Capítulo 6: La verdad de Markku (1ª Parte)

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La mayoría de las veces, las personas no son lo que aparentan. Para conocer a alguien, sobre todo, hay que saber escuchar, porque nunca sabemos lo que puede esconderse detrás de una mirada.

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Mat llegó a casa de su hermano esperando que él estuviera allí, y por suerte, así era; estaba sentado en el sofá, con un vaso de whisky en la mano y la mirada perdida en el suelo.

Mat se sentía terriblemente culpable y estúpido al verle de esa manera.

—Es extraño que estés bebiendo. Tú no deberías beber.

—Tú lo has dicho, no debería hacerlo, pero ahora me apetece  —dijo Markku dando un trago del vaso.

—Markku, lo siento  —Mat se sentó al lado de su hermano en el sofá—.  De verdad, lo siento mucho. Soy un idiota. Yo quería ayudarte y en lugar de eso... lo he fastidiado todo.

—No se puede fastidiar algo que no existe  —dio otro trago, este más largo que el anterior.

—Si yo no hubiera intervenido, a lo mejor...

—No le habría vuelto a ver  —interrumpió Markku.

—Y quizá eso habría sido lo mejor.

—Puede ser  —Markku miró el fondo del vaso y se levantó del sofá—.  Me voy a dar una ducha y después voy a la oficina  —puso el vaso en la mesita de café y se dirigió hacia el baño.

—¿Vas a la oficina ahora?

—Tengo algunos asuntos que resolver, y además, necesito distraerme.

Mat se dejó caer sobre el respaldo del sofá y soltó una exhalación. Su teléfono empezó a sonar y se lo sacó del bolsillo con pereza. Cuando vio el número reflejado en la pantalla hizo un puchero.

—Odio los números de teléfono de más de nueve dígitos  —dijo para sí mismo sabiendo lo que eso significaba.

Se quedó mirando el fondo de pantalla con la estatua de la libertad en bikini, mientras seguía sonando la canción de Lady Gaga que tenía como tono. No quería contestar. Era de la oficina de Nueva York y sabía perfectamente que llamaban para reclamarle que no estuviera ya de vuelta. Tenía que haber tomado un vuelo ese mismo día a primera hora de la mañana, y si lo hubiera hecho, ahora estaría sentado en su sillón de cuero, tras el escritorio de madera de roble, en esa oficina que tanto odiaba, en ese enorme edificio en el cuál trabajaba y que le daba vértigo.

—¡Responde el maldito teléfono o lo tiro por la ventana!  —gritó Markku desde el baño.

Mat dio un respingo por el susto al escuchar a su hermano vociferar y después se echó a reír. A él le encantaba Lady Gaga, pero su hermano la detestaba. Podía dejar que el teléfono siguiera sonando y comprobar si Markku era realmente capaz de tirarlo por la ventana como había dicho. Le haría un gran favor. Pero lo pensó bien y sabía que si él no contestaba, acabarían llamando a Barcelona, y eso significaba bronca de su padre... para Markku. Como siempre le echaría a su hermano la culpa. Era mejor contestar.

                        *

Markku salió vestido y con su maletín de documentos, lo dejó en el suelo al lado del sofá donde Mat estaba echado, para ajustarse la corbata. Se quedó mirando a su hermano que tenía cara de hartazgo.

—¿Quién te llamaba con tanta insistencia?

—Era de la oficina  —dijo Mat hundiéndose en el sofá.

—No me digas más. Quieren que vuelvas ya.

—Pues sí.

—Qué exigentes son.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora