Entro en la galería y me emociono, está impecable para mañana.
La gran apertura de la que Meredith no para de dar detalles y marearme todo el rato.
La sala de artistas principiantes derrocha puro talento y solo puedo sonreír inmensamente por la gran oportunidad que les está dando éste lugar, estoy inmensamente orgullosa de mi amiga y su gran corazón, inmensamente feliz por estar aquí.
El salón principal y más grande expone las obras de Aleix Beck, pintor multimillonario, el mismo del cuadro que me regaló Mer en mi apertura. Cuadro que cuelga en mi habitación y me roba suspiros antes de dormir.
La desgraciada se gastó un pastón en mi regalo y yo tan atrás de la joya que tenía entre mis manos.
Beck es un gran pintor, es como la revelación del año en el mundo del arte según Meredith y poder ver su obra por mis propios ojos y casi poder tocarla si estiro mis manos es algo lindo e incomparable. Amo el arte, amo jodidamente el olor a perfección que irradia este lugar y me parte el alma en millones de piezas saber todo lo que pude haber sido y nunca sucedió.
Sé que estuve fuera de este mundo por años y a pesar de no querer volver a entrar es un sueño cumplido estar hoy aquí, rodeada de tanto arte, rodeada de lo que más amo.
Agradezco enormemente que Mer me haya permitido esto, mañana estará abarrotado de gente y no deseo ser fotografiada aquí porque sé que traería demasiado revuelo, demasiado artículo malicioso.
Doy dos pasos hacia atrás para apreciar una de las pinturas.
Es un cielo oscuro, poblado de estrellas plateadas y un enorme sol resplandeciendo en un costado. Sonrío y busco justo debajo el nombre de la obra
ROMPIENDO ESQUEMAS.Cada cuadro tiene un toque especial que te grita mírame, mírame y te invita a filosofar sobre la vida. Tiene exactamente la misma técnica rústica que el que cuelga en mi habitación. Es perfecto. Lo quiero.
Y es ahí cuando mi corazón comienza a latirme fuerte en el pecho donde me declaro fan de Beck, de la forma de sus trazos, de su forma de ver la vida y encerrarla en un dibujo, de su forma de sabotear el sistema y decir ¡te equivocas! Amo locamente su arte aunque no tenga puta idea de nada. Me acabo de enamorar aquí y ahora de todo esto.
El sonido de unos tacones me sacan de mi maravillado estado de apreciación.
Una chica de élite que no tiene la menor idea de arte. !Salta a la vista!
Tiene la nariz pegada al cuadro prácticamente y una mano erróneamente manoseándolo y me pica la lengua por soltarle mil improperios. Si no amas el arte, simplemente mantente lejos de lugares así, no estorbes.
—Las obras de arte se admiran mejor en la distancia— digo mirándola fijamente y me siento satisfecha cuando me gano su atención. Su perfecta cara me grita.!Alerta! No soy una juzgona pero instuyo que mi comentario puede haberle arañado su caro orgullo. Viste de revista siglo XXIII y nunca he juzgado sin conocer pero algo en ella no me gusta.
—Sigo sin entender el afán de mi novio en usar pincel y pincel sobre un papel— se encoge de hombros torciendo los ojos y sacudiendo sus manos como si pintura se pegara como chicle en sus dedos—sigo sin encontrarle sentido a toda esta cosa—hace una mueca que me molesta señalando los alrededores.
— ¿Tu novio es?— vuelvo mi vista al cuadro frente a mí.
—Aleix Becker— Wao! sonríe con orgullo acercándose, como si intentase restregarme en la cara con su sonrisa que el creador de toda está maravilla es suyo; me extiende la mano con suma delicadeza— Soy Aisha Lyon, mucho gusto— repara todo de mí de un extremo a otro sin disimular su disgusto hacia mi estilo y su voz de pito me da ganas de taparme los oídos.
Quién diría que tendría tan común gusto el pintor, que se desarmó como todo hombre por una cintura pequeña, pechos notables y trasero mucho más notable. No es que esté diciendo que esta chica es solo una imagen bonita como un accesorio, sino que al ser tan exótico dibujando no lo asocié a este tipo de chica que aparenta ser superficial y común en la clase alta.
—Mi nombre es Kioto— me abstengo de mencionar mi apellido y obviamente de ser cordial, nunca será un gusto conocer a gente creída, mi cualidad más escasa es la hipocresía, soy como soy sin fingirme buena y educada —No creo que el señor Baumgarten te perdone por usarlo de maniquí — digo mirándole, esta vez sosteniendo la mirada.
Veo por detrás de su hombro como el hermano de Mer se acerca a nosotras a paso apresurado y me jode que se vea tan bien siempre a pesar de que me caiga tan mal, porque sí, retornamos en el tiempo, no lo soporto. Para mí no existe más allá de ser el hermano de mi amiga, pasado pisado, así lo he decidido. No más Alexander, no más.
—el señor Bau qué— parpadeo ante las palabras de míster barbie¿es ella seriamente la pareja de un pintor? No es por juzgar pero...
Señalo la escultura en el centro de la habitación, el padre de la Estética como lo llaman muchos, siendo utilizado para sostener la cartera de la novia de Beck.
—Oh no lo conoces— me cubro la boca— igual guardabolso no es. Un poquito de respeto aunque seas ignorante sobre ello no vendría mal, ¿no crees?
—Eres una—el sonido de los pasos hacen que se gire—Cariiiiño— doble cara le dicen a esta chica, olvidó que quería partirme la madre hace medio segundo.
Y se lanza a los brazos del insoportable y no puedo evitar que mi cara refleje el disgusto y el desconcierto que siento.
—Te presento a mi novio— gira hacia mí con cara de aquí está mi trofeo y yo, me hago pequeñita procesando todo. Mis sospechas eran ciertas y tenía a alguien, tenía a alguien en su vida y coqueteaba conmigo, su novia, esta insoportable es su novia.
La rabia que siento hace que apriete ambos puños a mi costado pero intento lucir serena, ni en sueños le demostraré que me afecta porque si bien no debía guardarme un lugar, vivía en la oscuridad de todo esto.
El hermano de Meredith es el novio de esta arpía, espera, espera entonces, Alexander es ... es...Aleix. El muy mencionado enarca una ceja hacia arriba. Y odio sin fin que me halla dejado sin palabras toda esta situación.
Tengo a Aleix Beck delante de mis narices.
He tenido a Beck delante de mis narices todo este tiempo.
Y tal vez ya no lo admire tanto.
Mi admiración extrema por un pintor duró mucho menos que darme una ducha, mi admiración acaba aquí, en esta galería; mientras con los ojos bien abiertos, doy un paso atrás.
La cara de suficiencia de esta chica, la de Alexander burlón y la mía de sorpresa, deberían ser plasmadas en un cuadro.
—Buenos días, amiga— su voz enfatizando esta última palabra me dan ganas de golpearle ambas mejillas con uno de sus cuadros— ¿Qué te trae por aquí? Cierto, que olvidadizo—se golpea ligeramente la frente y yo hiervo de rabia—vienes a ver un arte que realmente vale la pena.
Maldita seas Kioto, intentaste lucir genial frente a un pintor profesional y le despotricaste hasta los cesos con su dibujo que bien valdría mucho mucho dinero, resumidas cuentas, critiqué a un puto profesional y quedé como una imbécil. Me he tragado mis palabras con cucharita de bebé, lentamente.
—¿Se conocen ustedes?— al habla Aisha, esta vez con voz melosa e insoportable.
—Por supuesto, es amiga de mi hermana y también mía.
—Yo ya me iba tortolitos— me giro a la salida, necesito salir de aquí, ahora—pórtense bien aquí solitos— sigo mi camino pero me detengo un instante— Aisha por favor, recoge tu bolso y tú Alexander aprende a responder el puto móvil, es tu novia, no tu secretaria.
Niego mientras camino de forma apresurada, aparentando una calma que en estos momentos no poseo;
Alexander 1
Kioto 0

ESTÁS LEYENDO
Me refugio en ti
Teen FictionKyoto Satō ha sufrido gran parte de su vida. El abandono de su madre y la frialdad de su padre la han convertido en alguien fría, indiferente. Incapaz de abrir su corazón a ningún hombre. Fiel defensora de que el mundo está jodido y que el amor es...