Kioto is back¿Por qué los hombres siempre mienten?
O más concreto ¿por qué me mienten a mí?
Doy otra pincelada a la pared y río porque estoy viendo dos manos, dos pinceles, una espiral enorme de pinturas que se mezclan sin formar nada específico y una pared que se acerca y se aleja.
Estoy malditamente ebria y se siente bien. Se siente bien la libertad de que nada duela ni importe, se siente bien no sentir absolutamente nada.
Me giro por otro sorbo de lo que me queda en la botella en el suelo y veo a Alexander caminar hacia mí como un flash verdadero y me abofeteo recordando el gran papel de idiota que hice la última vez que nos vimos. ¿Qué mierda hago imaginando a ese? parpadeo una y otra vez y no desparece así que río, se niega a irse y esto me divierte.
-¿Qué diablos haces?- es en serio, este Alexander imaginario habla, ¿pueden las visiones hacer algo así? vuelvo a reír cubriéndome el rostro para ocultar mi cara de tonta y mis pensamientos raros. Camino hacia él en un estúpido intento de tocarlo y comprobar si es real porque esta visión me está resultando muy sonora y HD. En el intento dejo caer al suelo el pincel que sostenía con torpeza y esto hace que mi compañía salte hacia atrás - céntrate Kioto.
-Solo ...ve..vete- sacudo mis manos en el aire. No lo quiero aquí.
-¿Por qué estás así?- coloca ambas manos sobre su cabeza en una clara señal de desespero y sonrío mordiéndome el labio, es sexy, sus brazos son muy sexys, demasiado. Me lo como con la mirada, permitiéndome sin inhibiciones poder admirar cada detalle de sus brazos siendo apretujados por una camiseta de manga corta- ¿Dónde está mi hermana?
-¿Quién es tu hermana?- me tambaleo en mi sitio y su cara de horror se me hace graciosa. Es mi turno de hacerlo enfadar como siempre hace conmigo.
-Vamos Kioto, necesito saber si está bien. Necesito saber.
-Yo- intento escarbar en mi memoria pero no hay nada, solo una laguna, solo recuerdo a mi padre, a Paul, la botella de whisky, la traición y una lágrima intenta escaparse pero con mis manos embadurnadas de pintura seca la limpio, aún arde la traición- no lo sé.
El Alexander de mi imaginación o el real, no lo sé me mira con desespero, respira irregular y casi luce como si quisiera extrangularme en busca de información que ahora mismo no logro obtener, me arrastra de su mano hacia mi apartamento con poca delicadeza y casi siento mis muñecas arder por su intenso agarre sobre ellas.
La traición aún sigue prendida como una llama dentro de mí, no volveré a confiar, no seré débil, nunca más.
-Suéltame Alexander- intento soltarme y me enciendo como fuego cuando no lo hace. No tiene un maldito derecho a tratarme así- que me sueltes- grito perdiendo la paciencia.
-Necesitas una ducha- como si fuese sordo sigo siendo arrastrada por un tipo con el triple de mi fuerza hacia mi propio apartamento y no comprendo todo este circo que hemos estado haciendo en los últimos minutos.
En este mundo no existen los cuentos de hadas, las historias de príncipes y princesas ni mucho menos de padres perfectos, la realidad es una jodida mierda que me carcome. Mi vida es un jodido desastre donde ya ni siquiera sé quién es genuino y quién no.
Introduzco la contraseña de la puerta con torpeza y acto seguido me levanta del suelo y todo el jodido mundo me da un millón de vueltas en tres segundos.
- Necesitas una ducha. Necesitas recordar.
-No quiero- protesto como puedo siendo víctima de unas arcadas horrendas, recorre a grandes zancadas el lugar y cuando encuentra el baño me pone en el suelo, me empuja a la bañera y abre la ducha de forma cruel sobre mí y cierro los ojos.
