Capítulo 33: Sexo, mentiras y corazones rotos. (1ª Parte)

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Al final he decidido publicar el capítulo en dos partes, espero que os guste. 😆

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¿Qué puede llevar a una persona a herir los sentimientos de alguien a quien le importa? ¿Celos, envidia, venganza o simple maldad? Ser egoísta puede llevarte a hacer daño a quien es, probablemente, una de las pocas personas que te quieren de verdad y cuando te des cuenta de lo que has hecho, ya sea demasiado tarde y te hayas quedado solo.

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El viaje de regreso a España se hizo eterno, sobre todo para Gabriel. La no-discusión que tuvieron antes de subir al avión hizo que su miedo a volar se incrementara, aunque quizás lo que realmente se incrementara fuera su miedo en general, no sólo su miedo a volar.

La actitud de Markku se había vuelto fría de un momento a otro. Gabriel sabía que, cuando se trataba de su padre, Markku se cerraba herméticamente, pero esto rayaba el recelo. ¿Es que acaso aún no confiaba en él? ¿Por qué era tan reacio a abrirse? A penas le había contado como era su relación con su padre -lo poco que sabía era por Mat- excepto las poquísimas ocasiones en las que su estado anímico era tan bajo que hablaba para desahogarse, llegando a sentir después que quizás había hablado demasiado. Como el episodio en el que, después de hablar por teléfono, justo la mañana siguiente de hacerle el amor por primera vez, -y posiblemente última- como si supiera lo que había pasado, ese hombre le hizo dudar de su masculinidad rebajándole con términos despectivos. Después de eso, Gabriel estaba seguro de que volver a hacerle el amor a Markku era casi imposible. Tendría que hacerse a la idea de que nunca tendría el tipo de relación que quería. Siempre había querido tener una relación en la que su pareja le viera como un igual, en todos los sentidos. Que le gustara ser pasivo no significaba que no le gustara también ser activo. Quizá alguna vez se había sentido inseguro en ese aspecto, pero ahora tenía más claro que nunca que era versátil, muy versátil y quería que su pareja también lo fuera. Había llegado a creer que eso era posible con Markku. Después de hacerle el amor, Markku parecía tan feliz que realmente estaba convencido de que eran perfectos el uno para el otro, que ambos se complementaban en todo.
Pero a pesar de no ser así quería a ese hombre, sí, le quería aunque no tuviera ese tipo de relación que siempre había querido para él.

Gabriel miró a Markku que, con la cabeza agachada, leía las noticias en su teléfono.

-<. Definitivamente podré estar con él aunque no me permita demostrarle cuanto le quiero. Si tengo que ser pasivo, seré pasivo. Qué le voy a hacer.>

Por un momento miró por la ventanilla y recordó que estaba a unos diez kilómetros de altura, lo que hizo que le diera un escalofrío.
Markku notó que Gabriel temblaba y agarró su mano, pero sin mirarle. Gael le miró dándole una sonrisa de agradecimiento que Markku no vio. Con un suspiro, Gabriel cerró los ojos y pensó que cuando llegaran a casa, tenían que hablar.

-¿Estás bien? -preguntó Markku cuando notó que Gabriel apretaba con fuerza su mano.

-Sí, ¿por qué?

-Porque me estás apretando mucho la mano.

Gabriel la soltó enseguida.

-Lo siento, no me había dado cuenta.

-No me importa, pero ¿seguro que estás bien?

-Sí, tranquilo. Sólo quiero bajar de este cacharro con alas y llegar a casa.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora