─ Pásame el lápiz labial líquido a tu izquierda ─ le digo a mi asistenta. Es hábil con lo suyo y esto me quita un gran peso de encima, las anteriores eran verdaderos dolores de cabeza. Admiro mi trabajo casi terminado y sonrío. Es casi perfecto. Tal vez lo sería si la novia no estuviese enviando señales de S.O.S con la mirada.─ ¿Estás lista?─ la remilgada madre de mi clienta se acerca y le toma la mano. La chica la retira y desvía la mirada. Está enfadada. Obviamente lo está. Mis años como estudiante de psicología no fueron en vano. A veces desearía no ver tan transparentemente la cara real de las personas. Esta mujer insoportable lleva alrededor de treinta minutos dando órdenes como si su hija no tuviese opinión propia. ─ Serás la novia más hermosa y mencionada de todas las revistas de la semana─ como respuesta ella le tuerce los ojos.
Decidido; no me gusta su madre. Hago una mueca de disgusto. Odiaría que la esté forzando a casarse. Odiaría que todo este circo sea idea suya.
Le aplico el labial rosa sobre los labios encima de la base que le puse unos minutos antes. El maquillaje es sencillo pero es ostentoso. Resalta a kilómetros la pasta que se han gastado en vestir y maquillar a esta chica como una barbie moderna con la última tendencia.
Ver sus ojos cristalizados me da una sensación rara en mi interior. He visto novias desde felices hasta nerviosas, otras medias locas, otras tranquilas pero esta chica definitivamente no tiene ese espíritu ilusionista en sí. Le falta ese brillo estúpido que desprenden las personas idiotizadas por el amor que dicen sentir.
─¿Podría dejarnos a solas por favor? ─ intento pronunciar mis palabras lo más amable posible hacia la madre de la chica y le muestro una sonrisa, falsa, cabe destacar─ Le daré la mejor portada de revista de todos los tiempos─ vamos, ella es repugnante, puedo ponerme a su altura para que se largue de una vez.
Se marcha dispuesta, sin protestar y esto me hace ver que esa es la parte que más le interesa de todo esto. ¿Cuándo el mundo dejará de girar alrededor del maldito dinero, de la fama, de toda la mierda que trae consigo?
─Puedes salir tú también, tómate un descanso─ le digo a Clark, mi asistenta, quien no se lo piensa dos veces para marcharse. Es una chica ingenua y lista con lo suyo, espero que en la marcha se endurezca o será el hazme reír de muchos y no solamente en el trabajo sino donde sea. Está aquí porque está preparada, no es una puta recadera como muchos la tratan, esto me cabrea sobremanera y he interferido en ocasiones pero me molesta mucho que no halle su propia voz para decir basta. Al menos es un alivio que la asignen como mi compañera de vez en cuando, no soy un dulce pero jamás la explotaré poniendo mis cargas junto a las de ella. En fin. Ojalá algún día despierte la fiera que puede llevar dentro.
Después de ver la puerta cerrarse, inspiro; Espero no ser una intrusa en todo esto.
─Aquí tienes─ le extiendo mi móvil.
─Có...cómo─ balbucea hacia mí.
─Le has hecho agujeros con los ojos, vi cuando tu madre te quitaba el tuyo─ estoy siendo entrometida y lo sé. Demasiado.
─Lo siento─ inclina un poco la cabeza y no sé por qué pero siento un extraño impulso de hacer que esta chica sepa que no está sola. No me imagino jamás llegando al altar por mi propia voluntad y mucho menos si no es lo que deseo. Sería la peor de las pesadillas.
─Siento que no deseas estar aquí─ señalo a los alrededores─ que no quieres nada de esto─ digo en voz baja. Mi arrebato podría costarme mi trabajo. El trabajo que me da de comer después de haber cortado todos los lazos económicos que tenía con Aoki.
Su respuesta es cubrirse la cara con ambas manos y negar. Confirmado. No está feliz. Definitivamente no. La sostengo por ambos brazos haciendo que me mire a los ojos; como si fuese una niña pequeña y necesitase que la hagan entrar en razón.

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Me refugio en ti
Teen FictionKyoto Satō ha sufrido gran parte de su vida. El abandono de su madre y la frialdad de su padre la han convertido en alguien fría, indiferente. Incapaz de abrir su corazón a ningún hombre. Fiel defensora de que el mundo está jodido y que el amor es...