33

8 3 0
                                    

Allyson sostiene mi mano y acurruco más mi cabeza en su hombro, aspirando su perfume dulzón y cerrando los ojos.

─No quiero irme y dejarte. ─ repite con resignación mientras acaricio su panza, donde se esconde una nueva vida, una inocente, una criatura delicada que sin duda será amada y protegida por sus padres, por todos nosotros.

─ No pienso quedarme por tanto tiempo ─ miento ─ es solo, solo hasta que todo coja un rumbo ─ suspiro con resignación ─ hasta, hasta que.

─Esto es una mierda Kyoto, tu vida está en Estocolmo, no aquí…

─Tengo que hacerlo ─ intento convencernos a ambas porque también me sabe a mierda una vida aquí ─ aunque ¿sabes qué? No tengo una puñetera idea de qué hacer o decir ─ las últimas palabras en el testamento de mi padre me tienen a punto de explotar de la histeria.

>Sé que puse un peso de hierro sobre tus hombros que estoy seguro no deseas, no quise actuar nuevamente errado, intenté hacértelo pasajero.
Paul Daniels, él te guiará.

─ ¿Qué crees que tenga Paul? ¿Más sorpresas? ¿Un puto anillo? ─ me incorporo recogiendo mi cabello enredado.

─ Solo sé que despertaste y desapareció sospechosamente.

─El sabe que aún soy capaz de saltarle encima ─ murmuro sacudiendo mi cabeza.

─Ya sé que odias la traición Ky, pero ─ me giro al sentir su mano sobre mi espalda y le tuerzo los ojos, no soy ella, no soy masoquista, no sé perdonar, o al menos no sé ni valga la pena intentarlo ─ vale, no me odies pero necesitas ayuda y si solo él puede ayudarte, llámalo. Hazlo. No quiero que te marchites por vivir aquí ─ señala los alrededores de mi antigua habitación con desaprobación ─ esta no eres tú. Conseguiste algo precioso por ti misma, ¿crees que Clark puede sola? Pues no. ¿Crees que Jake no será más acosador que ayuda?

─Me prometió que va a comportarse ─ respondo defendiendo mis ideas de enviarlos de vuelta en mi nombre.

─No se trata de eso ─ Allyson levanta la voz y se pone de pie y mi corazón se acelera nervioso, sé que intenta ayudarme y me niego porque estoy aterrada ─ es tu negocio. Atiéndelo tú. Tienes que volver. Tienes que…

─Voy a hacerlo ─ me mira limpiando sus lágrimas ─ llamar a Paul, voy a hacerlo ─ aclaro ─ porque quiero volver a Estocolmo.

***

Las nubes grises cubren al sol, el viento golpea los árboles con furia, el día está gris, mi alma se viste de negro intenso y hoy, mis amigos se van.

Intento enderezarme, curvar mis labios hacia arriba, respirar como se debe, exhalar con lentitud pero incluso mis pasos son errados, los necesito pero me abstengo de decirlo en voz alta, no estoy bien pero la vida de todos sigue, las responsabilidades de cada uno acechan mientras yo me pregunto en silencio cómo avanzar.

─En tres días te prometo que vuelvo─ Meredith besa mi mejilla de forma ruidosa y Allyson solo llora en el pecho de Steven en silencio.

Cientos de voces que se proyectan al mismo segundo hacen eco en mis oídos, miro alrededor, Alexander nunca llegó y no sé si esto me inquieta o me da paz. Quería verlo, sí, una parte de mi deseaba con fuerzas ese maldito último encuentro, esperaba q cumpliera su promesa de quedarse, en el fondo, esperaba más que palabras.

El aeropuerto huele a prisión y los barrotes de hierro que me impiden cruzar y obtener mi libertad son la línea que divide a quien se va y quien se queda. Jamás pensé odiar tanto Japón, jamás pensé que el oxígeno podía volverse tan denso aquí.

Mis ojos se humedecen y la debilidad se apodera de mí.

─Yo… voy a volver… voy a hacerlo ─ pronuncio en voz alta y desgarrada. Quiero largarme de aquí, quiero hacerlo, pero le debo algo a papá y debo asumir la carga que he heredado. Tengo un apellido y no puedo arrancármelo de golpe porque sí, ser hija de papá traía un anexo que aunque no aceptaba, siempre supe, me tocaba. Es hora de enfrentarlo.
Sonrío a medias, para darles algo de consuelo, el rostro de cada uno refleja la pura culpa por irse y dejarme aquí.

─Los… los amo ─ los miro ─ a los tres ─ y esa es mi mayor motivación para volver.
Y el clásico abrazo de tres sobre Kyoto, como lo llamaría en mi estado de ánimo natural me hace sentir menos vacía y un poco cálida porque sé que del otro lado del mundo me espera amor del tipo sincero, del que una vez pensé que no existía.

Me refugio en ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora