🌺 Capítulo 30

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🎧 Canción del capítulo: Mon Laferte — por qué me fui a enamorar de ti.


Llegaron a la casa, bueno, castillo en realidad, cerca del mediodía.

Era un bullicio de gente yendo y viniendo a todas partes, debían tenerlo todo preparado para esa noche. Aunque a la duquesa le hubiese gustado darles un buen recibimiento, apenas tuvo tiempo de saludarlas y presentarse a Sienna, porque quedaban muchas cosas que hacer para la fiesta.

— ¡Por fin han llegado! — Se quejó la hermosa mujer en cuanto bajaron del vehículo. — Esperaba que vinieran antes, para descansar esta semana aquí conmigo.

Esa había sido la intención inicial de las señoras, pero al final decidieron cambiar de estrategia, pues temían que si Sienna se cruzaba antes con Cailean saliera huyendo sin siquiera poder asistir a la fiesta. Y querían que estuviera allí, no solo para que saliera de un poco de su escondite bañado de lágrimas, si no para que conociera a otros posibles buenos candidatos que seguro se presentaban a aquella celebración.

La anfitriona, que las saludaba desde lejos incluso mientras ellas se bajaban del vehículo, era una mujer ya mayor. Además de conservarse de maravilla, lucía unos cuantos años menos de los que realmente tendría. Sus rasgos, su aire de movimientos y todo en su persona, demostraban que fue una dama verdaderamente bella en otra época y, por supuesto, lo seguía siendo ahora.

Poseía esa clase de belleza atemporal, especial, que se mantiene durante toda la vida.

Sienna nunca había estado muy segura de que esperar al encontrarse con la dama, sin embargo, era bastante similar a lo que imaginaba. Una mujer hermosa, con mucha actitud, tal vez amable pero seria, sin duda fuerte y poco dada a recibir órdenes. Le recordaba muchísimo a su nieto, era evidente de donde había sacado él la mayor parte de su carácter.

Tampoco sabía si debía agacharse para hacerle una reverencia o alguna otra cosa de ese estilo que entrase dentro de las normas de protocolo, creía que todas esas actuaciones ya estaban obsoletas hoy en día, pero también era consciente de que las personas mayores muchas veces se quedaban ancladas en sus modos de vida. Y tal vez, esta acaudalada duquesa lo esperaba.

— Lo sentimos querida, ya sabes que estamos ocupadas con el negocio. — Comentó Poppy haciéndose aire velozmente con el abanico. No hacía calor, mas, ella siempre estaba aireando a todo el que se encontrase cerca sin importar el clima.

— Así es, pero nos quedaremos después. Lo haremos al revés este año. — Añadió Tulip, apoyándose en Sienna como si necesitase ayuda para caminar.

Eso también formaba parte de su elaborado plan, mantener a la doctora más tiempo allí, a lo mejor eso ayudaba a su tonto ahijado a ver lo que se estaba perdiendo. Querían que volvieran a pasar tiempo juntos y a acercarse, ya habían tenido suficiente distancia como para echarse de menos, ahora debían ponerle solución a esa separada espera.

Una obligada convivencia no le haría daño a ninguno.

— Supongo que me tengo que conformar con eso. ¿Y quién es esta encantadora muchacha? — Preguntó la anfitriona, dirigiendo un par de bonitos ojos verdes hacia la doctora.

Así que de ahí es de donde habían salido las pequeñas escamas que relucían entre el marrón de los ojos del duque, pensó Sienna fascinada.

— Es nuestra invitada, ¿recuerdas que te dijimos que la traeríamos con nosotras?

— Por supuesto, mas, la imaginaba diferente. — Dijo la mujer, recorriéndola con un mirada dudosa y luego mirando a sus amigas.

Quince días para enamorarnos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora