—¿Entonces, te han echado de casa?—No pero no pienso volver, nunca más— dice Meredith con voz firme mientras da vuelta a una tasa de chocolate que se preparó ella misma como si mi cocina fuese suya.
—No es que te esté echando de aquí ni nada parecido pero, ¿tienes a dónde ir?
—Podría ir a un hotel pero quiero evitar a la prensa y eso no ayudaría y la galería, siento que si en estos momentos voy hacia allá la única cosa que tengo y amo puede ser descubierta y destruida. No quiero arriesgarme a que me quiten al menos eso. Tampoco quiero que la galería tenga fama por mi dinero, si es que hoy no me quitan mi legado— me mira con cara de que poco le importa y ambas nos sonreímos porque realmente la entiendo.
—Claro, entiendo y ¿tu hermano? Bueno también debe estar rodeado de prensa— me respondo a mí misma al instante porque fui estúpida al preguntar algo tan obvio. Ella no irá a ninguna propiedad de su familia porque está enfadada con ella y tampoco podrá ir a un hotel— Te puedes quedar aquí unos días si lo deseas, no es un penthouse princesa pero tampoco está tan mal.
—¿Por qué suenas cool hasta cuando dices groserías?—se levanta y deja sobre la Isla de la cocina su tasa de chocolate y se acerca a mí nuevamente con la cabeza baja— no quiero molestar pero realmente no tengo a donde ir en este momento.
—Mientras no te metas en mi cama a hurtadillas todo genial.— le digo para quitarle peso al asunto.
— Promesa— me extiende el meñique y le aparto la mano sonriendo.
—Infantil.
—¿Cómo puedes ser tan linda y tan cruel a la vez? Tienes que enseñarme.
Comienza a seguirme por la habitación preguntando por esto y aquello y desde ya comienzo a arrepentirme de esto.
***
Meredith se ha dormido y yo he bajado a seguir poniendo orden en el primer piso. Me ha tomado más tiempo del esperado porque me he vuelto indecisa sobre la organización de las cosas en los últimos momentos, lo único que mantuve desde el inicio fue la pared cubierta de espejos de lunas.
La escultura de la Venus de Nilo tendré que llevarla arriba a mi habitación porque no hay forma de que combine con algo aquí, es demasiado pequeña, no sé en qué pensaba cuando escribía las medidas.
Es sencillo y a la vez escandaloso, me preocupa que aún no tengo un nombre ni un logotipo para registrar ni me he encargado de las paredes de afuera. Están blancas impolutas, tuve el impulso de querer pintarlas yo misma pero algo me frena, sigo sin poder hacerlo y me frustra porque lo deseo, pero no puedo.
Dejo ir mucho aire por la boca mientras me encargo de algunas cosas tontas por mover, cajas vacías para llevar a la basura, papel de envolver del que debo deshacerme. Cosas vanas pero que tenía pendiente.
Un silbido me hace dar un salto en el lugar y me giro y me encuentro a mi inquilina en la puerta con cara de sorpresa.
—¿Entonces esto es tuyo?
—Eso dicen.
—Wao— entra sin mi permiso y comienza a husmear por todos lados— ayer cuando llegué me quedé embobada mirando hacia adentro y resulta que es tuyo. Felicidades es un estudio aesthetic muy level up, lo juro.
—Un que?—los jóvenes de ahora tuerzo los ojos hacia ella.
—Aesthetic— me repite esta vez lentamente y no tan de prisa.

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Me refugio en ti
Ficção AdolescenteKyoto Satō ha sufrido gran parte de su vida. El abandono de su madre y la frialdad de su padre la han convertido en alguien fría, indiferente. Incapaz de abrir su corazón a ningún hombre. Fiel defensora de que el mundo está jodido y que el amor es...