🌺 Capítulo 34

56 10 2
                                    

🎧 Canción del capítulo: Meghan Trainor — Just a friend to you.


En la mañana y aunque estaba cansada después de haber pasado la mitad de la noche en vela hablando con Sang Woo, Sienna se levantó temprano para desayunar. Sabía que muchos de sus compañeros de viaje seguirían todavía allí y deseaba despedirse de ellos antes de que todos comenzaran a marcharse.

La cara de felicidad de Michael y Jason era totalmente impagable, todo el mundo estaba tan increíblemente feliz por ellos, así como por todas las bodas que llegarían pronto —se llevaba al menos cinco invitaciones a casa— que la comida se acabó convirtiendo en una fiesta.

También volvió a pasar el rato con el Doctor S, había mucho con lo que ponerse al día. Su viejo compañero, además, le presentó a Luca, uno de los amigos de Cailean, sin embargo, de él no hubo ni rastro.

Poco después de la comida, las señoras Vaughan hablaron con Sienna y le explicaron que tenían que permanecer unos días más en Escocia debido a unos asuntos personales que debían atender allí. Pese a que Sienna se ofreció a acompañarlas o marcharse antes por su cuenta, las mujeres no quisieron oír ni una palabra al respecto.

Le pidieron que las esperara en el castillo mientras ellas solucionaban sus asuntos para luego poder marcharse todas juntas.

La doctora no quería permanecer en la propiedad más tiempo del necesario, no deseaba incomodar a los dueños o convivir con Lord Antipático más de lo necesario, sin embargo, por mucho que intentó razonar con las ancianas no fue posible objeción alguna. Sobre todo, cuando la propia duquesa se unió a la contienda apoyando a sus dos amigas e insistiendo para que se quedara.

Al final, comprendiendo que era menos agotador aceptar su destino que presentar batalla, acabó aceptando permanecer como otra huésped del castillo.

Ojalá esas señoras la hubieran escuchado, si había sido difícil convivir con Cailean manteniendo su secreto durante unas horas; hacerlo durante tal vez días, resultaría mucho más complicado. Aunque, a lo mejor, por una vez tendría suerte y él ya estaría camino a su hogar en la ciudad, lejos, muy lejos de aquella fortaleza y de ella.

La duquesa le aseguró que tenía total libertad para moverse por la propiedad e ir a donde deseara, incluso a recorrer los campos a caballo o el pequeño pueblo cerca. Le dio a entender que era más que una invitada y que podía solicitar la ayuda de Maeve o de cualquiera de los de allí siempre que lo deseara, más, ella no dejaba de sentirse como una intrusa con un gran secreto.

Poco antes de almorzar, agotada ya de estar encerrada leyendo en su habitación en un desesperado intento de volverse invisible, decidió bajar e ir hasta la cocina. La joven empleada le había dicho que estaría allí ayudando a preparar el almuerzo para todos cuando la acompañó a su recámara más temprano.

Al llegar fue recibida con cordialidad, la asombró la afluencia de personas que trabajan yendo y viniendo para prepararlo todo. Incluso así, otro par de manos era muy bienvenido, por lo que le permitieron colaborar con algunos preparativos.

Cuando todo estuvo listo, la señora Beauchamp pidió a uno de los muchachos que ayudaba que trajese una cesta de picnic, la preparó elegantemente con variedad de aperitivos y bebidas frías. Mientras, Sienna escuchaba atentamente la historia que Maeve le contaba sobre un famoso al que había visto unas semanas antes en Edimburgo.

—Toma querida —dijo la cocinera entregándole la coqueta cesta a Sienna.

—¿A dónde desea que lo lleve, señora?

Quince días para enamorarnos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora