Capítulo 92: Familia (2° parte)

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Hola.

Bueno, no tengo mucho que decir. Mi salud me está dando unos buenos sustos últimamente y de verdad, PROMETO que no puedo escribir. Tenía este capítulo guardado por si acaso y creo que es una tontería seguir sin publicarlo. Os lo dejo por aquí para... No sé para qué. En fin, espero que os guste.

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Adán se despertó aquella mañana del nueve de febrero habiendo pasado la noche pensando... otra vez. Desde el último encuentro con la persona que él ya llamaba de forma habitual "monstruo", había estado dándole vueltas a todo lo relacionado con él y poco a poco había ido tomando varias determinaciones.

La primera de esas determinaciones era que no podía dejar pasar la conversación que tenía pendiente con Luna sobre lo sucedido en el parking del centro comercial. Ella había entendido que era una situación difícil y había tenido paciencia hasta que Adán tomó la decisión de contárselo, y eso había sido cuando Markku le llamó para decirle que el investigador privado le había dicho que la chica de veintiséis años estaba limpia y que era exactamente lo que aparentaba; una chica que adoraba los niños y que quería abrir un colegio infantil en el que todos los niños fueran iguales sin importarle sus capacidades físicas y/o intelectuales. Después de saber eso, Adán se sentó a hablar con ella una noche después de cenar juntos en su apartamento y Lexi estaba dormida. La chica fue comprensiva y empática, tomó su mano mientras hablaba sin necesidad de pedírselo y no fue más que perfecta con él. Eso había hecho que se sintiera más unido a ella y su relación se volvió más sólida. Aunque él aún tenía que mantenerse despierto cuando ella dormía en su cama, el hecho de que se quedara a pasar la noche ya era un gran avance.

Otra de las decisiones que tomó esos días fue a causa de Lexi. Desde que su hija vivía con él, Adán se había preocupado de más con su seguridad en todos los sentidos y llegaba a ser un poco sobreprotector. Lo de evitar tomarle fotos por miedo a que acabaran en malas manos era una de sus preocupaciones, aunque eso ya lo había solucionado gracias a Jorge.
Otra de sus preocupaciones era que se cayera y se hiciera daño, por eso le costaba dejarla jugar libremente como otros niños, y por eso a Lexi le gustaba tanto ir de visita a casa del tito "Magkku" y el tito Gaby. Cuando estaba allí, Gabriel la dejaba jugar sin estar constantemente diciéndole; ¡Cuidado! ¡No saltes, te puedes caer! ¡No corras, te puedes caer!... Y sí, se había caído varias veces, pero no se había hecho nada o tan sólo se había raspado las rodillas, algo que, como Dora o la madre de Gaby le habían dicho, era algo normal en todos los niños.

Pero si había un momento que le daba pavor en más de un sentido, era la hora del baño. Tenía miedo de que Lexi se sintiera incómoda cuando la bañara y cada día la llevaba a casa de Dora para que lo hiciera ella, pero gracias a Dora había entendido que si eso pasaba, si Lexi se sentía incómoda durante el baño, era porque algo le había pasado antes o porque él la hiciera sentir así, y por suerte no pasaba ninguna de las dos cosas. Así que, unos días atrás la bañó él solo por primera vez y Lexi le preguntó por el tatuaje en su brazo... Cuando su pequeña le preguntó; "¿Qué pone ahí?", Adán se quedó callado unos segundos que para una niña pequeña debieron ser horas y sólo le dijo: "No pone nada", y se bajó la manga de la camisa. Le mintió a su hija, y no quería que volviera a pasar de nuevo...
Siempre había querido que el tatuaje, ese vestigio de su vida pasada, permaneciera ahí hasta que estuviera preparado para mirarlo sin que el estómago se le revolviera, hasta que, al mirarlo, los vellos de todo su cuerpo no se le erizaran por la angustia, hasta que esa palabra escrita de manera desigual en su piel no le provocara nada más que un mal recuerdo. Entonces, lo borraría. Lo borraría igual que los malos sentimientos que le provocaban. Porque si lo borraba sin estar preparado, miraría el hueco y pensaría que ese hueco era el significado de la infancia que no tuvo. Lo borraría cuando pudiera llenar ese espacio vacío en su brazo y ocuparlo, ya fuera físicamente o mentalmente, con una parte de su vida que le produjera felicidad y así construir un presente y un futuro libre de esos pensamientos negativos que podían afectar, ya no sólo a su vida, si no también a la de su hija. Y ahora había afectado por primera -y si nada lo impedía, última vez- a su relación con ella. Por lo tanto, estaba decidido a hacer desaparecer ese garabato...

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2022 ⏰

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