Sashi me mira demandante y solo puedo girar mi vista al suelo y evitar el contacto visual, jamás pensé verla de nuevo y repetir la pesadilla de mirarla a los ojos.
─Déjanos a solas─ sostiene la puerta y devuelvo mi vista a mis piernas ─ nos vemos fuera- Chen obedece sin titubear siguiendo la dirección de un dedo demandante como perro a su falso dueño.
─Levántate─ patea el suelo a mi alrededor y solo puedo apretar la bola de papel entre mis manos como si sostuviera carbón en llamas entre ellas, como si fuera secreto extremo.
Como si retornara en el tiempo, me levanto y me incorporo para no fallar en pocos segundos, intento darle la mejor postura, para brindarle respeto, para ser la niña perfecta que quiso formar.
─Sashi─ miro a mis zapatos ─ ¿Qué...─balbuceo─ qué haces aquí?
─Cada día más patética Kyoto. ¿Qué hacías en el suelo delante de un simple empleado?
─ ¿Dónde está papá? Necesito verlo, necesito...
─Corrige─ enderezo mi espalda automáticamente atrgantándome las palabras y duele sentir el golpe metálico en mi pierna, dos veces.
─Lo siento, señora Sashi. Perdón, yo...─ mi mente confundida me hace tartamudear como una idiota.
─¿Vienes por la herencia o solo a fingir que amabas a tu padre y limpiar tu imagen de hija rebelde? ─levanto la mirada con rapidez y por primera vez detallo el rostro de una de mis pesadillas vivientes de la infancia.
Analizo su rostro, sus arrugas, su pequeña estatura, sus manos pequeñas y temblorosas pero también firmes, su boca pequeña, su pierna mal formada que necesita a un bastón para ser útil.
Mi pesadilla de años no es tan escalofriante como recordaba. Mi pesadilla, más que miedo, alcanza a dar lástima.
Me atrevo a mirarla a los ojos directamente por primera vez y con lágrimas en ellos, sonrío.
─Abuela─ sonrío con más amplitud─ vete al infierno.
Paso por su lado juntando todo mi valor y diciendo adiós en mi interior, adiós al miedo, adiós al pasado, adiós a la abuela exigente que no pudo inclinar a su hija y encontró en su nieta la mascota obediente perfecta, adiós abuela.
Subo al auto donde Chen me espera y solo puedo dejar fluir las lágrimas que se habían acumulado, mi vida apesta y solo deseo despertar, solo deseo chasquear los dedos y desaparecerme, deseo que esta mierda de noticia no sea real porque lo siento irreal.
El auto avanza y odio cada maldito metro que recorremos, odio mi país, la maldita primavera y las estúpidas flores rojas que el viento hace chocar contra los cristales.
Me odio a mí misma por dejar estas calles y correr por mi sueño sin pensar en mi padre, sin pensar en la vida que dejaba atrás, sin pensar en consecuencias y solo pensar en la vida que quería crear.
Llevo una mano a mi pecho cuando Chen detiene el auto en lo que reconozco como el último lugar en el que deseo estar ahora. No quiero estar aquí y me acabo de dar cuenta cuando se me altera la respiración. No estoy preparada para que pinchen mi globo y derrumben mi esperanza a tirones.
-Chen- susurro- Chen, no quiero salir- esta vez llevo mi mano a mi garganta mientras siento que me ahogo- sabes, sabes que papá no haría algo que siempre llamó cobardía, dime, dime que esto es un teatro, dímelo.
-Señorita- Chen voltea sin soltar el volante y su cara lo dice todo- debe ser fuerte.
-¿Fuerte?- Río sin fuerzas- estoy echa polvo, no soy nada- me siento vacía, entumida viviendo algo surreal.
Un fuego interno me recorre el cuerpo cuando mi puerta se abre y sé que debo salir del auto, mis pies pesan muchos kilos extras y mi cabeza se siente de elefante, pero mi pecho se siente vacío.
Solo puedo pensar en miles de malditas imágenes del momento, solo puedo pensar en cosas en las que no debería, ¿Sufrió? ¿Murió al instante? ¿Pensó en mi? ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué nunca volví? ¿Por qué no respondí a ese mensaje?
Me siento todo lo idiota que es posible sentirse, robótica y mareada mirando al frente contando cada paso que doy, cada paso que me separa de lo que queda de mi padre mientras repito para mí misma una y otra vez Game over, game over cruzando los dedos para que esto pare como una niña pequeña.
Retrocedo muchos años atrás cuando me rendía de encontrarlo a las escondidas y simplemente pateaba el suelo como una niña malcriada gritando game over para que saliera porque odiaba demasiado perder, quisiera ahora mismo lanzarme al suelo gritar esas palabras y que papá saliera y me diera un sermón de buenos modales y de aprender a perder en la vida, me niego a creer que esto es real, que en verdad está sucediendo y papá murió odiando a su hija o sin saber que lo amaba, realmente lo hago y me desgarra el alma no poder decírselo una y otra vez sin parar.
Siento la soledad como nunca la había sentido antes calarme los huesos, estoy malditamente sola.
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Me refugio en ti
Teen FictionKyoto Satō ha sufrido gran parte de su vida. El abandono de su madre y la frialdad de su padre la han convertido en alguien fría, indiferente. Incapaz de abrir su corazón a ningún hombre. Fiel defensora de que el mundo está jodido y que el amor es...