a todas partes como una sombra, ¿tal vez? — Comentó, haciendo referencia al agradable joven que solía encargarse de llevarla a donde quisiera o conseguirle lo que necesitaba.

— ¿Caesar? La verdad es que no se me ocurrió. — Aceptó con tranquilidad encogiéndose de hombros y volviendo a mirar al mar nuevamente. — Supongo que no me interesaba saberlo. — Añadió con fingida maldad solo para molestarlo.

Extrañamente su humor había cambiado desde que él había aparecido, la noche se sentía un poco menos oscura y opresiva a su alrededor. Aunque sus problemas seguían allí atormentándola, ya no parecían tan amenazantes como unos momentos antes.

— Lo he captado, no quiere saber nada de mí, no hace falta que siga. — Refunfuñó como un niño malhumorado y luego rápidamente cambió de tema, como Sienna había notado que hacía siempre que quería evitar algo. — Veo que por fin se ha decidido a comprarse la pulsera. — Dijo señalando con indiferencia la fina pieza que la doctora llevaba en la muñeca.

Así que se había fijado también en eso, ¿había algo que este hombre pasara por alto alguna vez?

Ella bajó los ojos hacia el fino brazalete y lo tocó con delicadeza con un par de dedos. Era hermoso, le había encantado nada más verlo en aquel pequeño puesto, pero era un capricho, algo que ella no solía darse. No por falta de dinero ni nada parecido, después de todo tenía un buen salario, era más bien porque no le gustaba gastar en cosas innecesarias o poco útiles.

Quince días para enamorarnos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora