Meredith
Me siento estúpida y agregada observando a Kyoto conversar con su amiga en el sofá, incluso se ha reído, tres veces.
Me sentí traicionada porque a mí ni siquiera me ha regalado nunca media sonrisa como esas. Mamá siempre decía que soy intensa y posesiva y por eso no tenía amigas y mucho menos un novio, pero ella estaba equivocaba, siempre lo estuvo. Sí que tenía un novio que me amaba como era, uno que nunca corrió lejos, ni siquiera cuando me vio tomar pastillas para controlar mi maldita histeria y ansiedad. Todo era perfecto aunque no me gustase fingir delante de otros que no le amaba, que ni siquiera le conocía.
Nick era el jardinero de casa desde que tenía memoria, no era una niñato ni un vejestorio, tenía la edad exacta para enloquecerme y así lo hizo. Llegué a robar dinero a mamá, a engañar a mi hermano, hice mil locuras por ese amor que aún tengo enterrado en cada fibra de mi.
Vivo con la ansiedad extrema de que un día después de sus vacaciones anuales nunca volvió. Desapareció. Se esfumó y no importa qué jodido dinero en el mundo pague que no aparece. No existe investigador privado de la zona que no halla contratado. No existe lugar en el mundo en el que pueda encontrarlo.
Recuerdo el lío inmenso que se hizo en casa cuando mi hermano dejó a su "novia" por así llamarla y la muy perra se las arregló para que su padre y demás accionistas amenazaran con retirar acciones de la empresa de la familia. Entre líos y más líos lo único que recuerdo fue la asquerosa decisión de mi mamá, casarme con el hijo mayor de la familia. Extrañamente estuvieron de acuerdo y casi termino casándome bajo el efecto de mil pastillas que tomé para poder asistir a mi sentencia de muerte. Me ofrecía como sacrificio porque ya mi vida no era la misma. Tenía la galería, pero ya no sería lo mismo sin él, no sería lo mismo sin la mente pensante de esa idea, sin mi motor impulsor.
Y llegó Ky como cuando aparecen las hadas madrinas. Me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que no era el puto cordero de sacrificio de mi familia. Me hizo darme cuenta que mamá no me ama como debe realmente amarme, que solo ve en mí una posibilidad millonaria de ampliar sus negocios a otras esferas, solo ve la chica que puede traerle a casa lo que siempre ha soñado mientras una barra plateada con un diamante quema como brazas calientes sobre mi dedo.
Temo en lo profundo de mí las represalias de mis acciones, temo a la reacción de papá cuando sepa que huí como una delincuente aunque no lo sea. Merezco vivir mi vida y eso haré, merezco tomar mis propias decisiones. Kyoto me ha devuelto la energía positiva que necesitaba, me ha mantenido con la mente ocupada con su negocio y eso ha impedido que me venga abajo.
Verla interactuar con otra persona me hace temer lo de siempre, que se de cuenta que no soy interesante, que no soy buena, que no soy lo que aparento y me deje a un lado. Soy inestable, insegura, inmadura, soy demasiadas cosas malas y ella, es luz.
Con manos temblorosas me encierro en el baño, me miro al espejo y veo mi cuello enrojecido de rascarme frenéticamente, nunca puedo dejar de hacerlo cuando siento que no puedo controlar la situación, dejo ir mi respiración lentamente.
Saco una pastilla de mi frasco y la pongo debajo de mi lengua, permitiéndome relajarme, intentando sonreír al espejo, intentando estar serena. Poco a poco siento como mi cuerpo deja de estar nervioso, asustado, agitado...
—Mer... ¿Meredith? — me sobresalto al escuchar esa voz ajena llamando por mi nombre. Recojo mis pastillas y las guardo en mi bolsa de aseo nerviosa de ser pillada con ellas. Respiro profundo y abro la puerta para encontrarme a la chica que estaba en la sala anteriormente — me ha enviado Ky para saber si estabas bien, has tardado ahí dentro, estábamos preocupadas.
—Lo siento, estaba, estaba—dudo sobre mi repuesta, ni siquiera sé el tiempo que pasó mientras estaba encerrada aquí dentro.
—Bien—me agarra del brazo y me atrae a su lado— ¿te gusta la pizza? Hemos pedido recién pero si se te antoja otra cosa podemos volver a pedir.
—Estoy bien con la pizza.
Caminando de la mano de esta extraña chica siento arrepentimiento por haber tenido celos, por haber tenido miedo, por haber estado insegura antes, es una linda persona, no es una arpía que vino a robarme la tabla de surf que me sostuvo en medio de toda la tormenta. Una vez más, juzgué mal, pensé mal, fui mala persona.
Me siento mal, pero me obligo a sonreír.
◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇
¿Y bien? ¿Qué les parece la mente de Meredith?
capítulo cortito pero que creía necesario escribir.
Lo que vemos, pocas veces es lo que realmente es. Tal vez muchos tenían a Mer como una niña rica con todo lo que siempre quiso al alcance, pero es una niña insegura, con traumas, una niña que ha sufrido y sufre, que a diario se hace daño con sus pensamientos, que se tortura a sí misma por cosas vanas, ¿quién no ha juzgado mal a otro? ¿quién no ha mentido? Y no somos abominables por ello, Somos solo humanos, sin chalecos antibalas por la vida, llenos de codicia, de defectos, de malas manías, malas actitudes.
Solo hay que dejar de mirar a los ojos a la oscuridad y centrarse en la luz, existen más cositas lindas que feas dentro de todos nosotros. El deseo de dar la mano a quien la necesita, de dar un abrazo, de consolar, el instinto de ayudar, de sonreír, de compartir.
Centrarse en lo lindo y no autodestruirnos a nosotros mismos es un lindo mensaje que me gustaría transmitir a todas esas personitas como Mer, sí que eres luz, eres linda(o), también eres buena(o).
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Me refugio en ti
Teen FictionKyoto Satō ha sufrido gran parte de su vida. El abandono de su madre y la frialdad de su padre la han convertido en alguien fría, indiferente. Incapaz de abrir su corazón a ningún hombre. Fiel defensora de que el mundo está jodido y que el amor es...