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Entro al café y me sorprende sobremanera que para ser las 10 de la mañana esté tan vacío, es uno de los que más frecuento y esto no es común. Hay dos o tres clientes enfocados en sus móviles, una señora algo mayor, un hombre obeso y una chica muy delgada con toda la pinta de no exceder los 18 años y en ese instante me debato internamente sobre cuál puede ser la persona que busco.

KIOTO: pista ???

AYUDA NECESARIA: Voy de azul.

Escaneo los alrededores y bingo, la señora algo mayor lleva una falda de tubo azul oscura y una camisa de cuello alto un tono más clara.
Camino hacia ella con una sonrisa medio forzada.

—Buenos días — arrastro una silla sentándome justo al frente.

—Buenos días— deja su tasa de té sobre la mesa y me mira tan raro que casi quiero salir corriendo.

—Soy la chica que envía Meredith.

—¿Meredith? Creo que estás confundida niña, no te conozco a ti ni a ninguna Meredith.

AYUDA NECESARIA: ERROR, persona equivocada, estoy en el segundo piso, en el VIP.

Murmuro un lo siento con dientes apretados hacia la mujer frente a mi y me dirijo a las escaleras.
Cuando he subido alrededor de ocho de ellas me entran unas ganas urgentes de lanzarme hacia abajo de clavado y si es posible perder el conocimiento.

Jodida Meredith por olvidar el pequeñísimo detalle de mencionar que la ayuda que me estaba ofreciendo provenía de alguien conocido y detestado. Es astuta, jamás hubiese aceptado venir si hubiese sospechado que era su hermano quien me estaría esperando.

Con toda la dignidad que logro reunir me acerco a la mesa, ver que me sonríe hace que quiera torturarlo con un cable pelado hasta el cansancio.

— Kioto Satõ, encantado— se levanta automáticamente fingiendo ser un caballero y me extiende la mano, casi quiero dejarla colgando pero no soy una maleducada a ese nivel.

—Ya veo que hiciste la tarea— mi mano siendo apretujada con demasiada fuerza por la suya me sorprende sobremanera, ¿qué intenta hacer? Me suelto de su agarre y me siento en una silla a su lado con movimientos torpes e imprevistos de mi parte lo cual me hace pensar ¿nervios? ¿son estos los llamados nervios?
Despejo mi mente centrándome en la mesa frente a mi, en ella hay desplegadas dos carpetas rojas y una copa con contenido misterioso para mi.

—¿Te interesa saber mi nombre? ¿Vamos al punto? Tienes el control aquí Kioto— intento que esas últimas palabras  no hagan eco en mi cabeza por todos los medios posibles.

— Vamos al punto, muéstrame tu magia— ironizo y sus ojos se clavan en mi y aparto la mirada sin saber por qué.

— La pared de luna me tiene cautivado— saca algunas fotos de una de las carpetas y las expande por toda la mesa frente a nosotros— Mer me ha dicho que no has decidido aún el nombre así que debes hacerlo ahora.

Trago en seco, decidir algo, frente a este repugnante, expresarle mis ideas, totalmente bochornoso y frustrante, me abofeteo mentalmente por ello, por no encargarme de esto yo solita.

Intento hablar pero las palabras quedan atascadas en mi garganta de una forma exhasperante.

—Bien— sonríe ante mi silencio, es claro que ha captado cuan perdida me siento en estos momentos— cierra los ojos— en serio, no cerraré los ojos ante este infame por nada del mundo— confía en mi, vamos,  estamos en público,  no haré nada raro como saltarte encima, lo prometo— lo miro con mala cara— cierra los ojos y piensa en un color— lo hago y me siento derrotada y débil por hacerlo— piensa en el estudio, tus cosas dentro, los espejos, los pinceles, los colores, en la imagen que quieres que quede impregnada en la psiquis de cada cliente.

Me pierdo en un remolino de cosas y formas que giran en mi cabeza como una escalera de caracol.

—Azul— las palabras salen solas, sin control, como si este estúpido me hubiese echo un exorcismo, abro los ojos de golpe— Negro.

Su sonrisa de satisfacción me hace sentir inquieta. Logró lo que quería.

—Entonces, negro y azul— se queda pensativo y yo me pierdo pensando en el porqué escogí esas palabras— negro y azul—repite.

—Galaxia— decimos ambos a la vez.

—Okey eso fue lindo de escuchar. Tengo una idea con el nombre.

Levanto ambas cejas hacia él, decidida a esperar a que hable y me demuestre que me equivoqué al venir aquí.

Toma una servilleta justo de mi lado y saca un bolígrafo de su camisa que ni siquiera había notado.
Comienza a escribir sobre ella y me sorprende que su caligrafía más que hermosa, es perfecta.

GALAXY IN UR EYES STUDIO

Leo una vez, dos veces, intento criticar su idea pero me he enamorado del nombre, me he enamorado perdidamente y quiero que mi estudio lleve ese nombre por siempre.

—¿Y bien? ¿Ya puedes comenzar a verme con otros ojos? ¿Puedes dejar de pensar en mi como un energúmeno depravado porque eso es lo que dicen esos ojos cada vez que me miran, puedo ver el desprecio en ellos.

—Creo que te lo ganaste.

—Intento redimirme Kioto— su miranda sigue siendo intensa y la forma en que pronuncia mi nombre es una mezcla entre seducción y malicia que haría explotar el cerebro de cualquiera— ¿Lo usamos o propondrás algo mejor?

—Me lo quedo, usemos ese— agarro la servilleta y con poco cuidado la introduzco en el bolsillo de mi chaqueta, quiero esto para mi.

— Tienes alguna idea para el logotipo, prefieres empezar un boceto digital o prefieres irte a la antigua escuela y agarramos papel y colores.

—No me digas que has traído todo eso.

—Intento hacer esto de la mejor forma posible. Quiero que cambies de opinión sobre mi.

—Probemos a la vieja escuela—digo intrigada, muero por verle dibujando y quiero reírme hasta morir si no está a la altura.

Se gira y saca de una mochila en la parte trasera de su silla un puñado de plumones de infinidades de colores y tonos seguido de un cuaderno de notas.

—Okey voy a dibujar algunas ideas que tengo en mente y tú me vas diciendo si quitamos o añadimos algo o si hay que comenzar de nuevo.

Comienza a trazar pequeñas y finas líneas con un lápiz y aunque no lo demuestre, me está gustando mi mañana y su compañía, me está gustando esto de ver a alguien crear frente a mi.

— ¿Es un ojo?— pregunto emocionada.

— Valla que eres adivina, solo he hecho cuatro líneas— no soy adivina tontito, dominaba esa habilidad casi antes de comenzar a correr.

Traza lo que distingo como una ceja perfectamente simétrica y bonita y me sorprende que a pesar de que solamente está comenzando, es sorprendente ágil y bueno en esto.

— Haz un pequeño giro transversal cuando le des color a la ceja para dar volumen como un modelado en 3D pero no tan marcado— mierda que se me ha escapado.

—¿Sabes pintar?— me mira extrañado.

—Puede ser.

—Es lo más interesante que me ha sucedido esta semana, eres más interesante de lo que ya pensaba.

—Supongo entonces que tu vida es jodidamente aburrida y sobre mí, obvio soy interesante, soy lo mejor que conocerás en tu vida— digo sarcástica porque realmente soy oscura, aburrida y solitaria.

—Como no tienes una idea— se remueve en el asiento de forma entraña y vuelvo al dibujo.

Después de dos o tres intervenciones que no puedo controlar porque se me escapan y la mirada extraña de quien ya sé tiene por nombre Alexander, mi logotipo soñado queda listo.

Me refugio en ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora