Capítulo 65: Colapso.

5.1K 277 260
                                    

Sin lille, Gael ⬆⬆⬆ 😊

Mi hermoso Markku ⬇⬇⬇ 😍

A veces estamos tan mal nosotros mismos que no nos damos cuenta de que hay alguien cerca que necesita nuestra ayuda de manera urgente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


A veces estamos tan mal nosotros mismos que no nos damos cuenta de que hay alguien cerca que necesita nuestra ayuda de manera urgente. No podemos cerrar los ojos a nuestras personas importantes, o cuando nos percatemos, quizá ya sea demasiado tarde y los lamentos y los "si yo hubiera" no sirven para nada.

                         **********

Después del comportamiento de Markku la noche anterior, Gabriel estaba enfadado y decepcionado, pero sobre todo estaba preocupado. Markku nunca le había tratado así, y por supuesto nunca le había mirado así. Por primera vez desde que estaban juntos había sentido respeto hacia él, pero no el tipo de respeto que se gana con el tiempo y las acciones  -ese respeto ya lo sentía por su pareja desde hacía mucho-,  si no ese tipo de respeto que se tiene hacia las personas que se imponen aprovechando tu debilidad. Gabriel no pensó jamás que se sentiría así por culpa de Markku y eso le había desconcertado.

Cuando Gabriel se quedó dormido por "orden" de Markku tenía la esperanza de que al despertar Mat ya hubiera regresado, pero al comprobar que no era así tan sólo pudo darle vueltas a la cabeza pensando en dónde habría estado toda la noche o dónde estaría en ese momento. Se le ocurrió llamar a Adán, aunque no estaba muy seguro de que su cuñado hubiera tenido los bemoles para ir a verle. Fue una suerte que estuviera equivocado. Y también fue una suerte que Adán se ocupara de que Mat volviera a casa sano y salvo.

En cuanto terminó la llamada con Adán, Markku se quedó sentado junto a Gabriel sin decir una palabra. Sabía que estaba enfadado y no quería forzar la situación, pero no tenía muy claro cuál era el motivo de ese enfado tan grande que había hecho que Gael no le dirigiera la palabra desde que había despertado.

                                *

Y veinte minutos después seguían igual; sentados en el sofá y sin hablarse.

Gabriel repiqueteaba con los dedos en el reposa-brazos del sofá mientras Markku tenía la cabeza apoyada en el respaldo con los ojos cerrados.

—¿Por qué estamos esperándole aquí?

La pregunta de Markku hizo que Gabriel dejara de tamborilear con los dedos y le mirara con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados.

—¿Quién eres tú y qué has hecho con mi novio?

Markku abrió los ojos y levantó la cabeza para mirar a Gael, con gesto confundido.

—¿Qué?

—El hombre del que me enamoré estaría preocupado por su hermano y jamás me habría hablado de la forma en que lo hizo hace unas horas, haciéndome sentir como un niño enfermo  —el propósito de no hablar a su pareja se había ido al garete—.  No puedo creer que me ordenaras irme a la cama de esa manera.

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora