María (3ª parte)

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Aric y Rui caminaban rápidamente hasta la calle de al lado del 'Laurel' donde el pelirrojo había aparcado su coche. Ambos parecían tener mucha prisa, especialmente Rui, que iba por delante mientras rebuscaba en los bolsillos de sus más que ajustados pantalones. Aric pensaba que, fuera lo que fuera lo que buscaba, era imposible que no lo encontrara, con un pantalón tan ceñido hasta un caramelo hacía bulto y, por supuesto, su erección era más que obvia.

Rui miró a su lado, y al no ver a Aric, se giró y le vio a unos pocos pasos detrás de él.

—Vamos, vikingo, que te llevo ventaja.

Aric sabía qué estaba sugiriendo Rui con lo de llevarle ventaja, se refería simplemente a que iba delante de él, pero en ese momento a Aric se le vino a la mente que su pelirrojo le llevaba ventaja en muchas otras cosas, como talento, voz, generosidad... Aunque sabía que él llevaba la ventaja en otras... bueno, quizá sólo en dos; fuerza física y tratar con las personas. Al contrario que él, Rui era tímido, le costaba mirar a los ojos de alguien cuando hablaba, más si era un desconocido. No era capaz de responder a un insulto de manera inteligente, así que le costaba creer que su pelirrojo se hubiera metido en una pelea porque alguien le hubiera llamado maricón. Pero si no se había metido en una pelea, ¿cómo había acabado con un ojo morado y el labio roto? Aunque, de ser cierto que por una vez Rui se había cabreado hasta su límite y había acabado llegando a las manos con alguien, tenía bastante sentido que hubiera perdido. Rui era bajito y delgado, en eso, Aric llevaba la ventaja ya que era más alto y más fuerte, pero, en lo referente a sentimientos, Aric sabía que llevaba las de perder. Mientras él estaba perdidamente enamorado de Rui, Rui se humillaba por estar con ese tal Roger... no parecía que hubiera posibilidades de que Rui le correspondiera en algún momento. Se hizo a la idea meses atrás, cuando Rui le "confesó" estar enamorado de su compañero de grupo y que a causa de eso no quería seguir viéndole. Decir que ese día su corazón se rompió sería poco. No era la primera vez que le rompían el corazón, pero sí era la primera vez que sintió como si se lo hubieran arrancado del pecho y lo hubieran pisoteado.

—Aric, vamos, date prisa y sube —dijo Rui entrando al coche en el lado del conductor ignorando los pensamientos del otro.

El rubio aceleró el paso y subió al vehículo. En cuanto cerró la puerta, sintió un tirón en su nuca y su boca fue apresada. Por supuesto, Aric aceptó y correspondió al beso sin dudarlo. En ese momento ambos escucharon como alguien gritaba "¡maricones!", y rompieron el beso para mirar quién había sido. Quién fuera, ya se había ido. Aric miró a Rui y le vio suspirar y mirar hacia delante.

<Esa es la reacción normal en él, no entrar en una pelea> —pensó Aric—. ¿Estás bien?

—Sí. ¿Estás en el mismo hotel de la otra vez?

—¿Hotel? No, no, no. Te dije hotel por costumbre, pero he alquilado un piso.

Rui levantó una ceja.

—¿Y eso?

—Ahora vengo a menudo por Sevilla para ver a Markku, y como estoy de vacaciones, puede que pase mucho tiempo por aquí —Aric se encogió de hombros—.  Sólo eso.

—... Vale —Rui arrancó el vehículo y se incorporó a la carretera—. Y, ¿dónde está ese piso?

Aric sacó su teléfono del bolsillo y empezó a buscar algo que Rui supuso sería la ubicación o la dirección del piso en cuestión.

—Mierda  —susurró el rubio.

—¿Qué pasa?

—Se suponía que tenía guardada la ubicación de dónde está el piso, pero no la encuentro.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora