Capítulo 49: "Normal" (2ª parte)

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A la mañana siguiente, Mat salió de casa para trabajar justo cuando Adán salía de la ducha. El moreno sólo le escuchó decir "hasta luego" antes de salir. Después fue a la cocina y vio sobre la mesa una taza de café con leche y una magdalena, su desayuno favorito, preparado por Mat, para él. Soltó un suspiro, como de rendición, al pensar en que el rubio además de atraerle muchísimo físicamente, le estaba ganando poco a poco con pequeños detalles como ese.

—Me estás cortejando sin darte cuenta, Mat Solberg. Y eso es peligroso para los dos si me acabo enamorando de ti.

En ese momento se dio cuenta de que Mat se había olvidado algunos de los flyers encima de la mesa. Pensó que quizá aún le daba tiempo a alcanzarle, así que los agarró y salió rápidamente a la calle.
Cuando salió, miró hacia los lados buscando al rubio y le vio en la otra acera... dándole su desayuno al vagabundo que dormía en la casa abandonada de enfrente, y a su perro.

Adán estaba felizmente sorprendido. Sentía una agradable sensación en el pecho.

<Dios, este chico me mata.>

El hombre le dedicaba una gran sonrisa a Mat y hablaba con él como si le conociera desde hacía tiempo. Unos minutos después, el rubio se despedía del hombre y acariciaba al perro antes de irse.

Sintiendo una gran curiosidad, Adán se acercó al vagabundo.

—Buenos días.

—Buenos días. ¿Qué puedo hacer por usted? —preguntó el hombre.

—El chico rubio que le ha dado esos bocadillos hace un momento, ¿le conoce desde hace mucho?

—Desde que vivía en ese lupanar llamado 'Hostal arcoiris' viene todas las mañanas a darme comida, a mí y a mi perro. Me alegro de que ya no viva ahí. En ese sitio vive buena gente, pero los que visitan el lugar no son tan buenos. Un chico como ese puede acabar muy mal en un lugar así, es demasiado ingenuo. Pero, ¿por qué pregunta? Porque no me creo que haya hecho nada malo.

—En absoluto. Todo lo contrario. Gracias.

Adán cruzó la calle hasta su casa, y cuando entró, cogió su teléfono y marcó el número de su psiquiatra.

—Hola, Dora. Sé que no tengo sesión hasta dentro de seis días pero, ¿tienes un hueco hoy? Necesito hablar contigo sobre algo que me está pasando... ¿Que qué me pasa?... creo que me estoy enamorando.

**********

Markku y Gabriel ya habían llegado al hospital para que Gabriel recibiera la segunda dosis de su tratamiento. Durante el camino, Markku había decidido "entretener" a su chico de la misma manera que lo hizo la vez anterior; bajando su cremallera y dejándole entretenerse con su pene todo el rato que quisiera. Había vuelto a funcionar. Gabriel le toqueteó, chupó y lamió cuanto quiso y el gesto de tristeza y enfado en su rostro fue sustituido por una enorme sonrisa.

Además, Markku tuvo tiempo de darle una corta pero intensa "recompensa" a Gabriel en el baño antes de que la enfermera llegara para ponerle la medicación. Por suerte era la misma enfermera de la vez anterior, y cuando los vio salir del baño con cara de satisfacción, tan sólo negó con la cabeza mientras sonreía y le indicaba al castaño que se acostara.

               ***********

—Filemamanía —dictaminó la psiquiatra después de que Adán le contara todo lo referente a Mat, incluida la escena del baño.

Adán entrecerró los ojos.

—¿Disculpa?

La mujer sonrió.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora