Capítulo 18: Conmoción

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Pensar en la posibilidad de que tu pareja sea infiel es algo que todos hemos hecho alguna vez. No existe la confianza absoluta. Quién diga que no ha desconfiado en algún momento de su pareja, aunque sea un mísero minuto, o miente descaradamente o es muy ingenuo.
Todos tenemos la posibilidad de engañar o ser engañados sólo que, algunas personas, son más propensas a una cosa que a la otra. Cuando eres incapaz de mentir eres proclive a ser el engañado.

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Gabriel era terriblemente torpe para mentir. Cuando lo intentaba, sin darse cuenta, miraba de un lado a otro como si estuviera en un partido de tenis y repetía las palabras con vacilación. Su madre se sentía orgullosa de él por ese motivo. No ser capaz de mentir era sinónimo de ser una buena persona y para su madre, Gabriel era un chico bueno, comprensivo y empático.
Pero una buena persona puede convertirse en alguien desconfiado y egoísta si sufre la traición, el rechazo y el abandono de la persona a la que ama.
Gabriel amaba a Adán y, por culpa de la relación tóxica que mantuvieron durante un año, había desconfiado de Markku desde el principio temiendo volver a repetir la historia, que su amor no fuera real y con miedo de acabar de nuevo con el corazón roto.
Si ya desconfiaba en un principio de Markku, en ese momento, lo hacía mucho más debido a lo ocurrido en esos días.

Markku tuvo que trabajar hasta tarde durante toda la semana y, desde ese lunes, su comportamiento se tornó un tanto diferente a lo que Gael estaba acostumbrado. Habituado a un Markku práctico y atento, a Gael le extrañó que soliera quedarse a menudo absorto con cualquier cosa y tuviera que levantar un poco la voz para que le escuchara. Usualmente, no hablaba demasiado por teléfono y durante esos días lo hacía con frecuencia y casi siempre en noruego, como si Markku no quisiera que entendiera sus conversaciones.
Aunque afectuoso, el rubio no había sido nunca demasiado cariñoso -más bien tímido- y en esos días solía abrazarle bastante y sin ningún motivo aparente, aunque para el sexo estaba siendo todo lo contrario. Acostumbrado a que el cuerpo de Markku reaccionara a sus caricias rápidamente, ahora, por mucho que le tocara no respondía, así que el sexo había sido prácticamente nulo esa semana.

Y además de todo eso, seguía estando el dichoso olor a perfume de mujer. Cada noche, cuando llegaba a recogerle, Gael siempre notaba ese mismo aroma, femenino y empalagoso.

No quería pensar por nada del mundo que Markku podía estar engañándole pero, la verdad es que había muchas evidencias de ello. A pesar de todo y antes de tomar una decisión, pensó que estaría bien pedir opinión a alguien de confianza.

El domingo, Sofía tuvo jornada libre en su trabajo, así que Gael lo pasó con su madre y no vio a Markku en todo el día. Gael pensó en preguntarle a ella lo que opinaba acerca de sus sospechas pero, Sofía, era el tipo de persona que pensaba eso de "ver para creer" y Gael no estaba muy por la labor de "ver" lo que Markku hacía con la propietaria del perfume empalagoso. Además, ¿qué iba a hacer? ¿Seguir a Markku para confirmar sus sospechas? Por supuesto que no. Ser espía no estaba dentro de sus hobbies y estaba bastante seguro de que sería descubierto en el primer minuto. No era capaz de mentir y tampoco se veía capaz de jugar a los detectives. Si Markku le estaba engañando, tarde o temprano lo sabría con seguridad y entonces tomaría una decisión.

                                 *

En su habitual reunión para comer de los lunes, el castaño le relató a Maribel cuáles eran sus sospechas creyendo que su amiga le diría que estaba paranoico pero, en lugar de eso, la rubia se quedó callada y miró hacia otro lado. Gabriel conocía a su amiga y sabía lo que ese gesto significaba.

—Tú también crees que me está engañando, ¿verdad?  —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

Maribel suspiró y miró a su amigo. Conocía ese comportamiento a la perfección de cuando su ex novio la engañó, además de que ella misma había engañado a un chico con el que salió durante un tiempo y se reconocía a sí misma en la conducta variable de Markku.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora