39

12 2 1
                                    

Pensé que la asfixia me tragaría viva y las ganas de escapar a mi vida antes del desastre me absorberían, pero, estaba equivocada. Demasiado.

Puede que la vida me esté regalando una oportunidad, una para dejar atrás un pasado que me desgarró el alma. No en Estocolmo. Aquí, en Japón. Un cierre que necesitaba. Un principio sin caos. Una nueva versión de mí que estaba pidiendo a gritos que la dejasen fluir, opinar y sobre todo actuar.

Me gusta mi nueva oficina y que a pesar de ser rústica irónicamente tenga un toque de lo que llamo buen gusto. Aprecio que Paul me tenga paciencia, le traigo mucho odio clavado dentro de mí que aún no le echo en cara pero está sufriendo y lo está haciendo solo, suficiente castigo, no quiero sumar más mierda a su visible sufrimiento. No más.

Me siento capaz y al mismo tiempo inútil sin remedio pero entiendo que todo es un proceso y que no puedo en un pestañazo tener un conocimiento luchado de años. Tengo miedo a equivocarme, a manchar la imagen de la empresa con noticias jodidas, no soy un ejemplo, odio a medio mundo, llevo mala cara veinticinco horas al día pero quiero hacer esto bien. Necesito demostrarle al mundo que puedo ser algo mejor que una plaga que heredó algo que no merece. Necesito demostrar que eso por lo que tanto luchó papá no va a arruinarse por caer en mis manos.

Un sentimiento extraño se apoderó de mí después de recorrer cada esquina de Medical por mis propias piernas, un sentimiento de pertenencia, de deber, un hambre de querer lo mejor y ser la mejor, de ganarme el respeto de esa gente que me hace reverencia al entrar, que se inclinan ante mí.

Quiero merecer su respeto, no quiero un simple saludo por subordinación o puro miedo.

La responsabilidad real está sobre los hombres de Hiroki, soy una cara representativa para la prensa y tal vez la simple imagen del desconocimiento para los trabajadores pero de algún modo no me altera el pensamiento porque es lo que soy justo ahora, soy la sombra de mi hermanastro y por el momento, estoy bien con eso.

─Kyoto, no es una obligación, solo pensé que sería representativo que...

─Quiero hacerlo, Hiroki ─ respondo con firmeza sacando la caja de sus manos y dejándola sobre el antiguo escritorio de papá ─ las llevaré yo misma, encárgate de la situación.

─Pero...

─ No más de un auto detrás de mí y por favor, unos metros de distancia.

Lo silencio con mi dedo cuando hace ademán de protestar a mi pedido. Si bien ocupamos la silla de dirección, no soy una copia exacta de Aoki Sato, nací diferente y agradezco a William por hacerme ver que no debía cambiar y que eso no era un sacrilegio, que debía dar un paso hacia atrás y comenzar a mirar con otros ojos.

─ Lo demás está en un auto de carga, no es adecuado que la nueva presidenta de...

─Una mierda Paul, una mierda, no quieras cambiarme ahora, no de nuevo─ me cruzo de brazos─ ese auto de carga imagino que vale más de lo que una persona promedio pueda llegar a aspirar así que no me jodas con adecuado o no adecuado. Sé que te ofrecí la mitad de todo esto y sé lo que significa y no estoy desacreditándote aunque esté hasta el coño de enojada, eso es personal. Tú estabas en este mundo de antes, déjame a mí adentrarme a mi manera.

─Veré que puedo hacer. Pero Kyoto que sepas que la prensa va a...

─No quiero prensa. Has lo tuyo y que ni una sola persona con una puta cámara en el cuello se me acerque. No soy papá y esto no será como antes, no quiero público, no hoy.

─Intentaré pensar en algo─ resopla dándome la espalda y sé que estoy siendo un incordio pero no aceptaré que crean que solo busco protagonismo. Tampoco que intente hacerme cambiar de parecer.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 29 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Me refugio en ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora