Capítulo 86: Roto, otra vez.

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Hola, aquí estoy después de tantos meses, con miedo pero ilusionada por actualizar después de tanto tiempo. Con miedo porque sé que he perdido muchxs lectorxs, pero ilusionada porque espero vuestras opiniones de unos capítulos que me han hecho sentir una montaña rusa de emociones: rabia, risas (me he reído escribiendo algunos párrafos, y sé que eso es tan patético como reírme de mis propios chistes 😅), emoción, excitaci- 😳 Ehm... ¿por dónde iba? Ah, sí, también he sentido tristeza, porque he llegado a llorar mientras escribía y he tenido que parar y seguir en otro momento. Aunque he de admitir que me siento orgullosa de alguno de los capítulos, también admito que me dan vergüenza otros.

Desde septiembre hasta hace unas semanas no había vuelto a escribir, y cuando por fin he podido hacerlo, lo he hecho siempre que he tenido tiempo y aquí está el resultado. Como he dicho antes, tengo mucha ilusión por vuestras opiniones. Pero si no os gusta, por favor, no seáis muy durxs...

Por último, si veis errores ortográficos o algo tan absurdo como un 'le' donde debería ir un 'el', palabras repetidas, palabras que faltan o algo parecido, decídmelo, que aunque lo he repasado seguro que se me ha escapado algo. (Mi concentración no está bien del todo).

Por último, gracias a lxs  que seguís ahí y nos leemos al final del capítulo.

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Al día siguiente de la visita al centro comercial que tuvo como consecuencia una discusión de Markku con su madre y otra con Gabriel, Maya hizo las maletas para irse a un hotel con la intención de ver a su hijo mayor sólo en las ocasiones que él quisiera, pensando que así tendría más posibilidades de crear una relación sana madre-hijo. En un principio iba a marcharse por la mañana pero, Markku le pidió que se quedara hasta la cena porque su suegra quería conocerla. A ella no le importó, ya que la vez anterior en que la madre de Gabriel visitó la casa ella ni se enteró, debido a que ese día no salió de su habitación. No es que a Maya le hiciera mucha ilusión conocer a Sofía pero, se lo había pedido su hijo, así que no iba a negarse.

Esa noche, Gabriel recibió a su madre con un abrazo y después se la echó al hombro cuál saco de patatas y dio vueltas con ella. Sofía le pidió ayuda a Markku y este hizo parar a Gabriel y soltar a su madre, pero eso sí, entre risas. Cuando la mujer estuvo en el suelo, le dio a su hijo unos falsos azotes en el culo y Gabriel le dijo entre risas que tenía que recordar que ahora sólo su marido podía hacer eso, lo que causó que Sofía "persiguiera" a su hijo hasta la cocina llamándole deslenguado. Todo esto, fue observado por Maya desde el piso de arriba antes de subir al ascensor.

Cuando poco después Maya conoció a la madre de Gabriel, le pareció que era mucho más joven de cómo se la imaginaba. Sofía llevaba peinado su pelo castaño recogido en una cola de caballo y todavía llevaba el uniforme de su trabajo, que era un pijama de enfermera. Se la veía cansada, pero no le faltó la sonrisa en ningún momento que habló con su hijo o con Markku. Pero cuando hablaba con Maya, su gesto cambiaba a uno serio. Ambas mujeres mantuvieron la educación durante toda la cena, pero llegó un momento en el que Sofía decidió que iba a ser sincera y le dejó claro a Maya que si le hacía daño a su hijo o a Markku, la perseguiría y le daría caza.

Mat, que no había dicho ni una palabra en toda la cena, abrió mucho los ojos y se sintió levemente ofendido, después de todo Maya era su madre. Markku sonrió de manera orgullosa porque Sofía acababa de demostrar que él le importaba y Gabriel aguantó una risa porque su madre había usado las mismas palabras que le dijo a Markku al conocerse. Maya, por su parte, se mostró muy sorprendida por la reacción de la mujer y Sofía no tardó en aclarar que si era así de directa, era porque tanto Markku como su hijo había pasado por mucho este año y lo que menos necesitaban era una persona intentando hacerles daño. Maya dijo que no pensaba hacerles daño, cosa que hizo que Gabriel se aclarara la garganta, recordándole a Maya de manera silenciosa que en realidad ya lo había hecho, y Maya, sintiéndose aludida por la conversación que tuvo el día anterior con su hijo sobre el suicidio, se quedó callada el resto de la cena.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora