Kyoto Satō ha sufrido gran parte de su vida.
El abandono de su madre y la frialdad de su padre la han convertido en alguien fría, indiferente. Incapaz de abrir su corazón a ningún hombre.
Fiel defensora de que el mundo está jodido y que el amor es...
No sé cómo lidiar con el hecho de que el no- esposo de Mer se halla aparecido en el hospital después de haber sido plantado, mucho menos sé como reaccionar cuando ella solamente abre los ojos como platos mientras él parlotea cosas sin sentido.
—...y entonces cuando Rafaella me llama y me dice que te habían secuestrado y por eso no apareciste en la boda, tomé el primer avión que pud— espera espera qué cojones habla este tío.
—Perdón que te interrumpa pero quién es Rafaella.
—Es mi mamá— dice Mer con voz enronquecida mientras me agarra fuerte de la mano, como si necesitase mi fuerza, como si tuviese miedo.— no quiero casarme contigo— dice dirigiéndose al frente nuevamente— por eso huí y pensé que te quedaba claro. No quiero verte nunca más, por favor— cierra los ojos como si le doliese ser cruel, esta niña olvida siempre que sus sentimientos están por encima de los demás— por favor no vuelvas.
—Meredith, casémonos, prometo hacerte feliz, ¿qué mujer no sería feliz con el imperio que sería fusionar nuestras familias?— ella niega frenéticamente con las manos sobre su rostro y yo casi reviento conteniéndome para no intervenir — solo casémonos y lo demás podemos resolverlo— masajeo mis sienes una y otra vez con frenesí, me inquieta estar presente cuando lógicamente sobro, ¿o no? Bien, no sobro yo, sobra él.
—¿Eres sordo? ¿No la has escuchado?— muevo mis manos delante de su cara para llamar su atención— No te quiere y no lo hará así que vete por favor— digo señalando a la puerta y tocando ligeramente su hombro.
Tira de mi mano con fuerza para quitársela de encima.
—No me toques maldita puta— escupe sus palabras mientras mira con desdén mis piernas cubiertas con unas mallas negras de red. Otro miembro más del club de los idiotas que juzgan a las mujeres que las usan.
— Creo que te estás equivocando pinguinillo, es mejor que te marches justo ahora antes de que termines de colmar mi paciencia.
Hace un intento por responder pero Meredith estratégicamente hace sonar el botón de asistencia y al instante aparece una enfermera a la cual le pide que lo borre de su vista.
Protesta y le ruega nuevamente por una boda mientras amablemente lo escoltan afuera. Dejo ir todo mi aire contenido y aunque no lo digo en voz alta, llego a una conclusión, la madre de Meredith si que es una arpía si aún después de tanto es capaz de cosas como estas.
Mi segunda conclusión es que odio a este tipo y su insistencia pegajosa, odio ver como usan a Mer como un títere en su familia, odio ver que es una chica demasiado frágil para la vida que enfrenta.
—Gracias—murmura hacia mí mientras se hace un ovillo sobre su cama temporal—Gracias por cuidarme — unas lágrims resbalan por sus mejillas y me doy cuenta al instante lo dañada y mal cuidada que se encuentra.
Con toda la delicadeza que alcanzo a reunir acaricio su pelo largo con cariño hasta que se queda totalmente dormida y no logro apartar de mí una sensación incómoda, la impotencia que siento al verla sufrir y no saber que mierda hacer por ella.
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