Comienzo a temblar al instante cuando el torrencial de agua fría comienza a pasarle factura a mis huesos . La ropa comienza a pegarse a mi cuerpo como una segunda piel y los restos de pintura hacen un desastre con ella y con el suelo, mi compañía aparta la mirada cuando toda mi ropa interior comienza a traslucir por encima de la tela blanca y suelto una carcajada genuina. Qué maldito fingiendo ser un caballero cuando verdaderamente no lo es. Aún puedo sentir su cálido toque sobre mis muñecas casi amenazando con reventarme las venas, es un maldito animal enfurecido y ni siquiera entiendo el por qué.
-¿Por qué apartas la vista?- arrastro un poco las palabras sin poder evitarlo pero mi vista tergiversada ha mejorado y puedo ver que el enfado(el cual sigo sin comprender) no desaparece de su rostro- has visto más que eso.
-Necesito que te centres y recuerdes- da dos pasos hacia mi y no me pierdo como el agua comienza a salpicarle el rostro y parte del cuerpo y vuelvo a reír como una adolescente. Lamento este momento fatídico en que estoy ebria y todo me causa gracia y el enfado se me pasa en dos segundos, de verdad lo lamento pero no sentía esta libertad de reír sin cohibirme por años. Me sostiene por los hombros y me escabullo hacia atrás- ¿Dóndo está Mer Kioto?
Okay esto es serio, dentro de mí se repite la pregunta ¿Dónde está? ¿Dónde está?
Escarbo en mi mente una y otra vez, intento retroceder y me llegan imágenes borrosas de ella saliendo del bar con movimientos sospechosos, recuerdos las miles de llamadas que le hice preocupada y como me largué sin ella poniendo mis problemas por encima de si estaba bien o no lo estaba.
-Meredith no es normal Kioto- sus palabras hacen que mi cuerpo se tense por completo- ella toma pastillas para controlar sus nervios. Ella, ella no es capaz de...- se frota las sienes- Necesitas decirme lo que sabes...por favor.
Mis ojos coinciden con los de Alexander y me mata ver sus ojos perdidos, esto no es un juego, es algo serio, me mata aceptar que hice mal las cosas y tengo que redimirme aquí y ahora.
-Lo si...lo siento- salgo apresurada de la ducha- ella salió con el móvil y se comportaba extraño y...y-tartamudeo imaginando millones de escenarios que podían haberse evitado si hubiese ido tras ella- no volvió.
Pasa sus manos desesperado por su rostro.
-Ella... ella me hizo cuatro jodidas perdidas- su cara se contrae, se gira y comienza a hablarle a la pared, me da la impresión de que quiere llorar y de que esto es más grande de lo que imagino, a pesar de no estar totalmente clara comprendo que debo permanecer en silencio porque si hablo solo empeoraré todo- no estuve para ella, nunca estoy cuando ella necesita, nunca- veo como pierde los estribos frente a mi y comienza a golpear la pared frente a él de forma eufórica y ya nada me causa gracia. Comienzo a ver las cosas por lo que realmente pueden ser, a Meredith le sucedió algo malo y pude haberlo evitado. Me quedo en un rincón de la habitación y me dejo caer en el suelo analizando la situación frente a mi. Más problemas. Mi vida siempre se resume a esa palabra. Todo parecía ir sobre ruedas, mi vida parecía volverse normal y todo se ha vuelto caos en unas horas.
Paso a ver todo desde un tercer plano, totalmente ajena a lo que sucede, viendo como frente a mi Alex hace miles de llamadas desesperado, como algunos hilos se comienzan a desenredar y el móvil de Mer aparece en la parte trasera de un taxi y algunas pistas comienzan a aparecer como putas migajas de pan guiando o distrayendo.
Me matan la culpa y el arrepentimiento porque de alguna manera ella estaba bajo mi cuidado, ella necesitaba mi protección, fallé y ahora me siento como una mierda inservible que pudo haber evitado este desastre.
El móvil de Alexander suena por sabrá Dios que número de vez y responde desesperado y las palabras herida, sangre, huida se registran en mi cabeza como una jodida canción en bucle único y hacen que pierda el conocimiento.

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Me refugio en ti
Fiksi RemajaKyoto Satō ha sufrido gran parte de su vida. El abandono de su madre y la frialdad de su padre la han convertido en alguien fría, indiferente. Incapaz de abrir su corazón a ningún hombre. Fiel defensora de que el mundo está jodido y que el amor es...