Capítulo 54: Sólo contigo.

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A veces podemos ser capaces de cualquier cosa, pero sólo si lo hacemos por alguien especial. Ese alguien con quién queremos pasar el resto de nuestras vidas y sin el cuál no podríamos seguir.

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Nada más abrir los ojos, a Adán le vino a la mente el recuerdo del cuerpo desnudo de Mat y se excitó. Sacudió la cabeza suavemente y miró el reloj. No recordaba haber podido dormir una noche entera sin tomar una pastilla desde... bueno, hacía tanto que no lo recordaba. Pero esa noche no había recordado tomarse la normalmente necesaria píldora y había dormido como un tronco; no se había despertado ni una sola vez durante toda la noche ni para ir al baño, motivo por el que despertó con la vejiga a punto de estallar, eso sí, a la hora de siempre, porque estaba tan acostumbrado a despertar siempre sobre la misma hora -sin importar si era lunes, miércoles o domingo-, que su cuerpo se ponía en marcha siempre más o menos en el mismo intervalo de tiempo; entre la seis y las siete de la mañana. Estuvo un rato remoloneando en la cama, dando vueltas a ver si por primera vez conseguía dormir hasta las diez por lo menos. Era domingo, no tenía trabajo y además quería rememorar los momentos vividos la noche anterior con Mat. Aunque sólo fueran unos toqueteos y masturbación mutua, para él había significado mucho, y esperaba que también lo hubiera sido para el rubio. Sabía que lo había disfrutado, desde luego, esa expresión de puro delirio no podía ser fingida, y mucho menos los potentes orgasmos. Recordar todo eso hizo que su pene se endureciera, metió su mano dentro su ropa interior y acarició su glande con el dedo índice repartiendo la humedad.

-<Daría lo que fuera porque en lugar de mi dedo fuera la lengua de Mat> -Adán hizo hincapié en el frenillo justo debajo del glande y gimió-. <Pero aún hace falta algo de tiempo para eso, y cuando lo haga llevaré puesto el condón y no será lo mismo> -lamió su mano para luego rodear su erección con ella y comenzar a subir y bajar, dándose placer mientras seguía pensando en Mat-. <Sé que estoy sano, porque no he tenido sexo con nadie desde que me hice la última prueba> -Adán aceleró el movimiento de su mano derecha subiendo y bajando la piel de su polla, mientras juguetea con su glande con los dedos de su mano izquierda-. ¡Mm! Sí... -gimió en un susurro para evitar ser escuchado desde fuera-. <Tener sexo sin protección es algo que no hago desde hace ocho años. Prácticamente no recuerdo cómo es, pero sé que me encantaría que cuando esté dentro de Mat, no hubieran barreras> -al imaginarse la situación no puede evitar correrse, y para prevenir soltar un gemido demasiado alto se muerde el labio inferior-. <Pero para eso> -pensó mientras llevaba su mano manchada hasta la boca y la lamió-, <primero tengo que tener paciencia y segundo tengo que saber si Mat también está limpio.>

Adán miró la hora de nuevo; las siete y media. Aún era muy temprano. Si quería trabajar tendría que hacerlo en la sala de estar que era donde tenía el ordenador, la impresora y el resto de las cosas que necesitaba y podía despertar a Mat, pero ¿qué podía hacer aparte de trabajar? ...Adán sonrió.

-Gimnasio. <Hace semanas que no voy y estoy seguro de que me vendrá bien gastar energía, estar cansado y así no estaré pensando en poner a Mat sobre la mesa y follármelo como si no hubiera un mañana. He conseguido avanzar con él y no quisiera estropearlo por no meterla en caliente desde hace semanas...> Vamos, Adán -susurró-, <sé sincero contigo mismo que nadie te oye. Hace meses que el único sexo que tienes son las sesiones de onanismo en la ducha o en la cama antes de dormir>... Sí, ir al gimnasio me vendrá bien.

Veinte minutos después, Adán miraba dormir a Mat unos segundos antes de salir hacia el gimnasio, vestido con su ropa de deporte.

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Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora