Capítulo 75 (2ª parte)

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                        🌮🌶🌮🌶

Un par de horas después, Dasken veía 'La dolce vita' sentado en el sofá y Jorge dormitaba con la cabeza apoyada en su hombro.

Aprovechando que tenía los ojos cerrados, Dasken observó a Jorge unos minutos con tranquilidad. Era raro verle tan callado y tranquilo, y mucho más raro verle sin una sonrisa. Pero esa imagen del rostro sereno del de gafas, hacía que algo diera saltitos en su estómago... No sabía lo que era, pero cada nuevo aspecto que descubría de Jorge le gustaba, y le encantaba esa "relación" que tenían. No necesitaban ser pareja para estar bien. La verdad era que, así, siendo "follamigos 2.0", estaban felices y no había necesidad de darle otro nombre. Lo que había entre ellos, era mejor que cualquiera de las dos relaciones que había tenido, y por supuesto, el sexo era mejor con Jorge que con cualquiera de los hombres con los que había tenido relaciones sexuales.

Jorge hizo una especie de ronquidito y Dasken sonrió. Jorge decía que no roncaba, pero la verdad era que sí; roncaba. Por mucho que al castaño le molestara la idea, la verdad era esa, y Dasken se había acostumbrado a ese ronquidito y no sólo no le molestaba, si no que le tranquilizaba, porque ese sonido era sinónimo de que Jorge dormía a su lado. Y, ¿por qué le importaba -y le gustaba- tanto que Jorge durmiera a su lado?...

<Buena pregunta...> —pensó Dasken—. <Porque Jorge es la persona en la que más confío actualmente, a parte de mi hermano, y tenerle cerca me tranquiliza. Nada más> —mientras pensaba eso, y sin darse cuenta, Dasken subió las gafas de Jorge hasta su lugar, que habían resbalado hasta la punta de su nariz mientras dormía, y al bajar la mano después de ese gesto, aprovechó y acarició el rostro dormido.

Jorge despertó al notar algo tocando su cara.

—¿Mm? ¿Qué pasa?

—Eh, no te duermas —dijo Dasken intentando simular que le había tocado la cara para despertarle—. ¿No estábamos viendo la película?

—Mm, yo ya la he visto —contestó Jorge, volviendo a cerrar los ojos.

En ese momento se escuchó el ladrido del perro de los vecinos y eso hizo que Dasken se acordara de Nena.

—Por cierto, ¿la perrita está otra vez en casa de tus padres?

—Sí... Al final acabará quedándose a vivir con mi familia, porque pasa más tiempo allí que aquí.

—Chicos.

La voz de Mat hizo que Jorge abriera los ojos y se incorporara en el sofá.

—¿Pasa algo? —preguntó el de gafas, preocupado. Pero al ver a Adán al lado de Mat, aparentemente tranquilo, se relajó.

—No pasa nada. Es sólo que nos vamos a casa de mi hermano y Gabriel. Ya les hemos avisado de que vamos para allá  —Mat se echó al hombro una bolsa de viaje que Jorge supuso llevaría la ropa de ambos.

—Oh, vale.

—Mañana nos veremos allí para la fiesta de cumpleaños de Dasken, ¿verdad? —preguntó Mat mientras revisaba algo en su teléfono.

Jorge miró a Dasken con una ceja levantada.

—¿Mañana es tu cumpleaños?

Dasken arrugó el entrecejo y se rascó el mentón.

—Te lo dije la semana pasada. Cuando te invité a mi fiesta de cumpleaños, en casa de mi hermano.

—Oh, ¿en serio? —Jorge miró a Dasken con la cabeza ladeada—. Pues, se me ha olvidado por completo.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora