28- Viejos tiempos

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Los pequeños y sutiles comentarios a mitad de la fiesta le hacían querer irse inmediatamente, pero mientras Kuro siguiera metido en su papel de caballero agitando el globo en forma de espada contra South intentando rescatar a Ima y Rinnie (quienes más que fingir estar asustadas, parecían disfrutar el estar sobre los hombros del más alto), ellos no se iban a mover ni un metro hacia su hogar.

—¿Y... Cómo va el trabajo?— Preguntó Kakucho a su amiga —¿Has visto algún lugar bonito?

______ asintió, hablándoles de los bonitos paisajes nevados que había tenido oportunidad de observar en su última semana.

—Tienes una novia interesante y bonita ¿Eh?— Animó Shion —¿Segura que eres la misma niña penosa que iba detrás de Izana con un botiquín de primeros auxilios?

Mochi coincidió con la observación.
—Ni siquiera pareces la misma persona que me ayudó a sacarme las puntadas
Se tocó inconscientemente el labio, repasando la cicatriz de adolescencia que permanecía dibujada en su cara.

—Dejen de hacerle mosca, es la misma persona
Dijo Izana fastidiandose de los halagos, pasándole el brazo por los hombros como si quisiera tenerla para sí mismo de manera exclusiva.

—Si, pero con el cuerpo de una mami madura
Se río Ran por lo bajo, compartiendo la broma con su hermano, quién le dió la razón acomodándose los anteojos.

Izana no pareció muy contento con lo dicho, desviando la atención por medio segundo al pecho de _______ mientras hablaba con Kakucho con las mejillas sonrojadas.

—Es tarde y mañana debemos ir al restaurante— Anunció poniéndose en pie —¡Kuro! Nos vamos

La muchacha lo siguió también, observando la negativa de su hijo mientras corría en la dirección contraria.

—¡Quiero quedarme!
Dijo el niño blandiendo la espada con una enorme sonrisa.
Realmente era extraño ver tanta energía emanando de él, así que le tocó el corazón a su mamá.

—Lo está disfrutando, quedemonos otro poco
Le pidió con ojos esperanzados mientras le tomaba del brazo

—Pasas todo el tiempo desvelandote, también tú necesitas descansar.
Mencionó amable pero autoritariamente el moreno

—Nosotros nos quedamos hasta que la princesa consiga quedarse dormida— Dijo Shinichiro señalando al jardín donde su hija usaba a su hermano como caballito para separarse de los otros —Puede quedarse a dormir con nosotros. Shinji puede hacerle espacio en su cuarto

La pareja se miró, dudando de si aquello era una buena idea pero terminaron por aceptar en cuanto le plantearon la idea al pequeño y este se emocionó tanto que olvidó su papel de caballero y comenzó a gritar con alegría.

Ambos lo miraron hablar emocionado con sus primos sobre quedarse despiertos hasta tarde y jugar en casa.
La convivencia familiar no se les daba bien a ellos, pero su hijo parecía llevar bastante bien el pasar tiempo con otras personas.

No tendrían a su bebé una noche, pero podrían pasar por el temprano para llevarlo de vuelta a casa.
Además, tenían el departamento para ellos solos... No sonaba relativamente mal.

—Hace mucho que los niños no están juntos, se están divirtiendo
Mencionó la esposa de Shinichiro con entusiasmo, mirando a sus dos hijos juguetear por el jardín.

Izana se rascó la nuca, realmente se había convertido en una mamá gallina y pensar en dejar a su hijo de cuatro años durmiendo fuera de casa no le agradaba.
Sin embargo, eran sus primos y Shinichiro... ¿Qué podía salir mal?

—¿Puedes llamarme mañana cuando se despierten para pasar por él? No quiero ser una molestia
Preguntó.
El pelinegro asintió, restándole importancia y dejándolos marchar sin inconveniente alguno.

Un hijo para IzanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora