🌺 Capítulo 5

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🎧 Canción del capítulo: Calvin Harris ft Rihanna — This is what you came for.


Sienna todavía no estaba muy convencida de que hubiese sido inteligente aceptar el plan del antipático desconocido. Por favor, si ni siquiera le había preguntado el nombre o como se ganaba la vida. Y la verdad es que también tenía dudas respecto a la estabilidad mental del hombre, quien sabe qué clase de loco excéntrico podría ser él.

Pero lo cierto es que era demasiado tentador como para rechazarlo, pues le gustaba mucho la posibilidad de disfrutar de aquello como unas sencillas vacaciones y no como una excursión para cazar un marido.

Bueno, le podría dar una oportunidad, tal vez solo por esa noche y parte del día siguiente. Si al final resultaba que ese hombre no le agradaba, podría inventarse que le había gustado cualquier otra persona y alejarse de él con la excusa de conocer a otro. Claro que, entonces tendría que pasar tiempo con otro, de lo contrario no le creería y a decir verdad eso tampoco le hacía mucha gracia.

A lo mejor la fortuna le sonreía por una vez y encontraba a uno agradable con el que compartir el viaje y tal vez el resto de su vida, como su madre quería.

Deja de preocuparte por eso ahora, se dijo dando unos últimos retoques a su labial rojo oscuro. Luego, cuando estuvo satisfecha con el resultado, se alejó un poco para contemplarse entera frente al espejo.

No estaba del todo segura de aquel vestido, que hacía juego a la perfección con el tono de sus labios. Le encantaba todo de aquel traje vintage, es verdad, desde su escote en forma de barco, pasando por su figura superior ajustada y hasta la falda acampanada que le llegaba un poquito por debajo de la rodilla.

Pero tal vez era demasiado.

Si bien es cierto que se trataba de una cena elegante y suponía que la mayor parte de los invitados irían muy bien vestidos, tenía la sensación de que tal vez fuese demasiado arreglada o llamativa con aquella brillante seda color sangre y los altísimos zapatos de la misma tonalidad. Tenía miedo de desentonar, como si fuera un brillante semáforo en medio de la fiesta.

Ah... hacía tanto tiempo que no iba a una fiesta. Si hubiese tenido un poco más de confianza con Michael le habría pedido consejo, aunque en realidad tampoco sabía cuál sería el concepto de elegancia o estilo de él.

Unos suaves golpes en la puerta acabaron con sus preocupaciones o más bien fueron suprimidas por falta de tiempo. Seguro que era Caesar que ya venía a por ella, podía aprovechar para preguntarle al muchacho sus dudas. Seguramente él sabría como solían acudir las mujeres esa primera noche, tal vez incluso hubiese visto ya a alguna de las huéspedes de camino.

Se atusó un poco el pelo para dar más volumen a sus gruesos rizos, dio un último vistazo rápido en el espejo para asegurarse de que todo estaba en su sitio y abrió la puerta con una enorme sonrisa.

—¡Justo la persona a la que necesitaba! —exclamó emocionada, pero lamentablemente el joven no movió ni un músculo al verla.

Ups, pues no había acertado al parecer.

—Vaya, Señorita Doctora —dijo al final, luego tragar saliva varias veces como si estuviera buscando su voz—. Está usted... impresionante, si me permite decirlo —añadió de manera muy respetuosa.

—¿Seguro? —preguntó sintiéndose todavía algo insegura—. No lo sé, tal vez sea demasiado para una simple cena.

—Oh no, en absoluto, las señoritas van muy elegantes hoy, al igual que los caballeros. Aunque sin duda usted deslumbrará —agregó con una amplia y agradable sonrisa—. Espéreme aquí, acercaré un poco más el carrito para que no se estropeen sus zapatos con la arena. —Sin esperar, salió corriendo a hacer lo que había dicho.

Quince días para enamorarnos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora