Meredith
-¿Y bien Kioto, vienes siendo una chica darkie por años o solamente es una etapa?- la observo tragar en seco y dudar sobre su respuesta, es cerrada, demasiado.
-Es el reflejo de mi alma Meredith, mi alma está muerta- y con esas palabras todo buen rollo que tenía el ambiente se corta y quiero arrancarme la lengua por escoger precisamente esa pregunta, se suponía era una respuesta sencilla no que obtendría una tan afín a lo que he estado sintiendo hace meses ocurrir dentro de mí. Visto de brillos y colores para maquillar mi agonía, para ocultar al mundo mi soledad, para pintar esa chica que todos quieren ver desde que nací.
-Yo opino que el negro te queda divino- le levanto el pulgar y como es costumbre me aparta la mano riéndo. Casi quiero cerrar los ojos y guardar este momento en mi carpeta de favoritos para no olvidarlo jamás. Un día de chicas, como una persona común y corriente.
Nos quedamos en silencio, una al lado de la otra en nuestra mesa, con nuestras cervezas delante siendo ignoradas, cada una sumamente inmersa en una realidad que estamos escondiendo, cada una usando una careta, escondiendo lo que realmente sentimos porque Kioto, ella es mucho más de lo que muestra, puedo sentirlo.
-¿Sabías que roncas?- sus palabras me hacen reír nerviosamente - roncas como un oso enorme y haces retumbar mis paredes.
-No- me cubro la cara avergonzada- Estás mintiendo.
-Tengo evidencia de alta calidad en mi móvil- lo saca de su bolsillo y muero de la vergüenza, sí que ronco y horrible, mi hermano siempre me ha molestado desde pequeña por eso.
Reproduce un video en el que ciertamente estoy durmiendo y masacrando sus oídos.
-Eres malvada- la miro con ojos entrecerrados y bebo de mi cerveza.
Pasamos un rato entre algunas risas y unas que otras preguntas intercambiadas hasta que Kioto hace la pregunta más inesperada de todas.
-¿Tienes novio?- me repite por segunda vez- Meredith- pasa su mano delante de mi cara y pestañeo con fuerza.
-Yo- siento la típica comezón en mi cuello que me indica que mis nervios están comenzando a aparecer pero entrelazo fuerte mis manos para no hacerlo evidente- no lo sé.
Mi respuesta incoherente y estúpida hace que Kioto arrugue la frente y probablemente piense que tengo retraso pero no hay otra respuesta. No sé si aún tengo un novio, no sé si está vivo, si huyó de mí, si realmente desapareció, si me olvidó y es feliz sin mí, simplemente no sé nada.
-Bien- asiente tragándose la risa y sin darme cuenta me pongo a la defensiva.
-No es gracioso Kioto, hay una historia detrás de mi duda y es cualquier cosa menos graciosa así que...
-Vale, vale- levanta su voz por encima de la mía para hacerme callar y sus manos en señal de paz- Tu vida, tus cosas.
En ese mismo instante me doy cuenta de mi gran error, siempre cargo mi furia con quien no debo, siempre meto la pata cuando las cosas van bien, siempre arruino todo y esto no parece querer cambiar por más que intento.
Mi celular comienza a vibrar por primera vez en muchos días y esto hace que mi corazón se me suba a la garganta en cuestiones de segundos.
-Pídeme otra cerveza Ky- digo levantándome de la silla con rapidez. Miro a los alrededores como ya es costumbre, a veces me siento vigilada y esto me abruma.
Salgo a paso apresurado en busca de silencio y pierdo la primera llamada, apresuro el paso y cuando bajo las escaleras que me llevan a la salida recibo la segunda.
Es un número desconocido lo cual me pone en el riesgo extremo de escuchar un periodista molesto o que mis padres sean capaces de pinchar mi móvil y localizarme en cuestiones de segundos pero necesito descartar la posibilidad de alguna noticia, necesito hacerlo.
Contesto la llamada y es espeluznante el silencio al otro lado del auricular, no me atrevo a articular palabra tampoco, después de todo las probabilidades de que sea una trampa están por encima del setenta porciento.
-¿Habla la princesita Meri?- se me congelan los huesos al escuchar esas palabras que tanto he extrañado salir de la boca de un extraño con la voz robotizada. Se vienen muchos problemas de este segundo en adelante.
-¿Dónde lo tienes? ¿Cuán...-se me corta la voz- cuánto quieres por él?- caigo de rodillas en el duro asfalto sin pulir sin importarme el daño a mis rodillas. Sollozo y se me dificulta escuchar al otro lado. No pueden lastimarlo, no pueden hacerle daño, necesito...
- Te enviaré la dirección, no tardes princesita.
Cuelgo la llamada con manos temblorosas y leo la dirección en la pantalla. Es malditamente lejos, malditamente apartado.
Salgo en busca de un taxi y llamo a Alex en el proceso, no contesta y no lo hace en todo el camino.
Para pagar mi trayecto me arranco mi cadena de golpe y se la ofrezco al conductor, sé que le estoy pagando con demasiadas creces pero aún así me mira con mala cara.
Corro hacia el lugar indicado aún sabiendo que estoy corriendo a mi propia muerte, estoy corriendo hacia una trampa de la cual puede que no logre salir jamás pero no tengo arrepentimientos.
-Nickolas- grito con todas mis fuerzas corriendo de un lado a otro en medio de la nada- Nick amor, ¿ me oyes? - desesperada vuelvo a caer de rodillas, aquí no hay nada, no hay nadie- Amor, no estás solo vale?, estoy- las lágrimas comienzan a quemarme y a desbordarse por mi cara- estoy aquí. No me iré si no es contigo.
Cierro los ojos con fuerzas, intentando centrarme, necesito centrarme, Nick me necesita.
Aplausos se escuchan a mis espaldas y me quedo rígida en el suelo con un enorme temor de mirar atrás.
-Lindo discurso Meredith Becker- escucho más aplausos y pasos acercarse a mí. Fui tan idiota por venir aquí desprotegida, por no comprobar si realmente tenía a Nick, se me nublaron los sentidos por el terror de perderlo y puse en bandeja de plata mi propia vida, por nada.
La sombra de un cuerpo frente al mío me aterroriza y me hace apretar los ojos con más fuerza mientras tiemblo sin control.
-No voy a hacerte daño- escucho como patea el suelo- solo quiero dinero.
Cuando abro los ojos de golpe caigo hacia atrás con brusquedad. Es el investigador Pérez, el último investigador a cargo de mi caso. No me da tiempo a procesarlo cuando con algo redondo golpea mi cabeza con fuerza y todo se vuelve negro a una velocidad abismal.

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Me refugio en ti
Fiksi RemajaKyoto Satō ha sufrido gran parte de su vida. El abandono de su madre y la frialdad de su padre la han convertido en alguien fría, indiferente. Incapaz de abrir su corazón a ningún hombre. Fiel defensora de que el mundo está jodido y que el amor es...